Era 21 de enero de 2016. Agustín “Pipi” Barreiro estaba en su casa de Cañuelas en el cumpleaños de su hermana más chica. Dionel “Vieja” Sánchez, su formador, tocó bocina. Sánchez le dijo a Barreiro que cargue sus zapatillas y se suba al auto para ir a Buenos Aires.

 

“Pipi”, con 16 años, viajó para probarse en Boca Juniors. Llegó a La Bombonerita y realizó un entrenamiento con el equipo de la Liga de Desarrollo. “Terminé fusilado. Entrené un montón. No quería saber más nada”, le recordó Barreiro a La Opinión Austral.

 

Cuando finalizó la prueba, el alero buscaba a Sánchez y al entrenador de Boca. Ninguno aparecía. Se rindió. Estaba solo sentado en las tribunas esperando.

 

Finalmente, salieron los dos de una oficina de la institución y le dijeron que el 8 de febrero se tenía que presentar a la pretemporada. Le mostraron la pensión, le contaron los proyectos y se sumó al Xeneize. Así fue el primer paso.

 

En Boca vivió en la pensión. Fue una de las figuras del equipo en la Liga de Desarrollo y tuvo diversos partidos en la Liga Nacional.

 

Hoy, cuatro años y medio más tarde, está en Madrid. Luego de su gran temporada a préstamo en Hispano Americano, a Barreiro se le presentó la posibilidad de jugar en la Liga LEB Plata – tercera división de España– para Zentro Basket Madrid.

 

Así fue presentado por Zentro Basket Madrid.

 

La contratación tuvo algunos traspiés: Boca no estaba contento, inició acciones, pero la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA) le dio la derecha al alero. Desde la burbuja en el sur Madrid, a un día de comenzar la competencia, el alero habló sobre su formación, del salto a la Selección Nacional U21 y de lo que le dejó el Celeste. Dijo que el conflicto con Boca quedó en el pasado y describió su nuevo desafío en Europa.

 

LOA: ¿Qué importancia tuvo el formador en tu carrera?

 

Agustín Barreiro: A los 14 años, la “Vieja Sánchez” me ayudó y verdaderamente me formó. Un día se acercó y me dijo: Agustín si vos querés ser jugador de básquet, tenés que dejar muchas cosas de lado. Ahí cambié el chip. El deseo creció y se hicieron más fuertes. Dejé sin querer amigos, me perdí el viaje de egresados, salidas, cumpleaños y un montón de cosas. Pero fueron para cumplir un sueño, que en ese momento, no sabía si se iba a dar. Esas palabras que me dijo fue clave y me impulsó para estar acá hoy.

 

LOA: Luego de los primeros años en Boca, ¿cómo llega la posibilidad de estar en las juveniles de la Selección Argentina?

 

A.B: Fui el año pasado siendo U21. Pero anteriormente jugué en la Selección de la Federación de básquet del Área Metropolitana de Buenos Aires (FeMAMBA) , en la de la Liga de Desarrollo, que es el juego de las estrellas, y ahí llegó Argentina.

 

LOA: Creo que no hace falta que te pregunte sobre las sensaciones de vestir la camiseta de las selecciones.

 

A.B: Es hermoso. La verdad que las tres fueron lindas experiencias. Estar en la Selección de FeBAMBA es una emoción terrible. Quedar entre los 12 mejores de tantos clubes de la ciudad fue increíble. Jugué dos torneos. Después ir al juego de las estrellas de la Liga de Desarrollo, que salí el mejor alero y fui a Brasil a jugar un torneo. Y después había ido una semana a mi casa, me llamaron para que me presente en la Selección Argentina U21 para viajar a Colombia.

 

 

LOA: Luego, en varias ocasiones, mencionaste que para ir a Hispano dejaste lo económico de lado y buscaste el crecimiento deportivo. ¿Qué te dio finalmente el club?

 

A.B: Cuando termina la última temporada en Boca, sentía que quería jugar la Liga Nacional. Me gustan los desafíos. Me agarró la locura de querer sumar minutos y se le planteé al club. Me dijeron que no, que era mi casa y que espere unos años. Yo les dije que no y que me quería ir. Aceptaron y vi las propuestas. Aparecieron equipos, pero Hispano todavía no. Pero cuando apareció su nombre decidí que quería ir ahí. Sabía que quizá económicamente era el que menos me daba, pero sentí que ese era el club ideal. Me llamó Javier Bianchelli –técnico en ese momento- y me gustó la propuesta. Busqué empezar a hacerme un nombre en el básquet. Cuando llegué, me bajé del avión y dije: ¿Qué hago acá? Había un frío y un viento increíble. Cuando me buscaron los dirigentes, les pregunté como hacían para vivir ahí con ese viento. A medida que pasó el tiempo, desde el día uno, me demostraron que era una familia. Hispano es una familia. Conseguí más de lo que fui a buscar deportivamente. Tenía protagonismo y me hicieron sentir importante. Eso no se negocia. Cuando estás contento todo es más fácil. Es un club muy atento. Lo voy a agradecer de por vida. Que yo esté acá hoy, en gran parte es por ellos.

 

Barreiro vistiendo la camiseta de Boca Juniors.

 

LOA: Cuando regresaste a Boca, el club quería que te quedes, pero vos tenías la propuesta de España. ¿En qué consistió realmente el conflicto?

