Kelsey Barlow hablaba y levantaba la vista. La carúncula del ojo tenía un rojo fuerte. Y ese rojo, se arrastraba hasta una pequeña parte de la esclerótica.

Cuando las palabras salían de su boca, de sus labios algo anchos, levantaba el brazo derecho y sus amplias manos, tocaban su grueso y rizado cabello por unos segundos.

Cuando recibió a La Opinión Austral, Barlow estaba sentado cómodamente en un sillón, pegado al amplio ventanal que da hacia la calle Fagnano, en la confitería con dos columnas circulares, rodeada de mesas, sillas y sillones- de uno de los lujosos hoteles de Río Gallegos.

 

 

La moza del lugar se acercó y le entregó una copa ancha con helado de crema americana y una gran cantidad de dulce de leche arriba. “A él le gusta mucho el dulce de leche”, dijo la camarera mientras se dibuja una sonrisa en su rostro.

El encuentro continuó en un sector más silencioso del hotel, pegado al restaurant. Había sillones amplios y blancos en forma de L y también una mesa rectangular de madera lustrada, con dos adornos encima con elementos navideños dentro.

El norteamericano lucía un pañuelo (que cubría la totalidad de su cuello y su mentón) con líneas negras y blancas en diagonal en la parte de arriba y flores -como las de las camisas hawaianas- rojas, anaranjadas y blancas, que resaltaban entre un fondo negro.

Llevaba puesta una campera negra de fina tela y un jogging gris con franjas oscuras. Tenía una notebook y una nintendo switch.

 

 

“Estoy jugando mucho al Mario Tennis en mi tiempo libre. También me gusta leer libros. Hoy en la mañana estuve leyendo un poco. Jenny Nimo es una de mis autoras favoritas. Escribió Children of the Red King, con Charlie Bone como personaje principal. Es similar a las sagas de Harry Potter”, explicaba.

La música es habitual en su vida. Kanye West es el artista que prefiere. Mientras nombraba también a Taylor Swift y Bad Bunny, dijo que tiene un amigo cantante: Lee Donald Taicher. Abrió la computadora y puso dos canciones. “¡Tiene 84 años! Es muy gracioso”, contó. Y realizó una breve videollamada con él.

Dijo que también disfruta estos días de soledad. “Me gusta estar solo. Cuando jugábamos, desayunábamos almorzábamos y cenábamos con el equipo. Todo el día decía hola, man. Hola, men. Ahora en el baño, en el espejo, digo hola, man, pero solo. De todos modos, fue divertido estar todos juntos. Me llevo bien con todos mis compañeros.”

Básquet, el motor diario

Creció en una familia en la que solo se respiraba básquetbol. Nació en Salónica, Grecia, porque su padre, Ken Barlow (que también fue un basquetbolista profesional), jugaba en ese tiempo en PAOK. “Mi vida aseguró- es el básquet. Mi padre jugaba al básquet y solo jugué este deporte”.

 

 

“Stambi”, nombre que utiliza en sus redes sociales, se formó en Estados Unidos. Fue a la escuela Catedral de Indianapolis y allí empezó a brillar.

 

Mi vida es el básquet. Mi padre jugaba al básquet y solo jugué este deporte

 

Ya en su carrera universitaria, representó a Purdue y también a la Universidad de Illinois en Chicago. En 2014, saltó a Grand Rapids Drive, de la NBA

Development League – es la organización oficial de baloncesto de la liga menor de la NBA-.

Incluso pasó por Grecia (AEK Atenas, entre otros), por Turquía y desembarcó en 2019 en Hispano Americano, el equipo más austral de la Liga Nacional. No siente un arraigo fuerte con los países.

 

Kelsey nació en Salónica, Grecia, mientras su padre Ken Barlow jugaba en el PAOK

 

“Con Hispano jugué el año pasado y para mi es un equipo muy lindo. Le gusta jugar buen básquet y la Liga Nacional me parece muy atractiva. Fue una buena elección venir a Argentina porque es un lindo país. Tiene grandes jugadores, que son muy jóvenes, y hay un gran nivel.”.

 

Cuando la Liga se frenó en marzo por la pandemia y se suspendió la temporada 2019/2020 definitivamente en junio, el futuro de Barlow no estaba definido.

Distintos jugadores del torneo decidieron ir al extranjero en busca de minutos. Kelsey entrenaba en Beverly Hills. “Entrenaba por la mañana y por la tarde. Tiraba, practicaba otras facetas y también hacía gimnasio. Un poco de todo”, explicó.

Firmó con Soles de México. Llegó, el test le dio positivo de COVID-19 y regresó a Estados Unidos. No alcanzó a jugar.

 

 

En ese instante, se facilitó su llegada a Hispano. En esta primera etapa de la Liga Nacional, Barlow fue una de las figuras. “Hubo muchos partidos seguidos. Me parece divertido jugar tanto”, admitió.

“Aunque -agregó mientras entrelazaba sus dedos- se notaba la ausencia de los fanáticos. El jugador tiene distintas sensaciones cuando está el público en la cancha. Te da más confianza en determinados momentos”.

 

El jugador tiene distintas sensaciones cuando está
el público

 

Tiene una página web -stambi.com- El sitio principal tiene una imagen de él, con la camiseta de Hispano, una computadora, sentado arriba de un puf rosado. En el sector derecho, hay una biblioteca dividida en deportes y viajes. Hay, además, un columpio gigante.

Pero una de las particularidades es que armó un ranking de la Liga Nacional. “¿No viste la clasificación?”, pregunta.

“Tenemos 12 jugadores dentro de los mejores 40. Hispano es el mejor equipo de la Liga Nacional. Disfruto con mis compañeros en la cancha”.

“Además nuestro entrenador es el de la Selección Argentina. Gabriel Piccato tiene mucho orden. Sabe mucho de las estadísticas y es muy organizado. Es el mejor del país”, dijo.

El juego eterno

Durante 2018 fue a 15 partidos de la NBA. “Es un tipo de básquet muy divertido”, dijo. A pesar de que vive de este deporte hace muchísimos años, lo ve como un juego.

“El básquet es un juego. No lo veo como un trabajo. Tienes un balón y tirás. Sólo eso”, señaló mientras reía.

El presente

Su sorprendente facilidad para convertir desde el perímetro, la elasticidad y la habilidad deslumbraron en este primer pasaje de la Liga.

Los clubes ya pusieron el ojo en él. Pero dijo que vive el presente. Y que no piensa, por ahora, en lo que ocurrirá en el futuro. “Sólo hablo con la gente de Hispano. Tengo una muy buena comunicación con ellos”, aclaró.

Llegó a Río Gallegos luego de último partido ante Comunicaciones -se jugó el 23 de diciembre- y pasó Navidad y Año Nuevo en la ciudad.

Se prepara para el inicio de la segunda etapa (comienza el 7 de enero). Se entrena en el gimnasio del hotel, donde colgó un mini aro de básquet y juega con una pelota pequeña. Va también al gimnasio Tito Wilson para tirar.

 

Se entrena en el gimnasio del hotel y va hacia el Tito Wilson a tirar todos los días

 

Durante la entrevista, el tono de voz transmitía relajación y tranquilidad. Elegía las palabras y los silencios. Algunas de esas facetas se ven en el campo de juego.

Un jugador que mantiene la calma en momentos donde a la mayoría las invade el nerviosismo. Esa también es una clave, para que hoy sea uno de los mejores jugadores de la Liga Nacional.

 

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