Proclamado santo en 1671 por el papa Clemente X, Cayetano de Thiene nació en Vicenza, República de Veneci, sin embargo es uno de los más populares en la Argentina.
Cada año, miles de personas en capillas, parroquias y santuarios del país participan de la fiesta del patrono del pan y del trabajo para rendirle homenaje, para pedirle y también para agradecerle por los favores concedidos.
En Río Gallegos, las fiestas patronales comenzaron con la novena que se llevó adelante en el santuario, y en los primeros minutos de este 7 de agosto se celebró la primera de seis misas previstas para la jornada.
Por la tarde, a las 16:00, tuvo lugar una procesión que tuvo como punto de partida y regreso el santuario y que se desarrolló alrededor de la laguna María la gorda.
Durante toda la jornada, cientos de fieles se acercaron al santuario para encender una vela, rezar y celebrar al santo.
“Estamos con las expectativas colmadas por la cantidad de gente que ha pasado a lo largo de la mañana y de la tarde. Ha pasado gente continuamente”, manifestó el cura párroco Raúl Domínguez, en horas de la tarde, al móvil de La Opinión Austral.
“Siguen siendo las mismas peticiones, simplemente que hoy se habla de la dignidad, el trabajo da dignidad, la gente exige esa dignidad. No alcanza el sueldo”, mencionó el cura Domínguez en consonancia con el mensaje que días atrás el presidente de la Comisión Episcopal Argentina (CEA), monseñor Oscar Ojea había expresado en un video.
Ojea consideró “cuando pedimos trabajo, pedimos por la dignidad, porque el trabajo hace a la dignidad de la persona”, sostuvo que el trabajo “no es un objeto de compraventa” ni “un objeto de consumo” y lamentó especialmente que la persona desempleada “siente que está de sobra, que no vale”.
“Se siente herido en su dignidad, esa dignidad que solamente le da el ser hijo de Dios. Todos nosotros somos hijos de Dios y tenemos este derecho a trabajar“, agregó.
También el arzobispo de Buenos Aires, monseñor Jorge Ignacio García Cuerva, advirtió este lunes en la misa central en el Santuario de San Cayetano en el barrio porteño de Liniers que “no existe peor pobreza que la que priva de la dignidad del trabajo a su pueblo“.
“No nos queremos conformar, soñamos con más y mejor trabajo para todos y todas porque no existe peor pobreza que aquella que priva del trabajo y de la dignidad del trabajo a su pueblo”, expresó.
García Cuerva llamó a pensar en todos aquellos que viven en situación de precariedad con “trabajo mal pago, en negro o trabajo esclavo” que los “aleja de familiares y amigos”.
Y al momento del cierre, citó palabras del papa Francisco al decir que “en una sociedad realmente desarrollada, el trabajo es una dimensión irrenunciable de la vida social“.
Santuario colmado
En este marco, la fe y el pedido al santo patrono del pan y del trabajo se hizo sentir este lunes en el Santuario San Cayetano de la capital santacruceña, el cual en la misa central, que se desarrolló por la noche, se vio colmado por alrededor de 600 personas.
En la oportunidad, el obispo Fabián González Balsa, administrador de la Diócesis de Río Gallegos, no pudo asistir y celebró la misa en la parroquia San José Obrero en Las Heras, pero hizo llegar su mensaje a la comunidad del santuario.
“A San Cayetano siempre recurrimos para pedirle paz, pan y trabajo y este año, ese pedido se renueva con la certeza que San Cayetano nunca nos va a dejar“, expresó y añadió que en estas fiestas patronales “van a recibir a tantos hermanos y hermanas que necesitan recibir estas gracias particulares, recibir en su casa y en su corazón, esto tan necesario y que es un derecho, que en la mesa de todos los argentinos haya el pan necesario, que reine la paz y que todos puedan tener un trabajo digno“.
Fiesta
Tras la última misa de la jornada, La Opinión Austral dialogó con algunos de los cientos de fieles que participaron de la fiesta de San Cayetano.
Rosa, vecina del barrio Belgrano, contó que se trasladó hasta el santuario para “agradecer por mi trabajo y a pedir por todos los que no tienen trabajo. Vinimos desde el barrio Belgrano, pero vinimos con mucho gusto”.
