El historiador argentino dio una charla en el Complejo Cultural e hizo un adelanto de su próximo libro sobre Artaud, el disco de Alberto Spinetta, y su vinculación con lo revolucionario. “En ese momento aparece la idea de una música liberadora y transformadora”, indicó. “Lo que digo en el libro es bastante básico aunque no tan evidente, la única música revolucionaria que hubo en ese momento, más allá del folclore y las canciones de protesta, fue el rock”, agregó.

En el año 1998 Eric Hobsbawm, uno de los historiadores más prestigiosos y reconocidos del mundo, llegó a la Argentina, y Sergio Pujol aprovechó para mandarle un ejemplar de su libro “Jazz al sur”. Tras una conferencia de prensa, hubo un ágape donde el británico preguntó por el autor del libro y un editor le señaló que el mismo estaba presente en el salón. La imagen cinematográfica en la cabeza de Pujol es en cámara lenta. “La masa humana se abre y yo me acerco a Hobsbawm y nos quedamos conversando sobre jazz en Estados Unidos y en Argentina y sobre música y cultura en Argentina, sobre la que no sabía demasiado”, recordó ante la consulta de La Opinión Austral. Es tanto lo que sabe el argentino sobre música que el mito sobre ese encuentro creció y creció y muchos creen que los historiadores siguieron intercambiando información y trabajando juntos.

Sergio Pujol estuvo ayer en la Feria Provincial del Libro en el Complejo Cultural de Santa Cruz donde adelantó material de su próximo libro: “El año de Artaud. Rock y política en 1973”, que saldrá en los próximos meses por Editorial Planeta.

“Se trata de una historia de la cultura joven en un año muy politizado, donde pongo en relación esas dos series del pasado, la de la efervescencia y militancia política y la producción rockera de ese año tomando como hilo conductor el disco famoso de Luis Alberto Spinetta”, explicó el historiador argentino, investigador del CONICET, con 13 libros en su haber, todos vinculados a la música y la cultura. 

“El concepto de liberación en el rock y en la militancia política es un tema que se ha discutido mucho, porque algunos consideran que fueron dos esferas totalmente separadas, dos formas de insurgencia juvenil muy distintas, la contracultural rockera y, por otro lado, la militancia. Y hasta ese momento efectivamente eran dos carriles que iban cada uno por su lado, y luego un poco también, pero en ese año lo que veo es una aproximación de la militancia y el rock”, anticipó sobre el libro minutos antes de la charla que dio en el Complejo Cultural.

-¿Y lo ve en Artaud?

-Lo veo de una manera muy particular porque Spinetta se enamora de un escritor maldito que en los años 20 y 30 había tenido discusiones con los surrealistas encabezados por (Andre) Breton, que en ese momento adhieren al partido comunista, similares al tipo de conflicto o discusión que él podía tener con la militancia política. Por ejemplo, de (Antonin) Artaud se decía que era individualista, que pensaba en una revolución subjetiva, que no se conectaba con los conflictos sociales, y eso es lo que se le decía al rock. Es un poco la impugnación.

-¿Y más allá del nombre…?

-Fijate que cuando se presenta el disco en octubre del 73 en el Teatro Astral se reparte a la gente que está entrando a la sala un manifiesto en el que Spinetta define al rock como la suicidada de la sociedad, parafraseando un poco el texto de Van Gogh, el suicidado por la sociedad. En ese momento aparece la idea de una música liberadora y transformadora. Lo que digo en el libro es bastante básico aunque no tan evidente, la única música revolucionaria que hubo en ese momento, más allá de las consignas políticas que podía motorizar el folclore y las canciones de protesta, fue el rock. Fue la única que se paró mirando hacia el futuro, que rompió con las traiciones. Y en eso sí que creo que se pude trazar un paralelismo con las transformaciones sociales y políticas que se estaban motorizando ese año, que después se frustraron. El libro estaría entre “La década rebelde”, que es un trabajo mío sobre la década de los 60 en Argentina, y “Rock y dictadura”.

¿Y qué pasaba antes del 73?

-El golpe de Onganía y la primavera camporista serían la precuela del libro que estoy por publicar. De esos años se habló del rock como si fuera una secuencia de hechos artísticos: La Balsa, Rebelde, de Moris; el primer disco de Almendra. Yo lo pongo en un contexto más amplio. Fijate que el 73 es el primer año de democracia del rock. Y la gran pregunta que me hago es por qué hubo un sector de la música joven que se desprendió, que cobró cierta autonomía de lo que era la música complaciente, lo que era la música pop comercial y se convirtió en una contracultura con tanta fuerza, cosa que no pasó con Brasil, Chile ni otros lugares de la región.

-¿Qué pasa hoy con el rock?

-Esa dicotomía complaciente/progresivo amainó completamente. Sostengo que esa confrontación, que en cierto modo fue instalada por la revista Pelo, tenía que ver con la necesidad de una minoría activa, pero no tanto del tango y del folclore sino más bien del Club del Clan, de Sandro y de Palito Ortega, de ese mundo que hoy a la distancia está siendo bastante revalorizado. Es un cambio que aparece en los 80 con la aparición de Virus, Soda Stereo, Los Twist, Viudas e Hijas. Aun así todavía hay una línea dura que reivindica los años sobre los 70, esa etapa heroica.

-¿Iván Noble se preguntó por qué no hay rockeros desaparecidos?

-Es una impugnación bastante injusta y desmedida. Muy pocos rockeros fueron militantes políticos, cuando la mayoría de los desaparecidos tenían algún tipo de compromiso de militancia política. No hubo desaparecidos, pero hubo quienes se tuvieron que ir de la Argentina. Pedro y Pablo, Lito Nebia estuvo dos años en México, León Gieco se fue a California y España, Roque Narvaja simpatizaba con el PRT y se fue en ese tiempo. Eso es lo que de algún modo le permitió al rock sobrevivir y convertirse en un espacio sino de resistencia por lo menos en una especie de cultura del aguante en un momento en el que la militancia estaba completamente desactivada, escondida o desaparecida.

Leé más notas de La Opinión Austral