Your browser doesn’t support HTML5 audio

La tucura sapo, insecto endémico de la Patagonia, emerge con la llegada de la primavera y representa un serio riesgo para la economía regional. Se alimenta de cultivos, especies forrajeras y pastizales naturales, generando pérdidas económicas y complicando la recuperación de los campos.

En los últimos años, su aparición masiva encendió las alarmas en provincias como Chubut y Santa Cruz, donde productores denunciaron que los insectos “se comen todo” y registraron plagas impresionantes que avanzaron sobre grandes extensiones de tierra.

Enjambre en movimiento: miles de tucuras sapo avanzan de una estancia a otra, atravesando la ruta, en Santa Cruz y devoran todo a su paso.

El plan del Consejo Agrario Provincial de Santa Cruz

Para anticiparse a una nueva temporada crítica, el Consejo Agrario Provincial (CAP) puso en marcha una campaña de monitoreo y control. El presidente del organismo, Adrián Suárez, aseguró que “la prevención comienza con el monitoreo temprano” y remarcó la importancia de capacitar y acompañar a productores.

Monitoreo clave: especialistas del CAP recomiendan recorrer los campos cada diez días para detectar la presencia temprana.

Las recomendaciones del CAP incluyen:

  • Monitoreo de huevos: identificar orificios en el suelo y registrar condiciones del sitio.
  • Detección de ninfas y adultos: recorrer los campos cada 10 días y estimar densidad poblacional.
  • Control temprano: aplicar productos autorizados por SENASA, con motomochilas, pulverizadoras o cebos específicos, priorizando los primeros estadíos de la plaga.

Además, ante cualquier hallazgo, los productores deben reportar a través de la App Alertas SENASA, al INTA o a las delegaciones del CAP.

Impacto económico y ambiental

La tucura sapo no solo compromete la rentabilidad de los establecimientos agropecuarios, sino que también provoca daños a largo plazo en el suelo y la vegetación, dificultando la recuperación de los campos. Por su carácter voraz y caníbal, especialistas advierten que esta plaga puede alterar el equilibrio de los ecosistemas rurales.

Ciclo natural: durante el invierno los huevos permanecen bajo tierra y eclosionan con la llegada del calor.

En la última década, esta plaga ha protagonizado varias invasiones en la región. En Chubut, productores de la meseta alertaron en reiteradas ocasiones sobre su avance arrasador: “Se comen todo, no dejan nada verde”, denunciaron en 2022. En Santa Cruz, el año pasado se viralizó un video que mostraba miles de tucuras cubriendo el suelo, lo que generó alarma entre especialistas y comunidades rurales.

Por qué se conoce a la tucura sapo como el “bicho caníbal”

El apodo popular de “bicho caníbal” surge de su comportamiento particular: cuando la comida escasea, las tucuras sapo pueden alimentarse entre sí. Este hábito, observado en distintos brotes, intensifica la agresividad de la plaga y la vuelve aún más difícil de controlar.

Plaga en expansión: la tucura sapo emerge en primavera y puede afectar grandes extensiones de pastizales.

Aunque su dieta principal es vegetal, el canibalismo les permite sobrevivir en condiciones adversas y prolongar su permanencia en los campos, afectando tanto la disponibilidad de forraje para el ganado como el equilibrio natural de los ecosistemas.

En 2022 y 2023, La Opinión Austral documentó brotes severos en la meseta de Chubut y en distintas localidades de Santa Cruz, donde los videos de los enjambres generaron alarma en toda la región.

¿La tucura sapo es igual que la langosta?

Aunque sean parecidas, la tucura sapo no es una langosta, sino un tipo de tucura (o saltamontes) que, a diferencia de las langostas, no desarrolla alas ni puede volar grandes distancias, y generalmente vive en un estado solitario. Aunque ambas son insectos herbívoros que pueden convertirse en plagas devastadoras para la agricultura, la diferencia clave radica en la capacidad de las langostas para formar grandes “mangas” voladoras, mientras que las tucuras se desplazan caminando en grandes grupos.

Trabajo conjunto para frenar la plaga

El CAP insiste en que la clave es la acción temprana y la coordinación entre organismos técnicos, productores y comunidad rural. “Solo con un monitoreo constante podremos proteger los campos y garantizar una producción sustentable en Santa Cruz”, concluyó Suárez.

Leé más notas de La Opinión Austral

Ver comentarios