El juez Oldemar Villa fue el encargado de instruir la causa por el brutal homicidio de Santino y el abuso sexual a su madre, María Subelza.

 


El caso fue impactante. Por orden de la gobernadora Alicia Kirchner, el Ministerio de Seguridad puso a disposición todos los recursos de la Policía para esclarecer lo sucedido.

21 de febrero. Un ataque sin precedentes.

 

Investigadores demoraron en cuestión de horas al principal responsable: Omar Alvarado, en un allanamiento en “La Favela”, lugar conocido por albergar a muchos delincuentes. ¿Qué hizo el juez? Nada.

Tras aprehenderlo y no recibir medidas desde el juzgado, la Policía debió dejarlo en libertad. Tenía sangre en su ropa y golpes en su rostro, pero aún así entendió que las pruebas no eran “tan fuertes” para dejarlo preso.

 

 

 

25 de febrero. Marcha de velas y apoyo a María.

La propia hermana del agresor declararía luego, manifestando que fue él. Ahí ordenó la detención. Lo reconoció a través del identikit que la Policía difundió. El dibujo realizado por el especialista Gustavo Morichetti fue un fiel reflejo de la persona que buscaban.

 

24 de febrero. Omar Alvarado, detenido. 

Afuera del juzgado de Villa hubo acampes pidiendo por su destitución. Antes de la pandemia, se llegaron a entregar miles de firmas en la Legislatura, pero quedó en la nada.

 

 

 

25 de febrero. Marcha de velas y apoyo a María.

 

“Marcó un antes y después. Fue decirle basta a este juez que no nos defiende”, resumió Laura, referente de los vecinos que protestaron por cómo trabaja el magistrado.

 

27 de febrero. Una multitud en la misa de Santino.

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