Leticia, también vecina del barrio Belgrano, llegó con su hija, su hijo en camino, su mamá y su marido. “Vine a agradecer y a pedir. Traje a mi hija, vine a agradecer por ella”, comentó sobre su primera participación en la fiesta patronal. Destacó que la celebración fue “divertida y alegre“.
Zoraida de la comunidad de la parroquia San José Obrero, es de las fieles que siempre dice presente en las fiesta patronales. “Siempre vengo, vine a agradecer por mis hijos que tienen trabajo”, manifestó
En el cierre de la misa, el cura párroco esparció agua bendita a los asistentes, pero también a los alimentos e imágenes que los fieles habían llevado hasta el santuario.
William, un joven que desde hace dos meses colabora en el santuario, fue el encargado de entregar espigas bendecidas y reconoció que no esperaba que hubiese tanta gente.
En procesión, encendiendo una vela, con una intención, un rezo, un agradecimiento o un pedido, en el Santuario de San Cayetano en Río Gallegos, el santo del pan y del trabajo fue agasajado una vez más con toda la fe y la esperanza depositada en su intercesión y divina providencia.
OBISPO GONZÁLEZ BALSA: “PEDIMOS A SAN CAYETANO QUE TOQUE LOS CORAZONES DE LOS FUTUROS REFERENTES POLÍTICOS”
En la parroquia San José Obrero de Las Heras, el obispo Fabián González Balsa, administrador de la Diócesis de Río Gallegos, celebró la misa en el Día de San Cayetano.
En su homilía, el obispo señaló: “A San Cayetano le pedimos que con su intercesión, conceda el trabajo, paz, conceda todo aquello que las familias en esta querida Argentina estén necesitando. San Cayetano es el santo patrono de la providencia, aquello que estamos necesitando, cuando uno le pide con fe, el señor, por medio de él nos lo concede. Y nos concede fundamentalmente la necesidad más profunda del corazón que a veces es espiritual y muchas es material”.
Por otro lado, valoró: “Cuando uno comparte tiene una alegría especial. Cuando uno es generoso con lo poco o con lo mucho que tiene, el señor concede una alegría especial, misteriosa, es cuestión de probar”.

“Estamos celebrando esta providencia de Dios que nos concede a través de nuestro amigo San Cayetano, realidades espirituales pero también cosas que nos hacen falta materialmente hablando, por eso le pedimos también trabajo y pan. También le pedimos paz porque, queridos amigos, en esta bendecida Argentina, no la estamos pasando bien. No hace falta dar detalles o números, todos los conocemos. Casi la mitad de los habitantes son pobres y un número muy alto, indigentes, o sea que les cuesta vivir, no sobrevivir. Esto viene de hace mucho tiempo y no siempre nuestra clase dirigente estuvo respondiendo a esta necesidad. Por eso hoy pedimos, especialmente a San Cayetano, que también toque los corazones de los futuros referentes, responsables políticos, que serán elegidos el próximo fin de semana y en tantas otras elecciones que vamos a tener en el país, para que tengan esta sensibilidad. La política es el arte de la caridad por excelencia. Es el arte del bien común, de trabajar por el bien del otro“, manifestó.
“Hoy, estamos pidiéndole especialmente el trabajo que tanto hace falta en la Argentina, pero también la paz. Todos sabemos cuántos líos hay en distintos lugares de nuestra patria. No tenemos paciencia, no tenemos respeto por el otro y, generalmente, la decisión más fácil, imponerse, pisándole la cabeza al otro”, señaló.
“Todos le rezamos a Dios para que por medio de San Cayetano tengamos paz, trabajo, tengamos pan, nos conceda lo que el corazón está necesitando. Es casi un grito profundo del corazón. En otros años, capaz que estuvimos un poco mejor, pero este año el grito es muy profundo porque la necesidad es extrema”, sostuvo.
“Uno tiene que pedir con ganas trabajo para todos, paz y que todos tengan lo mínimo y lo máximo en la mesa, que nunca falte nada. Hay que hincharlo mucho, y perdón por el término, a San Cayetano, para que interceda y conceda lo que pedimos. Necesitamos, entre todos, pedir para que esto se dé en nuestra querida Argentina”, cerró.
Tras concluir la misa, González Balsa acompañó la procesión de aproximadamente 3 kilómetros hasta la Capilla de San Cayetano .
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