*Por Sabrina Pont

Durante sus dos primeras semanas en el Gobierno de Javier Milei y al frente de la Secretaría de Minería, Luis Lucero se reunió con referentes de las empresas del sector, armó un listado de posibles colaboradores y se preparó para apagar incendios, que en rigor tenían que ver con la demora en nombrarlo para reemplazar a Flavia Royón, quien renunció al cargo el 10 de febrero como un coletazo del fracaso de la Ley de Ómnibus.

A la tercera semana, ya finalmente con la confirmación de su nombramiento impresa en el Boletín Oficial, Lucero sí con celeridad nombró a Carlos Cuburu como subsecretario de Política Minera y a Julio Bruna Novillo como nuevo presidente del Servicio Geológico Minero Argentino (SEGEMAR), e implementó una medida para destrabar las importaciones de equipamiento e insumos para los yacimientos y los proyectos mineros.

Luis Lucero, secretario de Minería de la Nación.

Certificados mineros

Con la resolución 6, el nuevo secretario autorizó a que se amplíe la nómina de funcionarios de su cartera con competencia para firmar las autorizaciones que permiten que un proyecto pueda importar bienes de capital, repuestos e insumos sin el pago de los aranceles, tal como lo habilita la Ley 24.196 de Inversiones Mineras. Esos permisos, que en la jerga se conocen como los certificados mineros, estaban frenados porque no había ninguna persona asignada para hacer ese trabajo, lo que ya ocasionaba serias demoras en las operaciones.

Antes de la resolución 6 publicada este martes, sólo podían firmar los certificados mineros los funcionarios a cargo de la Subsecretaría de Desarrollo Minero, la Dirección Nacional de Inversiones Mineras o la Dirección de Fiscalización de Inversiones Mineras.

Ahora, la medida habilita a que “las autorizaciones de importación, desafectación o transferencia” se agilicen a través de los funcionarios a cargo de la Subsecretaría de Desarrollo Minero, la Dirección Nacional de Inversiones Mineras, la Dirección de Inversiones Mineras y por la Dirección de Análisis y Desarrollo de Proyectos de Inversión Minera”.

De lo que se viene, mucho no depende únicamente de Lucero. Dos realidades muy disímiles se deben atender -o tres si contamos al sector del litio-, que también tiene desafíos específicos.

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Escenario

Por un lado, los yacimientos de oro y plata, que hoy son los que contribuyen en mayor medida a las exportaciones mineras, están en una etapa madura y cada vez cuentan con menos recursos. En este tema, Lucero acordó con la Cámara Argentina de Empresas Mineras (CAEM) la presentación de propuestas para impulsar un programa efectivo de exploraciones.

Por otro lado, el cobre. Si bien el país cuenta con proyectos en carpeta que están muy avanzados en cuanto a su evaluación técnica y económica, no logra dejar de ser potencial en vez de una realidad.

Para las inversiones nuevas, también probablemente para las ampliaciones sobre todo en los casos de las plantas de litio y las que ya están en construcción, el sector está atento a lo que pueda quedar del Régimen de incentivo para grandes inversiones (RIGI), que se incluye en el texto de la nueva ley de bases que se discute en el Congreso.

Lo interesante es que en cualquier caso hay una necesidad en común para el desarrollo de cualquier proyecto productivo, que requiera de inversiones millonarias e involucre minerales, que es a esta altura innegociable: la posibilidad para las empresas de contar con disponibilidad libre de las divisas para el pago de obligaciones y de dividendos.

Santa Cruz requiere del avance de nuevas inversiones. El sector ve con expectativas que se apruebe el RIGI.

En cada fase del proceso minero, para poder avanzar y concretar etapas, es fundamental reducir los riesgos y la incertidumbre. Llegar a definir un proyecto minero demanda décadas de trabajo exhaustivo, que conllevan inversiones de riesgo muy grandes.

La ya mencionada Ley de Inversiones Mineros, por caso, logró dar impulso a muchos proyectos que hoy son minas en producción, pero luego con la aplicación de retenciones a la exportación la norma no fue cumplida. No obstante, esa ley no determina esta cuestión de tener libre disponibilidad de divisas básicamente porque cuando fue redactada no existía tal preocupación.

¿Ahora alcanza con levantar el cepo cambiario? Ante esta pregunta, los mineros acuerdan: va más allá del cepo, se trata de tener en claro que la situación que se da en determinado momento no se va a modificar. Pareciera que para que se dé ese escenario más que una ley de bases es preciso que se despeje el panorama político enrarecido con la falta de consensos.

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