La historia del deporte argentino cuenta con personas que rompieron el molde. Uno de ellos sin lugar a dudas despierta particular orgullo. No sólo puso su sello particular en el ambiente zonal, sino nacional e internacional.

Eran épocas en las que el Turismo de Carretera se extendía más allá de los límites de un circuito como lo conocemos actualmente. Eran competencias en las que los pilotos debían contar con mapas de rutas. Cada auto contaba con tanques de combustible de grandes dimensiones, se equipaban con repuestos, cubiertas y una gran expectativa.

Modelo único

Juan Manuel Fangio fue uno de los protagonistas que trascendió fronteras. Nació un 24 de junio en la localidad bonaerense de Balcarce, siendo muy joven dejó los estudios para sumergirse en los secretos de un taller e incrementar su pasión por los fierros.

En 1938 debutó en Turismo Carretera a bordo de un Ford V8. En 1940 pasó a competir con Chevrolet, con el cual obtuvo el Gran Premio Internacional del Norte y se consagró como Campeón Argentino de Turismo Carretera, título que repitió al año siguiente.

Fue sólo el inicio para una carrera aún más larga, cargada de podios en cuanta categoría se presentaba. Con apoyo del Gobierno Nacional pudo despegar a Europa donde compitió en la, en esos tiempos, rudimentaria Fórmula Uno. Cinco títulos ostentó. Su humildad lo hizo aún más querido por todos y de allí la serie de homenajes que pudo disfrutar en vida.

La manera en la que todas estas competencias llegaban a oídos de los fanáticos era a través de la radio. Cuando alguien de un pueblo se enteraba que pasarían cerca, se corría la voz y en grupos familiares se acercaban a las rutas para verlos pasar.

Lo conocieron en todo el mundo y un recuerdo especial guarda en las retinas y corazones de los memoriosos del sur del país. Una de esas carreras incluyó en la hoja de ruta a Santa Cruz, una prueba que tocó punto incluso en la ciudad de Punta Arenas.

Por las rutas del sur

Fue durante el Gran Premio del Sur organizado por la Junta Central de Esquel. Esa carrera tuvo señal de largada en la localidad bonaerense de Mercedes y tocó la ciudad magallánica. Los caminos no eran lo que son en la actualidad, Santa Cruz era Territorio y el pedregullo picó cada máquina que hizo su paso con acelerador a pleno. Constó de diez etapas y se corrió acumulando 7.192,600 kilómetros, con dos únicos días de descanso planeados.

En la carrera se inscribieron 60 máquinas y al chueco le correspondió el número 16. Utilizó la misma máquina con la que había vencido en las Mil Millas de 1941 y también correría acompañado por Antonio Elizalde. Como nota color, el motor utilizado en esta carrera sería el primer motor preparado por su hermano Rubén “Toto” Fangio.

Como preparación especial para esta carrera, cubrieron el chasis con bolsas arpilleras para proteger al motor y las cañerías de las agresivas piedras del ripio. La primera etapa que se desarrolla entre Mercedes y General Pico se disputó el miércoles 21 de enero de 1942 y se largó a la seis de la mañana.

Fangio y el chilote

Una de las anécdotas que guarda en su memoria Carlos Zapico, conductor de Música de Motores por Radio LU12 AM680 de Río Gallegos, tiene que ver con un inconveniente que tuvo la máquina del chueco a quien se le rompió el motor y quedó a la orilla del río Santa Cruz, en la localidad de Comandante Luis Piedra Buena que aún no contaba con el puente, por lo que los autos debían esperar la barcaza para cruzar.

Pensó que todo estaba terminado para ellos, pero el pueblo entero colaboró para que ese motor se vuelva a poner en marcha. Como en todo lugar pequeño, todos se conocen y llamaron al mecánico, era el Chilote Cárdenas que llevó el motor al taller, consiguió una sartén de acero, la fundió y con eso le parchó el motor para que pudiera seguir.

Fangio cruzó la barcaza, llegó a Río Gallegos, fue a Punta Arenas, volvió y cuando en 1980 se corre el Desafío Patagónico, el Automóvil Club Río Gallegos invitó a Fangio y Bordeau para que asistan a la carrera y la correspondiente entrega de premios.

Cuando llegó Fangio a Río Gallegos, lo primero que pidió fue si alguien lo podía llevar a Piedra Buena. Fue Eusebio Ilhero quien accedió con gusto al pedido y, a bordo del Peugeot 504 particular, lo llevaron para que salude a Cárdenas.

El Chilote Cárdenas consiguió una sartén de acero, la fundió y le parchó el motor para que pudiera seguir

El abrazo fue emotivo, tomaron mate, charlaron largas horas, almorzaron y cenaron rememorando esos tiempos y esa particular situación de carrera que los llevó a conocerse.

