Es muy alto”, fue la expresión de quienes vieron llegar a Benicio Romero al diario La Opinión Austral. El jovencito de 15 años vive un momento especial. Acompañado por papá Antonio y mamá Adriana, aceptó la propuesta de una entrevista en la que se tocaron temas relacionados con sus inicios y el proceso que lo lleva hoy a pensar en lo que pasará el jueves, cuando se presente a entrenar con la Selección Argentina Sub 15, que dirige Pablo Aimar.

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Nació en Río Gallegos, tiene una hermana de 20 años que estudia en Buenos Aires y su pasión por el fútbol estaba en su ADN. “El fútbol fue lo que desde un principio me gustó. Prácticamente nací con una pelota y la pasión”. Su llegada a Boxing no fue casual, Rodrigo Mata lo vio y lo invitó a sumarse al club. “Empecé a ir y cada vez me gustaba más, hasta que me dije de hacerlo en serio”.

El propio Mata comentó a La Opinión Austral que no empezó como arquero y Benicio lo confirmó: “Empecé como central y en un partido faltó el arquero y me preguntaron si me ponía los guantes y dije sí, ya está. En ese partido me fue re bien, ganamos y había atajado un montón. Fue contra Ferro, eso sí me acuerdo. Ganamos 2 a 0 y atajé un penal y después de ese día me dije: Encontré lo que me gusta”.

Con el tiempo, Boxing incorporó al equipo de trabajo a Diego Fleitas, un entrenador de arqueros y la oportunidad de mejorar en lo suyo, “el primer partido después de asistir a las clases fue contra Hispano, el clásico, y nos fue bastante bien”. Con Boxing tuvo viajes a Punta Arenas, a Puerto Santa Cruz y Puerto San Julián, como es habitual en la institución con equipos de todas las divisiones.

A probar

Se presentó a dos pruebas de jugadores, “primero fue la de Independiente acá en la cancha de Boxing y cuando vino la de Racing, fuimos varios chicos del club. No estaba confiado, pero me sentía muy tranquilo. Era yo en esa prueba. Me ve Carlos Lema, quien es el que me llevó para Racing, me dijo que me notó muy seguro, muy tranquilo, que ese era mi puesto, que me había visto como central, pero el arco era lo mío”.

El fútbol fue lo que desde un principio me gustó. Nací con la pasión

Y llegó el momento de viajar a Buenos Aires, dejar su ciudad, su familia, amigos y el club. “La primera semana fue muy dura por los entrenamientos”. En este punto, el tema de sus estudios fue central: “Voy a la escuela de Racing en Avellaneda y la verdad que le dan mucha pelota a eso allá”.

Adaptación

Como cada club, los planteles los integran deportistas de distintas partes del país, la adaptación fue muy buena, lo recibieron tan bien, ya que se sintió cómodo: “Te tratan tan bien que somos como una familia. Están los chicos de la pensión, que son los que mejor se llevan porque pasan todo el día juntos, y los del club también me trataron bien para que me adapte mejor”.

La primera semana fue muy dura por los entrenamientos

La posibilidad de contar con la tecnología necesaria para mantener contactos virtuales con la familia y amigos le permite un acercamiento. De todos modos, existe un período en el que extraña eso y el desarraigo pesa: “Me pasó eso. Era cuestión de aguantar y el club nos da un apoyo psicológico. En el club hay un psicólogo deportivo y en la pensión tenemos a la tutora”. Su permanencia y resistencia tuvo mucho que ver con los afectos: “Mi familia fue un pilar fundamental y es el más importante con el que cuento. Sus visitas me dieron impulso para seguir”.

El llamado

El viernes le avisaron que esté atento al teléfono porque cabía la posibilidad de ser convocado a la concentración con la Selección Sub 15. “Salí de entrenar y mi técnico me escribe: Vení, cuando tengas un tiempito, llámame, cuando lo llamo me dice que estaba en una reunión y yo tenía el corazón a mil. Después me atiende un colaborador y me dijo que los pasajes de vuelta de Río Gallegos lo saque para el miércoles, porque el jueves me tengo que presentar en Ezeiza”.

Relató que la primera sensación fue única, “estallé de alegría. Al primero que se lo dije fue a mi papá, llorando. Fue lo más lindo del mundo”. Así, con gran humildad, dejó un mensaje para los que recién comienzan “que no aflojen por nada. Como me tocó a mí, le puede tocar a cualquier otro pibe. Que nunca dejen de luchar por lo que les gusta. Si a veces sienten que no pueden dar más, decir me levanto y voy a explotar. Hasta que no caiga, no voy a parar. Junto a sus padres, se encaminó a casa de su abuela, porque así lo viven, en familia. El silencio de sus padres expresó mucho.
Se nota el orgullo y el respeto que tienen por este joven que hoy vive la previa de un sueño de millones: entrar a una cancha con la vestimenta que representa a la Selección Argentina.

Que no aflojen. Como me tocó a mí, le puede tocar a cualquier otro pibe

Un país identificado con los colores y que defenderán en cada presentación. Esta oportunidad no es más que una de las tantas metas a las que aspira un deportista, que se deja guiar para dar rienda suelta a su sentimiento.

Desde el arco, Benicio representa a muchos talentos que, desde el sur, esperan la oportunidad de mostrar lo que están dispuestos a dejar en una cancha, cuando la celeste y blanca es la insignia.

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