Crónica viajó hasta El Salvador y muestra en vivo cómo funcionan las cárceles emblema del presidente Nayib Bukele, símbolo de la política de seguridad que implementó el Gobierno en el país centroamericano.
Con una cobertura intensiva de los cronistas Adrián Sánchez y Guillermo Baqué, el canal del pueblo mostró detalles exclusivos desde “El penalito“, una de las alcaldías que replica el modelo del Centro de Confinamiento del Terrorismo (Cecot), la mega cárcel que es un símbolo de la política de seguridad que implementó el Gobierno en el país centroamericano.
“Estoy detenido hace cuatro meses. Había firmado para irme de la pandilla, pero me detuvieron por mi pasado”, contó Nelson, uno de los maras tras las rejas, a quien se le atribuye la autoría de nueve asesinatos.


Consultado sobre su opinión sobre las medidas represivas del mandatario salvadoreño, el hombre afirmó estar de acuerdo con alguna de ellas. Sin embargo, pidió “más oportunidades para los jóvenes”.
“Como presidente, cierta parte (de las medidas) está bien. Lo único que pedimos, es que les dé oportunidades a la juventud. En nuestro país, hoy es delito hasta ser joven”, criticó el delincuente que está privado de su libertad.
Nelson podría pasar el resto de su vida en una cárcel junto a otros miles de presos que cumplen sus condenas en condiciones de hacinamiento.
“Es Dios el que tiene la última palabra”, consideró el convicto al pensar sobre su futuro, y la posibilidad de no volver a la calle.
“No estamos preparados para llegar a un lugar así, pero si Dios lo permite, vamos a ir”, indicó sobre el próximo paso, posterior a su estadía actual en “El Penalito”.
A pesar de que convivirían integrantes de diferentes bandas delictivas en el mismo lugar, las situaciones de violencia entre ellos serían aisladas, mientras pasan las horas tirados en el suelo, con la única actividad disponible, tanto mujeres como hombres, separados por rejas: leer la biblia.
Según pudo averiguar Crónica HD, los presos se bañan dentro de las celdas en frente del resto de la población carcelaria. Tampoco había un baño a la vista donde harían sus necesidades.
“Mi familia son religiosos, pero hay momentos en que a uno lo dominan los malos pensamientos, las malas amistades, y los desvía del camino de Dios. Con el tiempo vienen las consecuencias”, recordó Nelson sobre como comenzó su camino en el mundo criminal.
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