Semanas atrás, la noticia del contagio masivo dentro del convento sorprendió a todos. De las trece mujeres que viven en clausura y no tienen ni el más mínimo contacto con el mundo exterior, 11 se contagiaron de coronavirus y nadie sabe cómo ocurrió. Hasta hoy, es un misterio el origen de la infección.

 

Sin embargo, por fortuna, durante la mañana de este sábado las monjas volvieron a reunirse ya recuperadas para desayunar, como lo hacían habitualmente, antes de aislarse dentro del monasterio ubicado en Diadema, localidad ubicada a unos 30 kilómetros de Comodoro Rivadavia. “Fue una alegría muy grande el estar juntas y el poder conversar, porque cada una había hecho el aislamiento como el médico les pedía”, expresó el obispo comodorense Joaquín Gimeno Lahoz.

 

El rezo

“Todos los días estoy en comunicación con ellas y vi un proceso que iban mejorando constantemente. Ya cuando les dieron el alta epidemiológica fue para ellas una reflexión de decir cuánto les ha servido este tiempo para pensar y rezar, esos valores que uno los vive de una manera casi inconsciente y sin embargo cuando llega el momento de silencio, soledad y del dolor, hace que se vayan encarnando de una forma más fuerte”, reflexionó.

 

En otro orden, el líder religioso explicó que extremarán aún más las medidas de precaución. “En eso han sido siempre muy cuidadosas. El convento tiene una disciplina muy fuerte y que por supuesto es avalado por todas las hermanitas, porque es la manera de crecer como comunidad y como personas. Estar bien es la clave, no solo con Dios, sino también con el resto de esa familia que forma un monasterio”.

 

 

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