Luis Alberto Borrero (74) es arqueólogo, doctor en Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires e investigador superior del CONICET en el Instituto Multidisciplinario de Historia y Ciencias Humanas. Por sus aportes al campo de la arqueología, ha sido reconocido como profesor emérito de la UBA, Doctor Honoris Causa de la UNPA y en 2021 fue elegido miembro de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos.
En su árbol genealógico se encuentran también otros grandes nombres, el de su papá José Salvador Borrero Rivera, exdirector de LU12 y de notable trayectoria en radio, y el de su abuelo José María Borrero, autor del libro “La Patagonia Trágica”.
De quien poco se conoce es de su hermana menor, Marta Ofelia, de quien, en el marco del Día de la Memoria por la Verdad y la Justicia, la Secretaría de DDHH de la Provincia anunció la inclusión de su nombre a la lista de desaparecidos y desaparecidas de Santa Cruz.
Por primera vez, Luis Alberto accedió a hablar sobre su hermana y confió en La Opinión Austral para hacerlo.

Tapa de LOA de este 10 de abril de 2022.
LOA: ¿Cómo se conforma su familia?
Luis Alberto Borrero: La línea de mi padre se inicia en España. Mi abuelo paterno José María Borrero llega a Argentina luego de estar recorriendo otros países de América del Sur, arriba a Río Gallegos con actividades como abogado y una pasión por el anarquismo que caracterizó toda su carrera. Es autor de un famoso libro, “La Patagonia Trágica”, que generó una revolución de ideas en sus tiempos y que aún hoy es debatido en distintos círculos.
Mi padre nació en Río Gallegos y desde muy joven trabajó en LU12, hizo toda su carrera en distintas emisoras de radio de Argentina. Finalmente cuando estaba trabajando en LU10 de Azul, la radio se hizo privada y la familia se asentó allí.
Mi mamá Ofelia Garay nació en Victoria, Entre Ríos. Su padre era subprefecto de puertos. Ella llegó a Río Gallegos, donde conoció a papá, cuando su padre fue trasladado.

Marta Borrero en 1967-68 en una cena de egresados en Azul y el monolito que incluye su nombre.
Nací en Río Gallegos y fui con mi familia deambulando por el país hasta Azul donde está constituida mi casa en este momento. Allí viví hasta los ocho años junto a mi hermana Marta, dos años menor que yo (NdR. Él nació en 1947 y ella en 1949).
Vivimos en la calle Zapiola, al lado de las instalaciones de La Opinión Austral, es un lugar que aún recuerdo y cada vez que voy a Río Gallegos, cuando paso por ahí creo reconocer lugares de mis actividades más infantiles y a la plaza.

José Salvador Borrero junto a Alberto Raúl Segovia en LU12. Foto: Archivo La Opinión Austral
La casa estaba al lado de la radio entonces mi papá iba y venía, pero no recuerdo haberlo escuchado por la radio. Papá hacía prácticamente toda la tarea desde el control hasta la locución y la redacción de algunos de los textos, inclusive escribió radionovelas de las que también participaba mi mamá.
¿Cómo era su relación con Marta?
LAB: Nos llevábamos muy bien, éramos bastante diferentes. Luego de terminar el secundario ella estudió Publicidad en la Universidad del Salvador, pensando en hacer una carrera quizás a lo largo de la línea de lo que hacía mi papá.
Fue muy destacada en esa actividad, le fue muy bien en los años que dedicó, pero poco a poco se fue distanciando del interés y en sus últimos años no trabajaba en ello.
Marta practicaba deportes y se destacaba especialmente en surf y karate
Siempre se interesó en apoyarme y a pesar de que ella era más joven que yo, como desde temprano había triunfado en el mundo de la publicidad contaba con mejores recursos. Me apoyaba muchísimo económicamente para que pudiera viajar y hacer cosas que cuando uno está estudiando siempre es difícil, por más que había apoyo familiar ella ayudaba muchísimo. Tengo montones de libros que me compró y que me dedicaba con un dibujo que hacía en la primera página, son lindos recuerdos.
Además, era una notable karateka y también surfer, siempre le interesó la actividad deportiva.
Se distanció de la publicidad porque empezó a tener una convicción política que la alejaba del concepto de la publicidad. Empezó a militar, nunca conocí el detalle, porque cuando hablábamos al respecto nunca me contaba en detalle, pero estaba en una posición absolutamente diferente a la que tenía cuando jovencita y decidió hacer la carrera de publicidad, ya no le interesaba eso.

