El Día Mundial del Agua se origina en la Conferencia de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente y el Desarrollo en Río de Janeiro, Brasil, celebrada del 3 al 14 junio de 1992; después de la cual, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó la resolución por la que el 22 de marzo de cada año se conmemore este día.

 

La celebración de este día tiene como objetivo, fomentar la comprensión de la medida en que el desarrollo de los recursos hídricos contribuye a la productividad económica y al bienestar social. Alrededor de todo el mundo se realizan diversas actividades, para concientizar a la población sobre el cuidado de este recurso irreemplazable.

 

Celebrar el agua y crear conciencia sobre la crisis mundial de este recurso vital, con un enfoque central de la observancia es apoyar el logro del Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 6: agua y saneamiento para todos en 2030.

Contar con un día que nos invita a profundizar en el tema del agua como recurso, nos permite reflexionar, y que esto sea el punto de partida para encontrar maneras de cuidarla.

Lema 2021: “Valorar el agua”

El lema de este 2021 es “Valorar el agua”. La ONU dice que: “Una gota de agua es flexible. Una gota de agua es poderosa. Una gota de agua es más necesaria que nunca”. El valor del agua es mucho más que su precio: el agua tiene un valor enorme y complejo para nuestros hogares, alimentos, cultura, salud, educación, economía y la integridad de nuestro medio ambiente natural. Si pasamos por alto alguno de estos valores, corremos el riesgo de administrar mal este recurso finito e irreemplazable.

 

 

Es un derecho humano

El agua es un elemento esencial del desarrollo sostenible, los recursos hídricos, y la gama de servicios que prestan, juegan un papel clave en la reducción de la pobreza, el crecimiento económico y la sostenibilidad ambiental.

 

El agua propicia el bienestar de la población y el crecimiento inclusivo, y tiene un impacto positivo en la vida de miles de millones de personas, al incidir en cuestiones que afectan a la seguridad alimentaria y energética, a la salud humana y al medio ambiente.

En el año 2010, la ONU reconoció que “el acceso al agua potable y el saneamiento, es un derecho humano esencial para el pleno disfrute de la vida y de todos los derechos humanos”. Es un derecho humano para toda persona sin discriminación, a disponer de agua suficiente, segura, aceptable, accesible y asequible para uso personal y doméstico, y comprende el agua para el consumo, el saneamiento, la colada, la preparación de alimentos y la higiene personal y doméstica. Sin embargo, una de cada tres personas no tiene agua potable, y para el año 2025 la mitad de la población mundial vivirá en zonas con escasez de agua.

 

Más de 2200 millones de personas viven en países que sufren un gran estrés hídrico, y unos 4000 millones padecen una grave escasez de agua durante al menos un mes al año. Cerca de 3000 millones de personas en todo el mundo aún carecen de instalaciones básicas para lavarse las manos, y este es un dato muy preocupante mientras seguimos transitando la pandemia del COVID-19. De aquí a 2050, la demanda mundial de agua dulce aumentará entre un 20% y 30% respecto del nivel actual.

 

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