Your browser doesn’t support HTML5 audio
En una jornada marcada por la incertidumbre económica a nivel global, el precio del oro, tradicionalmente considerado un activo refugio, experimentó una caída. Merma que se produce tras haber alcanzado en la madrugada del lunes un nuevo máximo histórico que rozó los 3.246 dólares por onza.
Hacia el cierre de los mercados, el metal precioso, cotizaba en 3.226 dólares, en el mercado de Futuros, alejándose de ese valor récord, pero se estima que volverá recuperar su empuje alcístico.
De hecho, el oro ha estado en la mira de los inversores debido a la creciente tensión en el ámbito comercial y geopolítico internacional. Esto llevó a una revalorización constante del metal en las últimas semanas.
En el transcurso del último mes, el oro ha marcado sucesivos máximos, impulsado por la escalada de las tensiones arancelarias y un aumento en la demanda estructural, que se espera continúe en el futuro. En lo que va del año, ya subió 22%, indicador claro de su creciente atractivo en este contexto global incierto.


Proyecciones positivas
No obstante, a pesar del retroceso en los precios observado en la primer jornada bursatil, este lunes también se conocieron dos informes que anticipan un futuro prometedor para el oro. Instituciones financieras de renombre, como Goldman Sachs y UBS, coincidieron en que la demanda por el metal precioso se mantendrá firme como una cobertura contra la recesión y los riesgos geopolíticos. Y ambas entidades rectificaron, al alza, sus expectativas de precios tanto para lo que queda del 2025 como para el 2026.
Los analistas de Goldman Sachs ajustaron sus proyecciones, afirmando que el oro podría alcanzar los 3.700 dólares por onza para finales de este año, con expectativas de que se eleve a 4.000 dólares a mediados de 2026.
Por su parte, UBS elevó su pronóstico a 3.500 dólares para diciembre de 2025, en un contexto donde ambos bancos han emitido mejoras de perspectiva desde marzo, reflejando un consenso alcista en torno al lingote dorado en un entorno de creciente incertidumbre.
Los informes de Goldman Sachs indican que las compras de oro por parte del sector oficial podrían promediar alrededor de 80 toneladas mensuales en 2025, un incremento respecto a la estimación previa de 70 toneladas. También advierte que el aumento de los riesgos de recesión probablemente impulsará las entradas de capital en fondos cotizados en bolsa (ETF) respaldados por oro.
“Los flujos recientes han sorprendido al alza, lo que refleja la renovada demanda de los inversores en busca de cobertura contra el riesgo de recesión y la caída de los precios de activos de riesgo”, afirmaron los analistas, quienes ahora estiman una probabilidad del 45% de que se produzca una recesión en el futuro cercano.
Refugio
Para UBS, la demanda de oro seguirá subiendo por parte de diversos segmentos del mercado, incluidos bancos centrales y gestores de activos a largo plazo. Es que la entidad señala que a medida que las dinámicas del comercio mundial y el contexto geopolítico continúan evolucionando, “la necesidad de invertir en activos refugio se hace más evidente“. Sin embargo, el estratega de UBS, Joni Teves, observa que aún existe margen para una mayor exposición al oro.
Teves también señaló, según publica Investing.com, que la relación entre las posiciones en oro y el total de activos de los fondos tiene el potencial de superar los niveles alcanzados en 2020, aunque es poco probable que alcance el pico de 2012-2013.
Por último, las condiciones de liquidez más restrictivas, en parte debido al limitado crecimiento de la oferta minera y las grandes cantidades de oro vinculadas a las reservas de los bancos centrales y a las tenencias de ETF, podrían contribuir a exagerar los movimientos de precios en el futuro cercano. En un entorno de creciente incertidumbre y volatilidad, el oro sigue siendo un activo atractivo y una opción viable para aquellos inversores que buscan resguardar su capital.
Leé más notas de Irene Stur
Compartir esta noticia
Dejanos tu comentario