En 1980, invitado por el ACRG, Fangio visitó Río Gallegos y pidió ir a Piedra Buena para saludar a Cárdenas

El intendente era Antonio Sánchez, padre de Gonzalo Sánchez, piloto de la categoría 800cc que años después resultaría campeón, pero que recuerda la visita de Fangio al palacio municipal cuando era muy pequeño.

El parabrisas

Otra de las visitas a la capital santacruceña se dio en el 1949. Se trató de una nueva edición del Gran Premio del Sur. Fangio venía detrás de Juan Gálvez, por el camino de Güer Aike camino a Río Gallegos, por la cercanía del auto, el ripio hizo su trabajo destructivo contra el parabrisas de Fangio que, al llegar a la ciudad ya no existía. El tema era encontrar un reemplazo para la Cupé Chevrolet 39 que tenía el parabrisas dividido en dos, con un parante en el medio. Había que reemplazarlo, van a la agencia y no tenían. Empiezan con las averiguaciones y resultó ser que, en los talleres de Gobernación había, y pertenecía al jefe de Policía Victoriano Taret que estaba de viaje en Buenos Aires.

Algunas personas de la fuerza van a ver al jefe de Gobernación y le piden permiso para sacar los parabrisas de ese auto, luego de mucho rezo y ruego, el funcionario accedió y el parabrisas fue al auto de Fangio que pudo continuar la competencia que pasó por el centro de la ciudad ante la mirada expectante de los vecinos.

Juan Manuel necesitaba un parabrisas y le consiguieron el de Victoriano Taret que estaba de viaje

Ese vehículo, llegó a Buenos Aires para quedar con el parabrisas de Taret y, con los años, formó parte de la numerosa colección que llevaron al museo de Balcarce.

Sorpresa

Victoriano Taret volvió de Buenos Aires y se encontró con que no podía usar el auto porque la faltaba el parabrisas, luego de las explicaciones sólo fue cuestión de esperar al elemento que llegó dentro de una gran caja en el buque transporte Lucho Fernández, con remitente de Juan Manuel Fangio que por ese entonces ya se encontraba en Europa.

Recuerdo

Esta noche, desde las 20:00 en el programa radial “Música de Motores” por LU12 AM680, su conductor Carlos Zapico completará el programa especialmente armado, para sumar anécdotas y recuerdos que guarda en su prodigiosa memoria. Sin dudas una invitación a conocer detalles en la voz de una de las tantas personas que consiguieron atesorar instantes con el reconocido piloto.

 

LA MISMA TENACIDAD DE “EL CHUECO” EN LOS SUREÑOS

En esta capital existen decenas de apellidos ligados con el automovilismo. En algunos casos hasta 3 generaciones, en otros, hay modelos únicos que buscaron y buscan mantenerse activos y en la historia zonal, regional, nacional o internacional.

Riogalleguenses

En la familia Riestra es parte de su ADN. Teddy fue de los pilotos que conoció aquellas pistas de tierra de la región. Esa afición se trasladó a uno de sus hijos, Adrián, que contó para La Opinión Austral lo que significa el automovilismo:
“Forma gran parte de mi vida. En estas épocas que no hay automovilismo te das cuenta que es más grande la porción que te lleva que lo que uno supone, porque el hecho de no poder estar compartiendo en el autódromo o con los proyectos, pensando qué reformas hacer, medio que te pincha un poco.

El automovilismo siempre lo hemos compartido en familia, tengo la dicha de que mis hijas y mi señora me acompañen.
Mi primera carrera fue con un Ford 850 (viejos autos de fórmula), en la Doble Horquetas, el auto me lo presta el Tata Díaz, que había volcado en la carrera anterior y, por esas locuras de la vida con el pájaro Christensen me prestaron una carlinga nueva y nos sumamos. Mi viejo se enteró el día de la carrera porque no tenía plata para echarle nafta (¡chan!). Tuve que ir a verlo, decirle que iba a correr y nos dio la plata. Después fui sufriendo todo el tiempo mirando las banquinas”.

Al rally

“Lo del rally, comienza allá por el año 98. Con un grupo de amigos compramos un Zamara, y nos fuimos al rally de El Calafate. Cumplimos con algunos prime, por culpa mía rompimos 3 cubiertas y se terminó la carrera. Hicimos las 24 Horas de Río Grande, con el vasco Barrenechea y Arturo Navarro.

En el 2014 vamos con Fernando Magallanes, a la ida íbamos como los dioses y se nos sale la tuerca de la selectora de la caja de cambios, paramos en un lugar donde había gente, nos lo repararon y estuvimos como una hora parados. Salimos, retomamos la competencia y llegamos a Río Grande, pero estábamos re lejos de los tiempos generales.

