Los dos hechos en la misma semana, en dos naciones de la misma región.

 

Latinoamérica se ha visto históricamente atravesada por oleadas políticas contrapuestas, que en muchos casos terminaron con baños de sangre y persecuciones.

Caos en Bolivia: oleadas políticas contrapuestas

Así fue como las décadas del 60 y 70 fueron marcadas a fuego por los golpes militares. Tras el renacer democrático, los años 90 fueron los de los gobiernos de derecha y económicamente liberales y privatizadoras, que estrecharon “relaciones carnales” con Estados Unidos. Así fue con Carlos Menem en la Argentina, Fernando Collor de Mello en Brasil y Alberto Fujimori en Perú, entre otros. Tras esta etapa llegó la contracara: Néstor Kirchner -Argentina-, Lula -Brasil-, Evo Morales -Bolivia-, Hugo Chávez -Venezuela-, y Rafael Correa -Ecuador-, cambiaron a Sudamérica de vereda política, le plantaron bandera a Estados Unidos y crearon una unidad regional como no se había visto nunca en la historia. Pero, en algunos casos por los votos y en otros por maniobras judiciales, fueron cayendo estos gobiernos populares y llegaron los Macri y Bolsonaro, con Donald Trump vigilando desde el Norte.

Macri y Bolsonaro, la derecha en el poder.

Así fueron cambiando los vientos y las corrientes políticas. Nada es definitivo. Aquellos momentos “fundacionales” salen y dejan espacio a otros “refundadores”. Pero las grietas se van haciendo cada vez más profundas, y el peligro de reacciones violentas está a la vuelta de la esquina. La paz social se resquebraja a la par de los discursos políticos cargados de odio y revancha.

La liberación de Lula es un ejemplo que merece ser analizado. El líder del PT se aprestaba a disputar la presidencia con Jair Bolsonaro, cuando por medio de un procedimiento judicial totalmente irregular y un fallo inédito -sin pruebas, lo reconoció el propio juez que lo condenó-, lo sacaron del juego político (iba primero en las encuestas) y le allanaron el camino a la victoria el representante de la derecha. Condena irregular y prisión sin tener un fallo firme de última instancia, toda una muestra de “lawfare”.

Jair Bolsonaro, presidente de Brasil

Con un país estallado por la pandemia de coronavirus y un presidente sin límites que califica públicamente de “maricones” a los que se cuidan del Covdi-19, Lula reaparece en la escena política de cara a las elecciones presidenciales del próximo año. ¿Lo dejarán?

Brasil, arrasado por la pandemia

La recuperación de los derechos políticos de Lula trae una esperanza de unidad para la izquierda y otros sectores que ya no soportan a Bolsonaro y su gobierno “cívico-militar”. Pero para llegar a concretar el cambio político se hará necesaria una reforma judicial que deje de funcionar, como dicen algunos analistas en Brasil, como un sistema de “venganza social” en lugar de justicia social.

Dilma Rousseff:, ex presidenta de Brasil. “Juicio político sin crimen es golpe”

El establishment brasileño y los mandos militares no solo dejaron en su momento fuera de juego a Lula sino que también forzaron un proceso de impeachment (juicio político) de la ex presidenta Dilma Rousseff, que, en verdad, se trató de un golpe de Estado.

Lula Da Silva, en libertad y vacunado contra el coronavirus

Pero los vientos hoy parecen soplar desde otro lugar en Latinoamérica. Y no solo las puertas de las cárceles se abren para que salga Lula, sino que lo hacen para que entren los golpistas que sacaron al Movimiento Al Socialismo del poder en Bolivia. Así, Jeanine Áñez quedó tras los barrotes junto a sus secuaces –civiles y militares- que dieron el golpe de Estado en 2019. Esto ocurre aunque, incluso en la Argentina, siguen algunas voces insistiendo con que no se trató de un golpe.

Jeanine Añez tras las rejas

Si algo faltaba para ratificar que lo fue, es que el MAS volvió al poder en Bolivia con la presidencia de Luis Arce y con Evo Morales reingresando triunfalmente al país. Claro, esto pasó cuando se dejó votar al pueblo.

Añez terminó presa por el golpe de Estado de 2019

No muy lejos de allí, en Ecuador, se prepara una segunda vuelta electoral, en la que corre con ventaja el candidato del “correismo”, Andrés Arauz.

 

 

Más al norte

Desde el norte, en medio de una escandalosa elección presidencial sin antecedentes en el país –con toma del Capitolio incluída-, el increíble Donald Trump no logró su reelección y dejó al demócrata Joe Biden en la Casa Blanca.

Joe Biden, presidente de Estados Unidos

Dejamos para el final a la Argentina. ¿Se acuerdan? Mauricio Macri se convirtió en el primer presidente de la democracia que se presentó y no fue reelecto para un segundo mandato. Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner lo desalojaron de la Casa Rosada en unas PASO en las que le ganaron ampliamente y una presidencial que ya tenía el resultado puesto.

Mauricio Macri, derrotado en 2019 por la fórmula Fernández-Kirchner

A estos nuevos vientos políticos se les sumó uno extraño, novedoso, singular, el de la pandemia. ¿Cómo afectará esto la “normalidad” social y política? Está por verse. Es que pasan cosas raras, como ver a la furiosa antikirchnerista Mirtha Legrand mostrando orgullosa cómo recibió la vacuna Sputnik V –el llamado “veneno ruso” por el macrismo-, y ser felicitada por los propios rusos. Vientos extraños que andan soplando.

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