El inicio de 2021 marcó un déjÓ vu para el sector minero: las fuertes manifestaciones antimineras que abrieron el 2020 en Mendoza se replicaron este año con duros cuestionamientos para el sector en Chubut.

A punto tal de buscar insólitas (y repudiadas por el Consejo Federal Minero y entidades representantes del sector) vinculaciones con los incendios en las comarcas andinas de la provincia.

 

 

La minería volvió así, tristemente, a la escena nacional, mientras que desde el gobierno de Alberto Fernández intentan que no se corra el eje central sobre el que se viene trabajando desde que asumió: la necesidad imperiosa de captar inversiones para el sector.

Para eso, el secretario de Minería, Alberto Hensel, le puso fecha de lanzamiento en mayo al Plan Estratégico Minero con el que promete “salir de la discusión de si hacer o no minería”, en sus palabras, y pasar a debatir “cómo aprovechar esta actividad para el desarrollo económico y social”.

Ejemplo

En este contexto, la provincia de Santa Cruz trae un poco de aire fresco y muestra cómo el hecho de contar con licencia social como estandarte principal para el desarrollo minero, hoy le permite posicionarse como la protagonista del segmento metalífero.

La jurisdicción concentra un 52 % de la producción de oro del país. En efecto, de las doce minas de este tipo que hoy operan en el territorio nacional, en Santa Cruz hay seis.

Tenemos el Macizo del Deseado, pero también la provincia ha desarrollado la licencia social. Esto significa que las distintas localidades y las personas que las habitan admiten a la minería como parte importante de nuestro desarrollo”, remarcó el vicegobernador de Santa Cruz, Eugenio Quiroga, en el marco de su exposición en la PDAC (La mayor feria internacional de la Minería del mundo), que este año se realizó en la modalidad virtual por la pandemia del Covid-19.

 

De las 12 minas de oro que hay en la Argentina, seis se ubican en territorio santacruceño

 

Lo cierto es que la provincia sostiene como política de Estado el desarrollo de la actividad desde hace 20 años, lo que hoy la catapulta como la mayor exportadora de oro y plata de la Argentina.

Durante estas dos décadas, se ha sostenido como destino de inversiones de empresas metalíferas: de acuerdo con los datos ofrecidos por las empresas, por lo menos unos 4.500 millones de dólares se desembolsaron en desarrollos mineros en la provincia, que en conjunto emplean a más de 6.000 personas de manera directa (en más de un 70% se trata de santacruceños).

A la cabeza

Santa Cruz, no sólo ostenta el hecho de que la mitad de las minas metalíferas que están en producción actualmente en el país están en su territorio, sino que posee a una de las más importantes del mundo: Cerro Negro.

Esta se posicionó, en el inicio de este año, entre las diez minas de oro más productivas a nivel global, lo que catapulta no sólo a la provincia sino a la Argentina en el concierto de naciones con desarrollo minero de avanzada.

 

En Santa Cruz se concentra el 52 % de la producción de oro de todo el país

 

En efecto, el yacimiento operado por Newmont, una de las principales productoras de oro del mundo, aparece en sexto lugar -entre otros de Estados Unidos, Australia, Canadá, Colombia, Sudáfrica, Rusia y Chile-, en un ranking global elaborado por la prestigiosa agencia internacional de información sobre metales Kitco, según las capacidades productivas durante la segunda mitad de 2020.

 

Desde que inició su producción en 2014, en el desarrollo de Cerro Negro se ha invertido cerca de 2.400 millones de dólares. Actualmente, emplea a 1.400 personas, cumpliendo, según afirma la empresa, con la ley provincial del 70/30, dando ocupación a mano de obra local.

 

Bajo el acuerdo de responsabilidad social, a través del Fondo Unirse, la firma estadounidense aportará 30 millones de dólares para la construcción de una línea eléctrica.

En paralelo, según datos de la empresa, cerca del 40 % de la energía que se utiliza en Cerro Negro para su producción proviene de fuentes renovables, lo que supera con creces las pautas que marca la ley para un desarrollo productivo sustentable.

Continuidad

Asimismo, en Santa Cruz conviven yacimientos maduros. Tal es el caso de Cerro Vanguardia, que han reinvertido en exploración parte de su producción desde su inicio en 1998 y de esa manera ha logrado duplicar su vida útil -hoy estima su cierre para 2025-, y proyectos nuevos recientemente iniciados, como la mina Cerro Moro que es la última en entrar en producción en 2018.

 

Cerro Vanguardia comenzó a producir en el marco de una asociación público-privada entre la sudafricana AngloGold Ashanti y la estatal Fomicruz, hoy emplea a más de 1.000 personas y lleva invertidos desde su inicio más de 400 millones de dólares.

Sólo en 2019, de acuerdo con la información que brindó la firma a SCP, las inversiones de capital totalizaron los 31 millones de dólares. Durante diez años, la mina de la localidad de San Julián que abrió paso a la minería metalífera en la provincia fue la única en producción.

 

Recién en junio de 2007 inició su fase productiva la mina San José, que fue la primera de explotación subterránea con procesamiento del mineral in situ en la provincia.

En el proyecto, según indicó la firma Minera Santa Cruz -una asociación entre el operador peruano Hochschild y la canadiense Minera Andes, hoy McEwen Mining-, lleva invertidos desde el comienzo 743 millones de dólares.

Emplea más de 1.400 personas y cuenta con más de 2.000 proveedores.
En tanto, la empresa canadiense Yamana Gold -que en los 15 años que lleva en el país pudo desarrollar tres minas- invirtió cerca de 300 millones de dólares entre 2016 y 2018 sólo para la construcción de Cerro Moro y, de acuerdo con los datos ofrecidos, hoy emplea cerca de 1.450 personas, de los cuales 750 son en forma directa y el resto contratistas.

 

Otra de las minas más jóvenes de la provincia es Don Nicolás, que según Cerrado Gold entró en producción en diciembre de 2017 y tiene una vida útil estimada en seis años. La firma -también canadiense- invirtió 250 millones de dólares y actualmente emplea poco más de 300 personas.

 

Si bien no es de las más jóvenes, ya que inició su producción en 2009, Pan American Silver dio un nuevo comienzo a las instalaciones de la mina Manantial Espejo en 2019 y 2020 con el desarrollo de las minas Joaquín y COSE.

La firma canadiense indicó a este medio que invirtió más de 300 millones de dólares entre los tres yacimientos -que combinan la explotación a cielo abierto y la subterránea- y cuenta con 660 empleados.

 

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