 

A.B: Cuando terminó la temporada, Hispano se comunicó conmigo y me dijeron que querían que vuelva. Les dije que si me quedaba en Argentina, Hispano era una de las posibilidades. Pero mi deseo era irme afuera. Cambié de agente y ahora es un español. Él forma parte de una empresa muy grande de España. Me dijeron que la idea es que yo viaje. Ahí tuve el problema contractual con Boca. Yo dije que no tenía contrato y mucha gente salió a afirmar que yo si tenía. En muchos lados me trataron de mentiroso, pero yo sabía la verdad. Si hoy vamos al caso, la FIBA declaró de mi lado. Estoy eternamente agradecido a Boca por todo lo que brindó y y el conflicto quedó en el pasado.

 

LOA: ¿Cómo quedó la situación con Boca?

 

A.B: Siempre voy a estar bien y agradecido con la institución. Pasé momentos hermosos. Me formé como profesional. Luego el tema lo resolvió FIBA y, una vez que resuelven ellos, el club y el jugador no tienen nada más que negociar. Le dieron el pase directamente a Zentro. Yo la pasé muy mal estos meses. La gente que me conoce sabe como estuve. Ahora estoy feliz. Cumpliendo un sueño. Mucha gente me dijo que como me iba a jugar a LEB Plata. No saben el nivel que tiene la categoría. A veces hablan sin saber. No me importa. Pienso en mi y en mi futuro. El club me da la posibilidad de sacar el pasaporte comunitario. Estoy a la vista de todos. Sin ir más lejos, el otro día jugué contra jugadores que el año pasado han estado en la Liga ACB. Venir como extranjero y tener un protagonismo es muy importante. Contento de poder jugar con esta clase de jugadores.

 

Vistiendo la nueve de Boca Juniors.

 

LOA: ¿Qué nivel hay en la Liga LEB Plata?

 

A.B: La Liga ACB es la segunda mejor liga del mundo. Entonces la LEB Plata es como la Liga de Desarrollo de ellos. Es decir, todos los jugadores que no tienen minutos porque son jóvenes, vienen a esta categoría. Tiene un nivel excelente y me sirve muchísimo a mi. Soy un privilegiado de poder estar acá hoy y tener un lugar con 21 años.

 

LOA: ¿Cómo fueron los primeros días en España luego de los vaivenes?

 

A.B: El viaje se hizo larguísimo porque tuve problemas de papeles. Tendría que haber viajado el 7 de septiembre y la pretemporada ya había empezado. Estaba ansioso, triste y desesperado. No me gusta que el equipo esté entrenándose y yo esté en mi casa. Me desesperaba. Cuando resolví el tema de los papeles pude viajar y la verdad que fue duro igual para mi. A pesar de que a los 16 años me fui de mi casa para ir a Boca y siempre estuve lejos de mi familia porque después me fui al sur, este es un paso muy grande porque no los voy a ver en muchos meses. Es duro dejar a la familia. Pero les dije que estén felices porque voy a cumplir un sueño. Después llegó el día del viaje. Fue largo y no me gustan los aviones. Estamos en una burbuja por el Covid. Vivimos todos juntos. Conociendo costumbres de otros países y aprendiendo inglés porque soy muy burro en ese sentido. Son increíbles las instalaciones. Es un sueño del que todavía no caigo. Nunca lo había pensado.

 

LOA: Zentro Basket Madrid tiene sólo ocho años de existencia, pero es considerado un club formador. ¿Cómo lo describís?

 

A.B: Exactamente. Es un club que forma jugadores. El año pasado un chico se fue a la NBA. Y ahora se fue uno a la ACB, al Zaragoza. Eso me convenció. Yo tenía ofertas para jugar en otras divisiones más arriba, pero otra vez pensé en desarrollarme. Me estoy acostumbrando al básquet europeo porque no es el mismo que en Argentina. El club de primera. Tenés todo: gimnasio, pileta, bicis. Te hace dar cuenta de lo que es un club europeo.

 

LOA: ¿Cuáles fueron las mayores diferencias que encontraste entre el básquet nacional y el europeo?

 

A.B: El básquet de acá no es tanto de jugadas, sino más dinámico. Más pasar y cortar. Salvo el base y el pívot, no hay un jugador que tenga una posición determinada. Es un juego muy versátil y todos los jugadores pueden ocupar todas las posiciones. Eso lo hace muy competitivo. Una de mis cualidades no era jugar el pick and roll porque no me gustaba y ahora me brindan esta herramienta a los 21 años. Obviamente tengo que mejorar en un montón de aspectos, pero me da la posibilidad de crecimiento. Soy el extranjero y tengo la responsabilidad de rendir. Hay una competencia muy sana. Es un desafío igual de importante como el que tuve en Hispano.

 

LOA: Se viene el debut ante Alcobendas, el clásico. ¿Cómo estás hoy físicamente?

 

A.B: Es un partido muy lindo. Hay mucha rivalidad y el historial viene bastante picante. Que arranque el torneo así está muy bueno. Físicamente todavía no estoy al 100 por ciento. Me costó mucho el cambio de horario y no pude dormir. El cuerpo estaba cansado. Poco a poco me estoy poniendo a punto. Yo creo que esta semana va a empezar a ser clave para volver al mejor nivel en mi rendimiento porque hace siete meses no juego un partido oficial.

 

LOA: ¿Cuáles son los objetivos?

 

A.B: Vine a Zentro para que me ayuden en mi formación deportiva. Estar uno o dos años hasta que me salga el pasaporte comunitario y poder estar en este club que sé que voy a entrenar a full. Sé que voy a estar muy bien y contento. Espero dar el salto, en uno o dos años, a un equipo de la Liga ACB.

 

 

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