A la vuelta salimos a todo o nada, pasamos como 55 autos de Río Grande a Porvenir, pinchamos una goma y terminamos cuartos en la etapa sin sumar en la general. En el 2015 vamos con Cato Mallada, la ruta complicada, siguiendo algunos consejos la ganamos 86 autos en mi categoría y cuartos en la general de 230 autos. Creo que soy el único santacruceño que ganó”.

Thiago Martínez: “Es algo que hago desde muy chico y, la verdad, no sé qué haría si no tuviese el automovilismo. Por suerte pasamos por varias categorías, todas con un excelente nivel de pilotos, y eso está bueno. Siempre aprendés algo nuevo. En Río Gallegos pasé por Monomarca Fiat 1300cc, Monomarca Fiat 1600cc que fuimos campeones en el 2019. También se dio la posibilidad de incursionar en el Turismo Pista Santacruceño en la que salimos campeones en el 2017 y 2018 y subcampeón 2019. A nivel nacional, pasamos por el Turismo Pista Clase 3 en el que conseguimos varios podios y casi siempre fuimos competitivos. Este año arrancamos en el Turismo Nacional Clase 2 en el que tuvimos un excelente debut”.

Mateo Núñez: “Ya de muy chico me gustaba todo lo que llevaba 4 ruedas y un motor. A los 6 años aprendí a manejar camionetas, autos, cualquier cosa ¡jaja!, y desde que tengo memoria, siempre iba al autódromo a acompañar a mi papá para verlo correr, después empezó mi hermano Gero, y yo también, loco de felicidad con todo el ambiente. Para la Navidad del 2015, mi papá me regaló un karting con el que corrí hasta que cumplí los 17 y me pude pasar a la Fórmula Santacruceña.

Corrí dos años y ya tenía ganas de pasar de categoría. Pensamos mucho en correr en el Turismo Pista como una escuela para avanzar al Turismo Nacional, pero terminamos decidiendo que era mejor debutar con la ayuda de mi hermano. Correr ambos en el mismo evento, así que me mandaron derecho a la clase mayor y, obviamente, yo no iba a decir que NO. Admiraba a mi hermano corriendo ahí. Era un sueño llegar a estar en ese lugar y hoy lo estoy cumpliendo gracias a toda la pasión que mi papá le metía y a todo lo que me enseñó de re chico”.

Federico Alonso: “El automovilismo en mi vida es gran parte de ella. Desde los 5 años todo ronda en base al automovilismo. Hace 30 años ya que estamos en esto y tiene cosas lindas como otras no tan lindas. Es un deporte que no depende de uno sino de un equipo, es difícil unir todas las piezas para triunfar. Agradezco haber llegado al Turismo de Carretera estando tan lejos, y con mucho sacrificio lo conseguimos. El automovilismo, en fin, es una pasión que aunque muchas veces te da dolores de cabeza uno lo necesita.
En cuanto al automovilismo virtual o real yo disfruto de los dos. En lo virtual la paso bien corriendo con amigos me divierto mucho y también me gusta ser competitivo y estar a la altura, obvio que hay diferencias con lo real, pero trato de sacarle el máximo provecho y aprender circuitos nuevos”.

Sebastián Gómez: Desata toda su energía cuando cierra los cintos y se ajusta el casco. Sus primeras experiencias las hizo en karting, luego subió a la pista del José Muñiz. Fue protagonista en varias categorías. Hizo número y con apoyo de la familia y algunos auspiciantes saltó al orden nacional. Corrió en TC Pista, Turismo Nacional con buenos y memorables resultados. Cada vez que pudo corrió como piloto invitado de las carreras dobles del campeonato que organiza el Automóvil Club Río Gallegos y de competencias nacionales. Siempre competitivo. Cuando la carga económica se hizo insostenible y los apoyos insuficientes, tomó la decisión de no correr en todo el 2019. Este año volvió y corrió sólo dos competencias con olvidables resultados.

Gonzalo Sánchez: Son dos, padre e hijo. Gonzalo padre compitió en la categoría Fiat 800cc. Conquistó varios podios y alcanzó el campeonato el mismo año que su hijo Gonzalo se coronaba campeón de karting. Sánchez padre dejó las carreras y se abocó a las tareas de campo. Gonzy siguió corriendo y haciendo de las suyas. Las puertas de nivel nacional se abrieron para él y corrió en la Fórmula. Cuando le comentamos a su padre sobre esta nota especial por el fallecimiento de Fangio comentó: “Lo conocí personalmente”, para agregar: “Mi viejo (Antonio), me llamó para que vaya. Fue la primera vez que entré a la Intendencia. No podía entrar, pero entré y después recuerdo que lo fuimos a llevar al aeropuerto. Yo tendría entre 10 y 12 años”.

 

EN ESTA NOTA Juan Manuel Fangio

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