El gobernador de Santa Cruz, Claudio Vidal, encabezó este miércoles la inauguración de la planta reguladora de gas en el paraje La Esperanza.
Durante el acto también estuvieron presentes la senadora nacional Natalia Gadano, el ministro de Gobierno, Nicolás Brizuela y el presidente de Distrigas SA, Marcelo de la Torre.
En La Esperanza, ubicada en un punto estratégico donde confluyen las rutas provinciales 2 y 5 con la nacional 40, reside una veintena de familias.
El Grupo La Opinión Austral realizó la cobertura del acto y dialogó con los vecinos, quienes compartieron sus expectativas y dificultades.
“Son muchos años, siempre decían que iban a poner gas, pero cuántos años pasaron ya…”, planteó Al respecto, Cristóbal Chipaila.

“Los inviernos son bravos, cuando nieva es peor porque una vez que cayó una nevazón no se fue más. Es bravo, hay que estar… Este invierno va a ser bravo, hace más de 10 años que no nieva, tampoco llueve. Pienso que este invierno va a ser peor que los otros”, sostuvo.
“Tenemos calefactores eléctricos, eso es lo único que te salva acá”.RAÚL VARGAS
Chipaila vive en el paraje desde hace una década. “Antes alquilaba una casa hasta que saqué el terreno acá e hice mi casita. Primero, empecé con una casa de chapa y después, lo renové, me obligaron para poner gas porque sino no podía hacerlo, era muy peligroso”, comentó.
Sobre la llegada del servicio, anheló: “Ojalá, pero hasta que no vea el gas corriendo…”.
“Que venga el gas estaría bueno”, reconoció Raúl Vargas, otro vecino del paraje.

Sobre el uso de las garrafas y la calefacción, explicó: “Estamos usando garrafas de 90 de 45 kilos, duran de tres meses a cuatro, cuidándola. La última que compre estaba a 60 mil, la tenemos para cocinar”.
“Como todavía no pagamos luz, tenemos calefactores eléctricos, eso es lo único que te salva acá y la leña, es indispensable“, afirmó.
En cuanto al servicio de energía eléctrica, indicó “viene de servicios públicos, la red pasa, tenemos luz porque estamos ‘colgados’, no queda otra porque si vas a reclamar no te traen, faltan postes, varias veces han pegado una vuelta, pero no vuelven”.
“En Esperanza hace más frío que en cualquier otro lado”.RAÚL VARGAS, VECINO
“El que tiene plata, tiene zeppelin, y ahí cargas dos veces al año, no sé a cuánto estará una carga, 500 mil pesos, un millón, vaya a saber”, acotó.
Vargas, que cuenta con el nicho desde enero, señaló que en cuanto a lo que implica la instalación domiciliaria: “Hay que ponerlo todo nuevo, es lo que están pidiendo. En materiales debemos tener 500-700 mil pesos, más 300 mil pesos de una estufa hornalla, más 250 mil que debe estar costando un calefactor. Si sumas todo eso, tenemos más de un millón de pesos de gastos, capaz que me quedo corto“.
Recordó que se mudó de la estancia al paraje en marzo de 2020, en pleno inicio de pandemia por Covid-19.
“Estuvimos unos siete meses encerrados, no podíamos salir. Hasta que empezaron a sacar los permisos, había que sacar permiso por el celular, no sabías manejar el celular, la policía no te daba bola. No venía nadie a vacunarte acá, era todo un tema”, recordó.
“Lo pasábamos frío porque teníamos poca leña, poco de todo, no teníamos nada”, acotó.

“En Esperanza hace más frío que en cualquier otro lado, siempre es así el clima, con viento, malo, frío. En verano o invierno, tenemos dos días buenos y el resto malo, pero uno se acostumbra”, manifestó.
Consultado sobre las expectativas en cuanto al desarrollo de la actividad hidrocarburífera, en cercanía al yacimiento Palermo Aike, comentó que “se espera que empiece a venir gente, se espera que hayan más fuentes de trabajo, se espera que van a entrar empresas, que van a lotear esto, que van a dar terreno, que supuestamente va a crecer”. Sin embargo, advirtió: “Los vecinos son todos grandes, nadie cree nada, pero hay que tener fe“.
“Ojalá que sea verdad y que tengamos gas”, cerró.
Por su parte, Gloria Curuguala coincidió en la dificultad económica que se presenta poder realizar la instalación. “No tenemos la posibilidad porque no nos alcanza la plata, no tenemos ayuda de ningún lado en el paraje así que por el momento no podemos instalar el gas”, manifestó.
“Nos arreglamos como podemos porque no hay de dónde sacar leña”.GLORIA CURUGUALA
“La situación está muy difícil, mi marido trabaja en el campo, pero con lo poco que gana no le alcanza. Acá también vive mi hijo, mi nuera y también están sin trabajo”, comentó.
La familia se calefacciona con cocina a leña. “Salimos a buscar alguna leña, quemamos madera, lo que encontramos, porque tampoco nos alcanza para comprarla”, mencionó.
“Todos los años el invierno viene muy frío, corre mucho viento, y nos arreglamos como podemos porque no hay de dónde sacar leña. Lo que necesitaríamos para tener el gas es una ayuda porque estoy sin trabajo y con lo que poco gana mi marido en el campo no nos alcanza”, cerró.
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