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Tras más de un año de intenso trabajo, el espacio dedicado a conservar y exhibir objetos de la corbeta Swift tuvo su reapertura el viernes. El referente de la Fundación TyPA, Américo Castilla, destacó que “es uno de los museos más lindos del país” y que “es extraordinario lo que se ha logrado”.
El pasado viernes tuvo su reapertura el Museo Mario
Brozoski en Puerto Deseado, luego de más de un año y medio de trabajo entre la
Fundación Banco Santa Cruz, Fundación TyPA, la Secretaría de Cultura del
Gobierno Provincial, expertos internacionales y vecinos deseadenses.
Hoy, al espacio cultural dedicado a conservar y exhibir objetos de la corbeta inglesa Swift, hundida en la ría de Deseado en 1770, también se le suma la novedosa actividad de vivir la experiencia del hallazgo en primera persona, como los jóvenes buceadores deseadenses en 1982.
El referente de la Fundación TyPA, Américo Castilla,
destacó que “es extraordinario lo que se ha logrado”, considerando que hubo
trabajo online de decenas de personas desde Buenos Aires, México y Estados
Unidos, además de referentes de Río Gallegos y la provincia.
“El resultado, no por esperado, deja de ser asombroso. Es
uno de los museos más lindos del país”, aseveró, y sostuvo: “No es demagogia,
es totalmente verdad, posiblemente no sea el más grande, pero creo en la
fortaleza de lo más pequeño”.
“Los grandes museos nacionales a veces es imposible hacer
que se vinculen con intimidad, persona a persona, con el contexto. Esto
realmente apela a la emoción y conocimiento, y me parece que el resultado es
extraordinario”, subrayó.
Puso en valor la colaboración del Municipio de Puerto
Deseado y de su intendente Néstor González, por la ayuda económica y con
personal municipal para diversas instalaciones.
“Estoy muy contento y nos vamos felices. Dejamos acá un
pedazo de nosotros, no es que nos alejamos, y espero que la gente se apropie de
este museo, también, como lo hicimos nosotros. Tienen que hacerlo vivir de
ahora en más”, dijo.
Asimismo, reconoció a Claudia Ferreto, ex coordinadora
del Museo Minnicelli, por su trabajo de producción en el día a día. “Decidimos
hasta de qué color iba en un zócalo, y de manera virtual. Y había que
corroborar que lo planeado era algo factible”, señaló.
Además valoró la realización del trabajo con éxito, pese a que “los presupuestos estallaron y comenzamos a trabajar en contra de nuestras propias finanzas. En este país sabemos que no es fácil, pero me parece que este tipo de proyectos puede darnos confianza para seguir adelante”.
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