Por momentos te desconciertan, te conceden que tenés que sentarte a negociar con los otros bloques pero al rato salen con posturas durísimas que te descolocan en el recinto”. Esto se lo decía a quien escribe estas líneas un diputado de La Libertad Avanza. Lo hizo, obviamente, en un estricto “off the record” y luego de defender públicamente a capa y espada tanto el decreto de necesidad y urgencia (DNU), de Javier Milei como el proyecto de ley ómnibus.

Sin cámaras ni micrófonos enfrente, este legislador reconocía las dificultades que enfrenta un gobierno que pretende hacer cambios radicales en el país sin hacer política.

¿Qué se entiende por hacer política? Gobernar más allá de posturas radicales y entender que para sacar adelante un proyecto se deben hacer algunas concesiones aunque sean en privado, por más que se grite en público.

“Mirá -explicaba este diputado oficialista-, defiendo y es necesario para cambiar este país sacarle a los empresarios las regulaciones de precios y que puedan invertir tranquilos. Pero vos tenés que llamarlos y explicarles que no pueden recuperar en dos meses lo que vinieron perdiendo durante los cuatro años del gobierno kirchnerista. Que esperen al menos seis meses, que le den un respiro a la gente con los aumentos, que los hagan más espaciados”.

“Es que tienen que entender que si no nos ayudan, como no lo hicieron con Mauricio Macri cuando fue presidente, la gente puede cansarse y vuelven los otros, los que esos mismos empresarios no quieren”, señalaba con tristeza.

El gobierno tiene que hacer política, y si Milei no quiere quedar pegado, que nos deje a los que podemos hacerlo”, sentenció.

Ningún cambio radical, como el que pretende Milei, puede perdurar en el tiempo sin dos condiciones básicas: un fuerte apoyo político y un respaldo popular -como el que tuvo el “uno a uno” de Carlos Menem-, que se dará siempre y cuanto la sociedad sienta que está mejorando su vida.

Esto lo entiende el propio Fondo Monetario Internacional (FMI), quien le brindó a Milei un acuerdo que despeja el tema de la deuda para el primer cuatrimestre del año, pero que le hizo una advertencia.

El portavoz del Fondo, Julie Kozack, destacó las “implicaciones fiscales” de las iniciativas legislativas de Milei pero dijo esperar que el Gobierno logre avanzar con el “apoyo político para aprobar aspectos clave de estas leyes”.

El FMI reconoce que se vienen tiempos duros para la sociedad por lo que Milei necesitará de un sustento político amplio para su plan de ajuste. Por eso el éxito de su megaproyecto de ley está atado a la capacidad y voluntad de negociar con la oposición más dispuesta a los acuerdos.

En el oficialismo son optimistas. Entienden que lo principal del megaproyecto va a lograr el visto bueno del Congreso. Con el DNU puede resultar algo más difícil, especialmente porque también deberán extender la batalla al plano judicial.

Paro lo primero, el ministro Guillermo Francos ha logrado un acercamiento con algunos gobernadores peronistas que estarían dispuestos a que sus representantes en el Congreso levanten la mano siempre y cuando le cuiden determinados intereses regionales.

Acá también hacen valer su peso los nueve gobernadores de Juntos por el Cambio más el jefe de Gobierno porteño. En el encuentro que mantuvieron en la Casa Rosada hicieron muchos guiños favorables al megaproyecto, al menos en lo esencial. Los legisladores nacionales que responden a las provincias pueden ser claves en la aprobación en el Congreso Nacional de la ley “Bases”, y este grupo “amigo” está dispuesto a brindar su apoyo a Milei.

En este marco, los legisladores de Unión por la Patria aparecen desplazados de las negociaciones entre oficialismo y oposición amigable para la Ley Ómnibus, y en confianza reconocen que no tiene fuerza suficiente para bloquear en el recinto la mayoría de los puntos del proyecto. Otra cosa es el DNU, allí se muestran confiados en que podrán conseguir apoyos de otros bloques para frenarlo en ambas cámaras del Congreso.

De todas maneras, estas negociaciones se llevan a delante con un ojo en la reacción “de la calle”. ¿Cómo pegan en la sociedad los aumentos de precios, tarifas y medicamentos? ¿Qué pasará con las jubilaciones? Y, especialmente, la mirada está puesta en la masividad que tenga el paro del 24 de enero y en lo fuerte que sea la marcha de la CGT, las dos CTA, los movimientos sociales y, como se espera, mucha “gente suelta” que se sumará a la movilización al Congreso.

Se vienen dos semanas claves para el proyecto central del gobierno que se discute en el Congreso. Los ministros presionan y meten miedo: “Si no se aprueba vendrá algo peor”, advierten.

Es una manera de hacer política, pero los “amigos” Advierten públicamente que parece no ser la mejor forma. El economista Juan Carlos de Pablo, que está de acuerdo con lo troncal del proyecto, señala: “El gobierno tiene que bajar los miedos, para quien tenga dinero invierta, de lo contrario vas a tener solo sangre, sudor y lágrimas y eso no es un programa de gobierno”.

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