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El locro, el plato emblemático del Día del Trabajador, suele prepararse en cantidades generosas, especialmente durante reuniones familiares y comunitarias. Ante la posibilidad de que sobren porciones, resulta fundamental conocer las técnicas adecuadas para su almacenamiento en la heladera, asegurando así su inocuidad y la preservación de sus características organolépticas.
El primer paso para una correcta conservación radica en permitir que el locro se enfríe a temperatura ambiente antes de ser refrigerado. Introducir alimentos calientes directamente en la heladera puede elevar la temperatura interna del electrodoméstico, creando un ambiente propicio para la proliferación de microorganismos y comprometiendo la seguridad de otros alimentos almacenados. Un tiempo prudencial de enfriamiento, que puede oscilar entre una y dos horas dependiendo de la temperatura ambiente y la cantidad de locro, es esencial.
El siguiente paso requiere de recipientes herméticos. Estos contenedores desempeñan un papel fundamental al prevenir la contaminación cruzada con otros alimentos presentes en la heladera y al minimizar la absorción de olores extraños que puedan alterar el sabor del guiso. Se recomienda utilizar recipientes de vidrio o plástico limpios con tapas que cierren de forma segura.
La distribución del locro en porciones individuales o familiares, según la previsión de su consumo posterior, facilita su recalentamiento y evita la necesidad de exponer todo el volumen de alimento a cambios de temperatura repetidamente.
Al momento de guardar los recipientes en la heladera, es aconsejable ubicarlos en los estantes superiores o centrales, donde la temperatura tiende a ser más constante y fría. Evitar la puerta, que experimenta fluctuaciones de temperatura cada vez que se abre y cierra, puede prolongar la vida útil del locro.
La duración óptima de las sobras de locro en la heladera generalmente se sitúa entre tres y cuatro días. Es importante recordar que este lapso puede variar en función de diversos factores, como la temperatura de la heladera, la higiene durante la preparación y el almacenamiento, y la frescura de los ingredientes originales.
¿Cómo recalentar el locro?
Para identificar si el locro aún es apto para el consumo, es fundamental realizar una inspección visual y olfativa antes de recalentarlo. La presencia de moho, un cambio significativo en el color o un olor desagradable son indicadores claros de deterioro.
Al momento de recalentar el locro, se recomienda hacerlo de manera uniforme y a una temperatura que asegure la eliminación de posibles bacterias. El guiso puede calentarse en una olla a fuego lento, revolviendo ocasionalmente, o en el microondas, asegurándose de que alcance una temperatura interna segura.
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