Sara Vallejos nació en Buenos Aires, pero vivió casi toda su vida en Tucumán. En agosto del 2017 decidió vender su casa y su auto y empezar a vivir en un motorhome. Recorrió más de 53 mil km, cinco países y 200 ciudades. En su paso por Río Gallegos, indicó que planea escribir “las mejores 80 historias” de su viaje.
Sara Vallejos tiene 80 años y recorre el mundo en motorhome. Nació en Buenos Aires, pero hace más de 50 años vivía en Tucumán hasta que un día, en agosto del 2017, decidió vender todo y comprar un motorhome. Se jubiló de profesora de inglés, pero antes tuvo un restaurante en su casa y fue secretaria de una fundación durante 10 años.
En su paso por Río Gallegos,
previo a viajar a Punta Arenas a un encuentro internacional de motorhome,
dialogó con La Opinión Austral. “No fue una decisión de
hacer un viaje o travesía, sino de vivir en un motorhome, entonces vendí mi
casa y mi auto y compré uno. No fue tan fácil como decirlo, pero difícil
tampoco, es cuestión de tomar la decisión y una vez que la ejecutas empezás el
proyecto. No tenía los medios como para comprar un motorhome como un accesorio
extra, la idea era vivir viajando, así que me deshice de todo lo material,
solamente conservé lo mínimo e indispensable para el viaje, me subí y arranqué”,
detalló.
Es así que, en el 2017,
salió de Montevideo, Uruguay, recorrió la costa y llegó a Brasil. “Ahí me
embarqué con el motorhome en una balsa para recorrer todo el Amazonas, fueron 7
días de navegación hasta Manaos y cinco días más hasta Portobello. Después salí
para el lado de Perú, hasta Cuzco y luego Lima, y de ahí al Amazonas donde pasé
una experiencia hermosa en el medio de la selva”, relató.
A partir de allí, se movió
hasta Antofagasta, Chile, y luego a Argentina. “Ahí recorrí para todos lados,
volví a Uruguay, Córdoba, Neuquén y de ahí vine para la Patagonia”, contó sobre
el circuito que emprendió.
Sara relató que, en lo
posible, viaja acompañada por periodos cortos y según la disponibilidad de la
gente va rotando la compañía. “Y si no viajo sola, no tengo problema”, resaltó.
Para la viajera, “la gente
en el camino es lo más, todos son hermosos lugares, pero la gente es lo que te
da más satisfacción; conversar con personas distintas, con vivencias
diferentes, se mira la vida con otros ojos”, reflexionó.
“Me siento más vital y plena”
Sostuvo que contó con todo el apoyo de su familia, compuesta por tres hijos, tres nietos y dos bisnietos. “Me siento más vital y plena que cuando empecé el viaje, se lo recomiendo a toda la gente grande, que no se quede sentada esperando a ver qué pasa, sino que salga a vivir la vida”, afirmó.
El miedo, para Sara, es “una
de las cosas que la gente por ahí trata de ponerme en la cabeza, yo digo que
prevención sí, cuidado también, pero miedo nunca, la gente es mucho más buena
de lo que uno se imagina”.
Su aprendizaje sobre la vida y próximos destinos
Sara expresó que uno de los
principales aprendizajes en lo que lleva de viaje “fue el desapego”. Sobre las experiencias
acumuladas, sostuvo que son muchísimas: “ese es mi próximo proyecto, publicar
las 80 mejores historias de este viaje. Nunca fue una idea ir de un punto a otro,
no me interesan los tiempos, ni cuantos km hago por día, lo importante es vivir
como cualquiera, sólo que sobre cuatro ruedas”.
“Aprendí a dejar todo lo que
no es imprescindible. Tengo un placard con tres sweaters y cuatro blusas y no
necesito más. Son cosas que pueden adornar la vida en determinado momento, pero
también prescindir de ellas. Eso me ha gustado, vivir con lo menos posible y
cero consumismo”, resaltó.
Previo a emprender viaje a
Punta Arenas, donde estará presente en un encuentro internacional de motorhome,
indicó que mantiene un poco de preocupación por los acontecimientos sucedidos
en el país chileno; “pero después seguiré por la ruta 40 para el norte, no sé
si volveré a Tucumán, si no iré donde el viento me lleve”, agregó para concluir.
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