El 17 de marzo de 2020 en El Calafate se confirmaba el primer caso de coronavirus de la provincia. Con el resultado positivo de un turista francés de 82 años, comenzaría una larga e inesperada estadía de 52 días para una delegación integrada por 11 matrimonios.

María Fernanda González, cónsul honoraria de Francia en Santa Cruz, fue clave en el acompañamiento de los adultos mayores, que de un día para el otro pasaron de vivir el viaje de sus sueños a una cuarentena que les impedía regresar a sus hogares en el viejo continente.

“Cuando la guía fue a buscarlos para realizar la excursión, un señor no se encontraba bien y se quedó en el hotel. Partió con el grupo y cuando volvió, se enteró que se habían ido al hospital porque tenía fiebre”, recuerda Fernanda González en diálogo con La Opinión Austral. Inmediatamente se activaron los protocolos.

La cónsul honoraria, Fernanda González junto al cónsul de Francia, Patrick Renard. FOTO: GENTILEZA F.G.

Al ser el primer caso, todo era desconocido. Uno de los primeros inconvenientes fue que él dio positivo y ella negativo, pero no se quería separar de su marido”, señala.

La intervención de González iba a ser integral, desde intentar responder las consultas de la delegación hasta ocuparse de los medicamentos que necesitaban los turistas. “Había gente con Parkinson, problemas cardíacos, presión, enfermedades propias de la edad”.

Lo que más quería el grupo de personas, que rondaban los 70 y 80 años, era retornar a Francia. “Comenzó a complicarse el regreso, estaban entrando en una depresión, cayendo su moral, se estaba poniendo muy difícil”, cuenta y agrega que “eran 22 personas y ya empezaban a tener roces entre ellas”.

 

Dr. Lerena, Dra. Viviana Bruno, CH Fernanda González, CG Patrick Renard, Dr. Osvaldo Cordano, Dr. René Costa y Dra. Verónica De Cristófaro.

La Embajada de Francia y el seguro del grupo de turistas evaluó la posibilidad de realizar la repatriación con un avión sanitario.

González, cónsul honoraria desde 2017, tuvo que enfrentarse en un contexto desconocido con una situación repleta de problemas en las que su responsabilidad era sobre todos los turistas franceses en la provincia.

La delegación de turistas pudo regresar a Francia tras 52 días. FOTO: MINISTERIO DEL INTERIOR

“Manejar las emociones fue difícil por mi incertidumbre, no tenía todas las respuestas”, cuenta y agrega que “no eran los únicos turistas que tenía, había padres que me llamaban desesperados porque sus hijos estaban acá. Fue caótico“. Agrega que “entraba en juego el cansancio. Más allá de la responsabilidad, soy humana y estaba preocupada. Tengo a mi familia y un montón de situaciones que había que ir llevando”.

Para el regreso a Francia hubo un primer intento que debió ser cancelado. “Eso los desmoralizó un montón”. Finalmente, a fines de abril llegó el avión sanitario.

El día que partió el avión, sostiene, “fue una satisfacción enorme, viví una emoción muy grande cuando subieron la camilla con la persona asistida, la gente del grupo saludaba. Ellos decían que si no hubiesen estado acá, no sabían si hubiesen sobrevivido, yo siempre les remarcaba que tuvieron la suerte que fue acá y pudieron tener esta atención. En Buenos Aires o en Francia les daban prioridad a los más jóvenes, para los más viejos no había respirador. Ya sabemos la historia”, comenta.

El mayor logro fue que pudieran salir todos vivos, que llegaran todos vivos a Francia. Ya en sus ciudades, todos los turistas me mandaban fotos, haber logrado todo eso fue una satisfacción muy grande”, remarca.

Fueron casi dos meses de intensa labor, sin embargo, dice “nunca tomé dimensión de todo lo que significó, un grupo varado, los casos positivos, pacientes que necesitaban terapia intensiva, Rolland que necesitó el respirador, el avión sanitario y todos los otros turistas que tuve que ayudar. Para mí, era lo que tenía que hacer, después me di cuenta que una situación así no se dio en ningún otra parte del país, lo vi con mis colegas cónsules”, repasa.

Reconocimientos

El mes pasado, el cónsul de Francia, Patrick Renard, visitó El Calafate para reconocer a los equipos de salud del establecimiento por la atención brindada al grupo de turistas y entregar dos reconocimientos a González.

“La medalla de plata de Asuntos Exteriores. Fue una emoción grande, fue por la abnegación, como dijo el cónsul en su discurso, yo casi no dormía por todo ese trabajo. Fue una sorpresa cuando me entregaron la segunda medalla, que es la del Mérito, es muy especial y se entregó sólo en un par de casos, esa la solicita la embajada. Fue muy emocionante”, destaca.

De regreso en Francia, Rolland Demange celebró su cumpleaños N° 83.

“La pandemia existió en el mundo entero, pero el trato era importante. Venís a cumplir el sueño de tu vida, querés viajar y te encontrás con esta situación. Pensaba en mis abuelos: ‘Me encantaría que haya alguien que los esté ayudando’. La familia estaba muy preocupada y pude ayudarlos, siento que es mi función de cónsul honorario”.

Al día de hoy se mantienen en contacto. “Siempre comparten fotos, cuando Messi pasó a París, mandaron saludos y felicitaciones. La última foto que vi fue cuando festejaron el cumpleaños 84 de Rolland, quien quiere volver para conocer los glaciares, fue el mayor honor y logro que tuvimos en toda esta historia”, cierra.

 

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