Luis Alberto Borrero (74) junto al cuadro de un samurái pintado por su hermana Marta.
Tenía capacidades artísticas, pintaba y dibujaba muy bien. De hecho hay muchos cuadros que me ha pintado y dibujado múltiples veces. Cuando comienza a triunfar en la publicidad lo hace en los departamentos creativos, su aporte en principio venía del lado del dibujo aunque después también participaba en otras esferas.
Cuando ella se chocó, creo yo, con los otros aspectos de eso, no lo soportó. Abandonó y empezó a tener actividad política.
¿En qué época?
LAB: En los años 70. Ella desaparece en el verano de 1977 en Flores (NdR. Luis y Marta estaban viviendo en Buenos Aires y sus padres en Azul). Mi papá y yo en distintas formas hemos podido alcanzar a informarnos cómo ocurrió. Fue un encuentro con una persona que acababa de ser liberada, ahí paró un Ford Falcon y se los llevaron. Ese fue el ingreso de ella a la condición de desaparecida.
A mi mamá, la destruyó y mi papá aguantó como pudo
Después pude rastrear, por momentos con entusiasmo, luego eso decayó, era un ir y venir en cuanto a cuánto quería adentrarme en ese conocimiento. Nunca pudimos obtener información completa, sí parcial de que sus días terminaron rápidamente, pude hablar bastante con hermanos de personas que estaban con ella y se me ha dado esa información.
¿Pensó que eso podía llegar a pasar?
LAB: Tenía una idea de las cosas que estaban sucediendo y cuando ella ya no respondía y no aparecía, temí lo que terminó siendo el caso. Inmediatamente imaginé que es lo que había pasado.

Monolito en Río Gallegos que incluye el nombre de Marta. Foto: José Silva/La Opinión Austral
Con el paso de las décadas ¿Cómo fue percibiendo los cambios sociales?
LAB: Noté que siempre había una inquietud, una preocupación por parte de ciertos sectores de la sociedad, obviamente fue cambiando. La llegada de la democracia fue un cambio enorme, pero a lo que hace a mi familia, a mi mamá directamente la destruyó y mi papá lo aguantó cómo pudo. La circunstancia de la familia no mejoró nunca.

Marta Ofelia Borrero en una de las 16 placas del monolito inaugurado el 24 de marzo. Foto: Leandro Franco/La Opinión Austral
Era bueno ver que había casos que la gente tenía una posibilidad de cerrarlos de una manera mejor, ver que se juzgaban personas, pero lo que había pasado era irreparable y afectó enormemente a la familia.
¿Qué piensa sobre la inclusión de Marta a la nómina de Santa Cruz?
LAB: Siempre es lindo ver que la recuerden. En Buenos Aires su nombre figura en alguna baldosa como resultado del reconocimiento y recuerdo de sus compañeros de labor en la publicidad, esos recuerdos inevitablemente son lindos y además marcan algo: una búsqueda de una situación un poco mejor de aquella que generó tanta desgracia.
Vivimos tiempos que uno puede medir como difíciles de muchas maneras, pero en Argentina parece muy poco comparado con lo terrible que se ha vivido en aquella época. En algún sentido uno siente que las cosas están mejor, a pesar de las dificultades enormes que se presentan en todo sentido.
A través de sus palabras ¿Cómo le gustaría que conozcan a Marta?
LAB: Era una persona absolutamente decidida, estaba convencida de lo que estaba haciendo, iba adelante con todo lo que se proponía y así fue que llegó de esa manera hasta su final. Debe recordársela como una persona convencida y valiente.
Los grupos de amigos le decían “La Negra”, “Violeta” es un nombre de militancia, tienen significados distintos. Yo le decía Marta. Éramos realmente muy unidos, a pesar de pertenecer a mundos tan diferentes y de tener ella una edad inferior. Andábamos muy bien juntos, teníamos muchas ganas de hacer juntos viajes que nunca pudimos hacer.
A veces se pierde la noción de que esta parte de la historia se llevó la vida de personas ¿Le gustaría agregar algo más?
LAB: Es muy difícil, a través del tiempo, acarrear la verdadera sensibilidad de las cosas que ocurrieron entonces cuando pasan una o dos generaciones desde un hecho, ya se ven como en un libro, eso puede pasarle a mucha gente que puede tener alguna sensibilidad hacia algunos momentos históricamente complicados durante el siglo XIX por ejemplo en nuestro país o anteriores en otros lugares.
Marta tenía 27 años cuando fue secuestrada el 21 de enero de 1977 en Flores, Capital Federal
La distancia parece crear ciertas cicatrices, pero sería interesante que, de alguna manera, a través del análisis de los historiadores o de los filósofos quedara más en claro que no deben cicatrizarse, deben considerarse abiertos y útiles para que sean motivos para terminar con la estupidez humana que acecha cada esquina.
¿Considera que es necesario seguir investigando?
LAB: La investigación es inevitable y para mí, independientemente del resultado, uno debe aprender de los resultados tan negros de los hechos de los que estamos hablando. Uno debe tratar de avanzar de una manera que permita una situación mejor dentro de la especie.
Tenemos un ejemplo tras de otro de un comportamiento como especie casi monstruoso, no me refiero únicamente a las acciones conscientes sino a muchas de las inconscientes.
Todos los problemas que parecen señalarse en los medios a veces se refieren a cómo se va a mantener la especie humana o cómo va a mantenerse la tierra. La tierra va a mantenerse muy bien, no va a tener ningún problema, los del problema somos nosotros y muy grave, pareciera que no se hace nada con eso.
Y no estoy saliéndome del tema que llegó a la muerte de mi hermana Marta sino estoy hablando de una generalidad que incluye eso y otras cuestiones que son las realmente importantes que nos afectan como seres humanos.
José María Borrero, defensor de las huelgas obreras y autor de “La Patagonia Trágica”

