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Por Hugo Ferrer
La muerte del Papa Francisco generó en el mundo un impacto tremendo.
Hubo historias de fotos, anécdotas, llamados telefónicos, confesiones, milagros. De todo.
Lo que se contó o se supo de cómo era Jorge Bergoglio antes y después de ser Papa, fue ratificado por miles de personas en notas periodísticas, posteos diversos en las redes sociales y en mensajes personales.
Cada uno tuvo lugar para contar “El Papa y yo”, “Jorge Bergoglio y yo”, “El Papa y yo”, “Francisco y yo”. Muchos lo hicieron de manera estruendosa; otros, casi como al pasar. Y algunos, prefirieron el silencio.
Entre tantas historias, La Opinión Austral pudo conocer la conexión que existió entre Jorge Bergoglio y Alicia Kirchner, senadora y ex gobernadora de Santa Cruz.
Durante siete años tuvieron una relación y vínculo especial. Fue desde el 2006 al 2013, cuando Alicia Kirchner fue ministra de Desarrollo Social de los presidentes Néstor Kirchner (2006/2007) y Cristina Fernández de Kirchner (2007/ 2015). Mientras, Jorge Bergoglio era arzobispo de Buenos Aires (del 28/2/1998 al 13/3/2013).
Luego, cuando la actual senadora asumió como gobernadora de Santa Cruz, mantuvo el vínculo, pero los encuentros se desarrollaron en Roma.
Y hace horas, se conocieron detalles del último “mano a mano”. Fue en enero de este año cuando Alicia Kirchner fue a la residencia en Santa Marta. Fue un encuentro familiar y privado, no oficial, a raíz del vínculo personal que tenían.
La reunión duró casi una hora y pudieron hablar de todo. Así, recordaron la etapa en que ella como ministra y él como arzobispo tuvieron un trabajo silencioso, pero en conjunto por los más débiles.
Francisco armó la organización de curas villeros. Muchos trabajaron para poder generar emprendimientos y un trabajo digno. Tuvo el apoyo de Alicia Kirchner como ministra de desarrollo social. “Jorge siempre tuvo un costado social, solidario, siempre quiso estar con los más pobres. ¡Las veces que lavó de pies a los fieles en Semana Santa! Era su mayor felicidad. Él sabía que estaba sirviendo a Dios. Y ese mismo espíritu se lo llevó a Roma y lo derramó por el mundo”, reconoció la senadora a La Opinión Austral.
La despedida, el sueño de la visita a Santa Cruz y el regalo de la cruz
Después de la muerte, Alicia lo despidió con sencillas palabras: “Tuve la suerte de conocerlo, de visitarlo ya como Papa y de escribirnos. Marcó huella cristiana y lo seguirá haciendo , desde la misericordia y simplicidad de su vida. Cuándo nos despedimos hace muy poquito tiempo , sentí su inmensidad como nunca y ahora lo sé , sembró su vida y se la entregó al mundo . Vuela alto querido Papa. Gracias Señor por su existencia.”
En 2020 el Papa estuvo muy cerca de venir a la Argentina. Estaba previsto que hiciera la misa para el mundo el 1 de abril en Puerto San Julián, cuando se cumplían 500 años de la primera misa en América. La pandemia lo impidió.
Así, surgió la necesidad de hacerle llegar una carta y un recuerdo muy especial: una cruz artesanal con piedra patagónica.
La Cruz del Sur fue realizada por Celia “Chela” Sandoval, una artesana de la ciudad de Gobernador Gregores, que Alicia se la hizo llegar a Francisco en el marco del aniversario de la primera misa. Entre los detalles de la obra, se destacan los puntos que hacen alusión a las estrellas que conforman la cruz del sur.
Sin dudas, “hay mucha historia y sensibilidad social compartida”, reconoció la ex gobernadora, “siempre interesados en los que menos tienen.”
Tenían un vínculo cercano, de intercambio sobre la realidad social en los territorios.
En la visita oficial de Cristina Fernández de Kirchner a Francisco, días después de haber sido elegido Para, en marzo de 2013, le llevó de regalo un mate artesanal elaborado por Raquel Morales, que trabajaba en un emprendimiento social de la localidad de Moreno. Según Alicia, “Francisco valoraba mucho las herramientas que promueven desarrollo social y trabajo digno”.
El Papa y San Lorenzo
La sorpresa para la ex gobernadora fue cuando recibió una camiseta de San Lorenzo. Se la había mandado el Papa para su nieto. “Francisco se enteró y me hizo ese regalo.”
Mucho del intercambio de cartas entre los dos fue a través del padre Juan Carlos Molina. Fue el nexo para llevar y traerlas. Desde Río Gallegos y Buenos Aires a Roma y viceversa.
Del rosario a la respuesta de un mail
Durante el encuentro en enero, el Papa le entregó un rosario y obsequios de la casa pontificia. Hoy, Alicia Kirchner los tiene en su despacho en el Senado de la Nación.
Ella siguió atentamente la evolución del estado de salud del Santo Padre. Así fue como tuvo la necesidad de escribirle un mail hace unos días. El 18 de abril, días antes de su fallecimiento, recibió una respuesta: “Estimada Dra. Kirchner, le confirmo que el correo que usted ha enviado por medio del padre Juan Carlos fue entregado al Santo Padre, quien le agradece su cercanía y las oraciones que ofrece por su pronta recuperación. Por el momento, el Papa no puede enviarle una respuesta. Seguro de su comprensión en este tiempo de convalecencia, el Papa Francisco le asegura su oración y le envía su bendición, augurándole una feliz Pascua de Resurrección. Cordialmente, padre Juan Cruz Villalón.”
A días de su muerte y mientras el mundo sigue conmovido, Alicia Kirchner tiene presente la mirada tierna, el movimiento suave de sus manos, el tono de voz y las palabras justas, medidas.
En la sala de la biblioteca estuvieron frente a frente. El escritorio con regalos, una escultura, el reloj, papeles y lapiceras, la pequeña Biblia de Francisco, que llevaba a todos lados.
Al costado de su sillón, el bastón que lo acompañó hasta que no pudo caminar. En una de las paredes, la imagen de Todos los santos, entre tantos cuadros y libros.
En toda Santa Marta todavía se escucha la voz de Francisco. Y en el resto del mundo también.
Alicia todavía siente lo que fue el último apretón de manos y la mirada mutua a los ojos.
Francisco no se fue, está.
Eterno.
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