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“En lo personal tengo mucha tristeza porque no solamente ha partido una figura importante en el mundo, sino también un amigo”, expresó el sacerdote Juan Carlos Molina, en comunicación con Radio LU12 AM680, ante la muerte del papa acaecida este lunes.
“Era alguien con el que teníamos una relación muy cercana, cotidiana, de trabajo”, comentó sobre el vínculo y añadió que “en este último tiempo, él estaba muy preocupado por el tema del odio, lo decía públicamente, estaba muy preocupado por el abandono hacia los más pobres. Hablábamos mucho sobre cómo había avanzado, nuevamente, el narcotráfico en la Argentina, cómo se había metido en todos los barrios haciendo estragos y qué hacíamos con todo esto”.


Recordó que el último encuentro con Francisco fue a fines de 2024 y apenas dos días antes de su fallecimiento, se comunicaron por última vez.
“En la última carta hablamos de un montón de cosas, algunas no las puedo contar, pero estaba esto de cuidarse mucho”, mencionó.
“Él estuvo siempre sospechando que la partida llegaba en cualquier momento. De hecho, no se esperó tantos años de pontificado. En las primeras charlas que tuvimos me decía: ‘Voy a estar 4 o 5 años‘, y se ve que el Dios de la vida lo hizo quedarse un tiempo más largo”, reflexionó.
“Hasta último momento estuvo consciente de que había llegado su momento de ir a la casa del padre, lo sabía. Tenía mucha conciencia de eso”, completó.
Consultado sobre el regreso a Argentina que no llegó a concretarse, Molina manifestó: “Él siempre dio la misma respuesta: ‘Cuando vea el momento para poder ir, voy a ir’, creo que más que no querer venir, no sé si lo hemos dejado venir, ¿hemos apaciguado las aguas, subsanado violencias y odios para que venga? Creo que no encontró el momento justo, no quería ser utilizado ni generar más odio, ni más broncas. Él sufría mucho todos estos desprecios, incluso todas las operaciones en su contra”.
Santa Marta
Molina se refirió también a la modesta forma de vivir de Francisco en Santa Marta. “Vivió muy austeramente“, señaló. El sumo pontífice se ocupaba, por ejemplo, de apagar todas las luces que no estuviera usando para cuidar el gasto energético.
“Tenía el gesto de lavarse las medias, era el papa que se lava las medias, el gesto de barrer su pieza, de limpiar su habitación, esos son gestos muy humanos”, valoró.
Era “profundamente humano”, lo que iba desde la llamada telefónica hasta la preocupación de que el otro tuviese el dinero para comprar los medicamentos de un familiar enfermo.
También “profundamente político, en su mesa tenía la geopolítica, guerras, divisiones, hambre y en todo estuvo metido. En este ajedrez de la vida, siempre siete piezas más adelante, sabía cómo mover las piezas de la política y no me refiero a la política partidaria” y acotó que “sabía esperar los tiempos y sabía dialogar“.
Por último, “profundamente religioso, volvió a poner en el centro de la iglesia algo que habíamos perdido un poco que es volver a centrar todo en Jesús, en el Jesús de los pobres”.
“Creo que son tres grandes características de Francisco en este tiempo que ha sido parte del caminar de la iglesia”, redondeó.
Políticas sociales
La senadora Alicia Kirchner fue ministra de Desarrollo Social mientras Jorge Bergoglio era arzobispo de Buenos Aires lo que los llevó a trabajar en conjunto. Tiempo en que “ya se encontraban y discutían políticas”.
“Francisco siempre fue un gran político de políticas sociales, organizó a los curas, le dio protagonismo a los curas villeros, estuvo metido en el medio de los pibes, en el medio de las villas, con lo cual Alicia también tuvo mucho que ver en ese acompañamiento mutuo“, recordó.
El vinculo entre Kirchner y Francisco continuó posteriormente mediante cartas que justamente hacía llegar Molina.
Sobre la cantidad de observaciones que están surgiendo sobre el papado de Francisco, reconoció: “Es parte de la ley de la vida, descubrir al otro cuando parte, de poder mirarlo, porque la muerte te frena, y uno descubre un montón de cosas nuevas”.
“Nunca frente a una partida, lo digo también cuando me toca acompañar como cura, de alguien al que queremos mucho la pregunta es ¿por qué Dios se lo llevó?, sino ¿para qué Dios se lo llevó? Creo que ante la partida de Francisco, es una gran pregunta, hay mucho legado en el medio“.
Cerrando, Molina sintetizó: “Podemos sintetizar el magisterio de Francisco con tres palabras: ‘Todos, todos, todos‘, ese fue su latiguillo este último tiempo. La iglesia es todos, todos, todos, el que cree y el que no cree. El que tiene una vida bien llevada y el que lleva la vida como puede, el que siente en su corazón que puede tiene que vivir de otra manera y con otra orientación, hasta el que está casado y tiene 19 hijos. Con todos, todos, todos”.
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