Puede decirse que se encuentra en situación de fracaso escolar el/la alumno/a que no marcha en la escuela, pues hay que seguir la clase, no alejarse del rebaño, permanecer dentro de la norma.

Cuando hay fracaso escolar es preciso buscar un responsable, cuando no un culpable. Dependerá del ángulo desde donde cada uno elija mirar.

La culpa/responsabilidad puede recaer sobre la familia, las condiciones socioculturales de estas, que son las causas en numerosos casos de fracaso escolar (carencias económicas, culturales, afectivas, etc.).

La culpa puede recaer sobre el sistema educativo, que a menudo resulta más cuestionado (los programas demasiado pesados, aburridos, métodos pedagógicos poco adaptados a la dinámica de las nuevas generaciones, heterogeneidad de las clases, falta de formación de los docentes, clases superpobladas, etc.).

En la actualidad, la aplicación de la Ley Nacional de Educación N° 26.206 entiende a la educación como un derecho a garantizar y un lugar de habilitación para los que las transitan. 

Según el punto de vista de quien, se cargarán las tintas sobre lo social, lo pedagógico, lo familiar, lo psicológico.

Este es un error, ya que nunca existe una causa única para el fracaso escolar, numerosos factores entran en juego, interfieren, se entrelazan, actúan unos sobre otros en una especie de engranaje de efecto amplificador.

Desde el psicoanálisis proponemos una perspectiva diferente, que toma en cuenta la dimensión íntima, individual del alumno, vinculando el fracaso escolar con la historia personal del sujeto. Hablar de sujeto significa considerar la dimensión inconsciente de la persona, quedando referido el término “persona” a lo que tiene que ver con la representación, con lo que se deja ver, con la imagen que se entrega de sí mismo. 

Un enfoque psicoanalítico es una manera de encontrar al/la niño/a que se oculta detrás del alumno; considerar al sujeto que se oculta detrás de la persona.

Diversas a acciones suelen fracasar: apoyo escolar, rehabilitaciones, cambios de escuela, etc. Encontrándose niños depresivos, desdichados, con padres excedidos, agresivos, que lo han intentado todo. Los tests psicológicos confirman una inteligencia normal, los boletines con frases “si te esfuerzas puedes mejorar”, etc. Y el pensamiento de que el fracaso sólo puede provenir de la “mala voluntad”, de su “vagancia o del “deseo de molestar”.

Así los apoyos que tienden a favoreces a la familia y al/la alumno/a pueden resultar insuficientes? todo esto no alcanza para la aparición de un auténtico deseo de aprendizaje y en su lugar se instala una organización deficitaria para crear un síntoma, en este caso el fracaso escolar.

Es preciso explorar todos los parámetros, pues el fracaso escolar es un signo, sus causas pueden ser múltiples y, sobre todo, de naturaleza muy diferente. En esa red de causas posibles habrá que determinar el factor dominante y ayudar a descifrar cuál es el sentido para este sujeto.

Para el psicoanálisis, la dimensión del inconsciente permanece en primer plano, trabajar de este modo significa dejar de plantearse cuál es el déficit que presenta este niño/a o adolescente. Las preguntas entonces son ¿quién es él/ella para que le pase eso?, ¿por qué le pasa esto? 

No es malo, no es tonto, no lo hace a propósito. Presenta un “bloqueo”, pero todo eso tiene un sentido que debería descifrar por sí mismo. 

El síntoma fracaso escolar expresa el atrape del aprender por deseos inconscientes, el síntoma alude y elude a un conflicto que el/la alumno/a desconoce y lo elude para no contactarse con la angustia, de este modo es un retorno de lo reprimido.

Es necesario que todos los agentes implicados, familia, sociedad y escuela, hagan un lugar para lo singular del alumno que presenta fracaso en los aprendizajes, aquellos a los que los protocolos estandarizados no pueden alojar ni rehabilitar y que sólo a condición de preguntarse por su síntoma, y con el acompañamiento de adultos que puedan moverse por fuera de los aparatos burocratizantes del sistema, puedan tener una mirada sensible hacia lo particular de cada sujeto.

No se habla aquí de alumnos que no “marchan” por razones deficitarias reales, Ej.: perturbaciones orgánicas, neurológicas, genéticas, etc., quienes también merecen un tratamiento centralizado como sujetos más allá del déficit.

(*) Miembro de la Delegación Río Gallegos del I.O.M.2.

Pspd. Sandra Guiguet (*)

Bibliografía:

-Anny Cordie 2004 “Doctor: ¿Por qué nuestro hijo tiene problemas?”; Ediciones Nueva Visión Bs. As.

-Alicia Fernández 1999 “La inteligencia atrapada”; Ediciones Nueva Visión Bs. As.

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