José María Borrero creó y dirigió el semanario “La Verdad” y es autor de “La Patagonia Trágica”.
José María Borrero nació el 16 de noviembre de 1879 en San Sebastián, Guipúzcoa en España. De profesión abogado, se radicó en Río Gallegos en 1919.
El 21 de marzo de 1921 nació su hijo José Salvador Borrero Rivera, quien sería director de LU12 Radio Río Gallegos.
Borrero fue apoderado de La Anónima, de los Braun Menéndez, y paralelamente participó en la Federación Obrera local, en donde sobresalió por su capacidad para el debate y oratoria. Esto le valió la revocación del poder en dicha empresa.
Creó y dirigió el semanario “La Verdad”, desde donde defendió la lucha y las huelgas obreras y denunció el accionar del gobernador interino del Territorio Nacional de Santa Cruz, Edelmiro Correa Falcón, la Sociedad Rural y el frigorífico Swift. Fue detenido por Correa Falcón al menos en dos oportunidades.
En enero de 1921, mientras estaba preso, destruyeron su imprenta.
Un tiempo después de los fusilamientos, viajó a Buenos Aires, donde también ejerció el periodismo. Se afilió a la Unión Cívica Radical. Más tarde, asistió al ingeniero Maradona durante su gobernación en Santiago del Estero.
En 1928 publicó “La Patagonia Trágica”, un libro que da cuenta de acontecimientos y personajes vinculados con el exterminio de pueblos indígenas, esclavitud y asesinato de obreros. Falleció en Buenos Aires el 21 de enero de 1931.
(Información extraída del sitio web “La Patagonia Rebelde” del Grupo Memoria Rebelde con información de la investigación realizada por Osvaldo Bayer)
José Salvador Borrero Rivera, exdirector de LU12 AM680 “La Decana de la Patagonia”

El locutor Edmundo Omar Mouesca, José Salvador Borrero y el director artístico Herminio Devito. Foto: Archivo La Opinión Austral
Hijo de José María Borrero y Esperanza Rivera, José Salvador Borrero Rivera nació el 21 de marzo de 1921 en Río Gallegos, Santa Cruz. De niño sintió la vocación de escribir lo que plasmó en sus primeros poemas y algunas colaboraciones en el diario La Mañana.
Con la inauguración de LU12 Radio Río Gallegos, el 23 de marzo de 1938, encausó sus inquietudes y aprendió la técnica de redacción radiotelefónica. Paralelamente, ingresó como locutor. Así comenzó una larga etapa que habría de extenderse por 45 años a través de innumerables tareas, entre ellas, tuvo a su cargo el ciclo “Cartas Extraviadas” y la responsabilidad de dirigir el radioteatro “Juvenilia”.
Tras escalar posiciones fue designado en enero de 1946, por decisión del directorio de la Compañía de Broadcasting de la Patagonia, presidida por el Dr. Carlos Menéndez Behety, como director interino de “La Decana de la Patagonia”.
Al cabo de un año, el directorio convirtió el interinato en titularidad hasta 1954. Posteriormente, la misma responsabilidad le correspondió en emisoras de Corrientes, Paraná, Mar del Plata y, finalmente, Azul.
Durante su gestión en Radio Azul, la emisora de su dirección obtuvo en seis oportunidades el Premio Santa Clara de Asís, en dos el Premio San Gabriel y además cinco Premios Tilo de Plata de la Provincia de Buenos Aires y numerosas distinciones y galardones de distinto tipo.
Fue el primer directivo de radiodifusión de la Argentina en recibir en 1974 la Cruz de Plata y el Diploma de Honor Esquiú y en 1979, “Un abrazo de argentinos”, programa de su creación, obtuvo el Premio Santa Clara de Asís.
En cuanto a su vida personal, Borrero Rivera tuvo dos hijos: Luis Alberto y Marta Ofelia.
Participó en Congresos, Encuentros y Jornadas Radiofónicas, inclusive en el II Congreso Mundial de Radiodifusión de Río de Janeiro donde integró la delegación de la Asociación Interamericana de Radiodifusión. Asimismo, se destacó por brindar conferencias sobre comunicación, impresiones de viaje por el exterior, la Conquista del Desierto y temas de la historia patagónica.
(Información extraída del Cincuentenario de LU12)
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