“¿Doctor, puede ser una foto?”, le dijo Matías Gallardo a Néstor Kirchner hace diez años.
El 25 de octubre de 2010 fue la última aparición pública de Néstor Kirchner. Él y Cristina habían pasado por Río Gallegos y tenían pensado estar el fin de semana del censo en su casa de El Calafate. Además, ella tenía síntomas gripales y le habían dicho que hiciera reposo de 48 a 72 horas.
Un mes antes, Matías y Gabriela, su esposa, tuvieron a Mateo, el segundo hijo de la pareja.
Matías tiene a un amigo que se llama Pablo, que trabajaba con el matrimonio presidencial y, por cuestiones de tiempo, nunca podía llegar a conocer a Mateo. “Mirá, estoy en el hotel Santa Cruz, pero los doctores toman un café y se van, tráelo a Mateo así lo conozco”, le dijo Pablo a Matías el mediodía del 25 de octubre.
“Agarramos la cámara por las dudas y nos fuimos. Si teníamos la foto, bien, pero la idea era que Pablo conociera a mi hijo, nada más”, dijo Matías. “Yo estaba de pijama y me puse una campera y salimos”, comentó Gabriela.
Se subieron al Renault Clio que el papá le había regalado a Gabriela y fueron hasta el hotel céntrico. “Estacionamos afuera de la joyería y nos metimos. Cuando llegamos, Néstor estaba sacándose fotos con un grupo de chicos y después entró al hotel, creo que era de una delegación que había llegado o se iba a ir”, dijo.
La primera misión había sido completada, el amigo de la familia conoció al bebé, pero quedaba algo más: la foto con Kirchner. “Pablo conoció a Mateo y yo le dije si le podía preguntar a Néstor si nos podíamos sacar una foto, y él me dijo: ‘Preguntale vos, vas a ver que está todo bien’”.
Néstor estaba tomando un café en una mesa junto a Cristina y Máximo. Luego de la pregunta de Matías, el expresidente dijo: “Cristina vení, vení, mirá, un bebito” y comenzó una sesión de unas cuatro o cinco fotos. Luego, el matrimonio presidencial le daría un beso en la frente a Mateo y los vecinos se irían felices.
El intercambio de palabras con “Lupín” fue muy corto. El exmandatario sólo hizo bromas con Matías sobre Mateo: “Este va a ser de Racing”, bromeó Kirchner, que vestía su tradicional camperón de cuero gamuzado.
Apenas se volvieron a subir al Clio, Matías sacó la cámara digital, vio las fotos que había sacado y le dijo a Gabriela: “Esta foto es única, es como si Eva y Perón se hubieran sacado una foto con el pueblo”.
El recuerdo
A casi diez años de la foto, Matías y Gabriela abrieron la puerta de su casa al equipo de La Opinión Austral y, juntos, recordaron cómo fue la situación y todo lo que vino después: la foto dio la vuelta al mundo cuando se conoció que, en la mañana del 27 de octubre de 2010, el corazón de Néstor había dejado de latir y que en la última foto pública aparecía junto a ellos.
“Fue increíble, fue como perder un amigo, mi mejor amigo, aunque varias veces lo vi, nunca lo conocí personalmente. Esa mañana me desperté y, cerca de las diez de la mañana, llamé a una amiga para que me dijera que no era cierto. Ella me atendió llorando y yo dije: ‘Ya está’. Prendí la tele, me acuerdo que estaba Telefé y estaba nuestra foto, ahí me derrumbé”, dijo Matías, visiblemente emocionado.

Matías tenía semanas cuando conoció a Néstor y a Cristina en el Hotel Santa Cruz, dos días antes de la muerte del expresidente.
“Me descolocó, me largué a llorar como si fuera un nene chiquito que lo habían dejado solo en el campo, me trabé, no lo podía creer, empecé a gritar”, dijo Matías mientras sonaba Let It Be, de The Beatles, de fondo, banda elegida por la familia para musicalizar la entrevista.
Además de mates y budín. La pareja tenía una sorpresa para La Opinión Austral: el día anterior habían bajado del entretecho una caja con recuerdos de aquellos días. Una veintena de revistas de octubre de 2010 y una pila de diarios de la misma época. Entre ellos, obviamente, se encontraban las ediciones de La Opinión Austral.
La pareja hoy tiene tres hijos: Marcos de 14, Mateo de 9 y Catalina de 8.
Mateo, el protagonista de esta historia, es un chico de pocas palabras y está cursando en la Escuela Nº 15, juega al básquet en San Miguel y usa sus horas de ocio en el Fornite, el videojuego que es furor por estos días.
Luego del fallecimiento de Néstor, los medios nacionales buscaron dar con la pareja. “Hasta aparecimos en las revistas Caras y Gente, fueron días muy raros, entre el fallecimiento del doctor y todo el revuelo por la foto”, dijo Matías mostrando los ejemplares.

La despedida a Néstor Kirchner en Río Gallegos fue masiva. FOTO: LA OPINIÓN AUSTRAL
Matías, quien además es fiel oyente de LU12 AM680 y en algunas oportunidades ha ganado algunos concursos, se refirió a lo que fue la capilla ardiente en Casa de Gobierno, la caravana y cuando los restos del expresidente fueron dejados, provisoriamente, en el panteón de la familia Kirchner.
“Es increíble lo que movilizó y moviliza Néstor. Nunca vi nada igual, creo que se puede comparar históricamente con Evita o Perón nada más”, dijo sobre la multitud que se agolpó en la calle Béccar para despedir al exmandatario, cuando sus restos fueron traídos desde Buenos Aires.
Cuando los restos de Néstor todavía estaban en el panteón familiar, Matías, Gabriela y Marcos fueron a despedir al expresidente, sin conocer que se cruzarían con Cristina y su familia.
“Ya no me acuerdo porque fue muy fuerte, no sé si ella le tocó la cara a mi hijo, pero me dijo: ‘La última foto’, se ve que se acordó, me quedé helado”, dijo el vecino y agregó: “Me estremecí y me estremezco cuando te lo cuento”, dice Matías mientras se acaricia los brazos por la piel de gallina y rememora lo sucedido.
La necrópolis de Río Gallegos tuvo el mausoleo con los restos de Néstor meses después de su fallecimiento. En los cumpleaños o aniversarios del fallecimiento del expresidente, militantes se acercan tanto al cementerio como a su estatua, que está en el barrio Del Carmen de Río Gallegos, para homenajearlo.

FOTO: LA OPINIÓN AUSTRAL
También es un espacio de reflexión para Matías: “Antes iba mucho al mausoleo, ahora no tanto, lo hacía cuando andaba muy sacado de mi eje, me iba a dar vueltas al cementerio”, dijo y su esposa comentó: “Yo lo dejo, sé que después viene tranquilo”.
Hace un tiempo, Matías trabajaba en la Fiscalía de Estado y tenía como compañera a la hija de Alicia Kirchner.
Ella le comentó que su tía, Cristina, tenía “la” foto colgada en su casa. El vecino tuvo una idea: hacerle llegar la foto a ella para que se la firme.
La cosa es que no salió muy bien. Con su amigo Pablo como intermediario, Cristina solamente recibió la foto, la miró y la guardó en un cajón. “La hiciste m…, b…”, le dijo Pablo, explicándole que quizás no era el momento.
Matías comentó quién era y es “Lupín” para él: “Nunca le pedimos nada, solamente lo seguimos como figura política. Cuando se fue, fue como perder a un papá, a un amigo. Digo papá por el gesto paternal que tuvo con Mateo cuando lo tuvo en brazos y le dio el beso en la frente”.
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