Your browser doesn’t support HTML5 audio

Aunque el país cerró el primer trimestre de 2025 con un sólido superávit fiscal y avances en reformas estructurales, no logró cumplir con la meta establecida para las reservas del Banco Central. Para comprender este escenario en su complejidad, es útil conocer cómo funciona forex, ya que el comportamiento del tipo de cambio impacta directamente en la acumulación de reservas y en la confianza internacional.

Después de firmar en abril un acuerdo de Facilidades Extendidas por USD 20 000 millones, la primera revisión trimestral mostró un desequilibrio: si bien el superávit primario se ubicó en torno al 1,6 % del PIB, las reservas netas quedaron entre USD 4 000 y 4 700 millones por debajo del objetivo. Para afrontar vencimientos por USD 4 300 millones, el Gobierno utilizó reservas, ampliando la brecha. Esto puso al Ejecutivo frente a la disyuntiva de solicitar formalmente una exención (o “waiver”) por incumplimiento de meta, una herramienta prevista en los acuerdos del FMI.

La delegación argentina, encabezada por el secretario de Finanzas y el viceministro de Economía, elevó ese pedido ante la entidad en Washington, mientras en Buenos Aires una misión técnica completaba la revisión. No es la primera vez que Argentina recurre a esta figura: en 2022, 2023 y 2024 ya se habían salvado sanciones mediante exenciones aprobadas por avances en áreas como el superávit, las reformas y el régimen cambiario. En esta ocasión, el Gobierno argumenta que el recorte de subsidios, la disciplina fiscal y la adopción de una banda cambiaria flotante respaldan la solicitud.

La política monetaria del BCRA, con tipo de cambio flexible y sin intervenciones, provocó volatilidad, con el peso fluctuando entre 1 000 y 1 400 por dólar. Sin embargo, también demostró una nueva capacidad de respuesta a tensiones externas. Ese balance técnico, según analistas, justifica una mirada favorable del FMI.

El proceso de aprobación recae en el Directorio Ejecutivo del FMI. Las autoridades argentinas buscan que la decisión llegue antes del receso de julio para habilitar un desembolso de USD 2 000 millones, reforzar reservas y fortalecer las finanzas del Banco Central antes de las elecciones legislativas. No obstante, hay señales de que la revisión podría extenderse hasta agosto o septiembre, amenazando ese cronograma.

Ese monto no sólo alivianaría la presión sobre el BCRA, sino que permitiría contar con margen ante posibles shocks externos. Además, se espera que el FMI reelabore las metas de reservas para los trimestres siguientes. Varios economistas consideran que los objetivos actuales son excesivos dada la nueva estructura cambiaria, y ajustar el techo al alza o a la baja favorece la sostenibilidad del programa.

En el plano político, el Gobierno exhibe predisposición a continuar con reformas, destacándose por recortes en subsidios, orden fiscal y apertura del mercado cambiario. El FMI ha valorado esos avances, pero la combinación entre déficit de reservas y presión cambiaria agrega complejidad al ambiente electoral. Un eventual rechazo al waiver podría incrementar la ansiedad de los mercados, agravar la depreciación y elevar la demanda de instrumentos de refugio.

Los datos del Banco Central indican que las reservas brutas rondan los USD 41 700 millones, lejos de los USD 68 000 millones sugeridos por consultoras. Sin embargo, analistas descartan que sea necesario alcanzar esa cifra en un régimen flexible de bandas, siempre y cuando el Fondo reconozca la nueva calibración de riesgo.

El programa con el FMI se apoya en dos pilares: el cumplimiento fiscal y una política monetaria que genere credibilidad. En este contexto, la decisión del organismo sobre la petición de exención adquirirá protagonismo: de ser favorable, permitirá consolidar la estrategia económica y evitaría tensiones bruscas en el mercado cambiario; de no serlo, podría complicar el escenario y poner en jaque parte de los avances logrados.

Mientras tanto, el Ejecutivo continúa intensificando gestiones técnicas y diplomáticas. Sabe que el resultado dependerá no sólo de criterios técnicos, sino también de la capacidad de sincronizar tiempos políticos y financieros. En esa encrucijada, la exención es mucho más que un simple trámite: representa una señal de confianza en la sostenibilidad del acuerdo y en la estrategia económica del país.

Con la mirada puesta en los próximos meses, Argentina transita una etapa decisiva: consolidar un esquema de gobernanza fiscal y monetaria, acumulación razonable de reservas y un flujo de financiamiento externo que permita equilibrar shocks inesperados. El futuro inmediato del acuerdo dependerá, en buena medida, de la respuesta que dé el FMI ante la solicitud de exención.

Leé más notas de La Opinión Austral

Ver comentarios