La crisis económica en el país impacta de lleno en la canasta básica y en la alimentación de los argentinos.
Recientemente, La Opinión Austral daba cuenta de la situación cuando cadenas de supermercado empezaron a ofrecer cortes de carnes en bandejas de 150 gramos, algo que se traduce en una alternativa económica si se piensa desde el consumo individual.
A la carne se le suman otros productos que están en alza y que complican llenar la heladera. Se trata de lácteos que suben el precio y que obligaron a modificar los hábitos alimenticios en los hogares.
La leche cuesta cada vez más, el litro está entre los 120 y 160 pesos, según la calidad y el comercio, en su
versión de cartón. El sachet plástico, algo más económico, puede encontrarse por encima de los 90 pesos o por unos pesos menos, dependiendo la marca. Hay almacenes de barrio que incluso los ofrecen aún más caros, superando los 200 pesos en su versión tetrabrik.
Sin embargo, las etiquetas no mienten y hay cada vez más industrias que producen lo que parece ser leche, pero no lo es. Se vende como “bebidas lácteas” o “de origen lácteo”, pero no reemplazan la leche y tienden a tener más azúcares y agregados.
Un producto que ocupa cada vez más espacio en las góndolas es el yogur, que aparece como una alternativa a la merienda o desayuno de los chicos por su bajo costo en comparación con la leche.
Por lo general, se encuentra en oferta en casi todas las góndolas y su bajo precio parece “tentador” para la economía, que sufre cada vez más.
Hay cadenas de supermercados que ofrecen el litro a 100 pesos y la segunda unidad con un 50% de descuento. Otros comercios en zonas de barrios incluso llegan a ofrecer promociones de tres unidades por 200 pesos.
Sin embargo, como alimento en sí, no sirve como reemplazo y su calidad puede producir grandes problemas nutricionales, sobre todo en chicos en edad de crecimiento.
La Opinión Austral recorrió comercios locales y dialogó con proveedores. El consumo, aseguran, tendió a deslizarse por productos de baja calidad, por su precio y conveniencia económica. “Siempre que el poder adquisitivo real de la gente disminuye, el consumo también y comienzan remplazando primeras marcas por otras de inferior calidad”, afirmaron desde la gerencia comercial de una de las marcas más reconocidas. En tu hogar, ¿cambiaron los hábitos alimenticios?
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