Para Elisa Reyes, los límites sólo son las líneas que marcan la cancha de fútbol. Dentro de ese rectángulo, comenzó a jugar a la pelota hace siete años. Hoy tiene 27 y en el 2019 decidió dar un paso más en la disciplina, uno que no todas las mujeres del deporte se animan a dar todavía: ser árbitra.

 

 

Elisa Reyes, vestida para arbitrar. FOTO: FACEBOOK

El interés por el arbitraje llegó después de lesionarse durante un partido. “Me invitaron al curso y la capacitación de árbitros, de la Liga Municipal, me gustó y me sumé al grupo”, contó en entrevista con La Opinión Austral. Hoy ya se dedica a arbitrar, incluso este 8 de marzo, en el Día Internacional de la Mujer, estará presente en el torneo de fútbol femenino que organiza la Municipalidad.

 

 

Todavía no pudo debutar como jueza en un partido de fútbol masculino, únicamente en las categorías Femenino e Infantiles. Pero, en cuanto pueda, ese será su próximo objetivo: “Estoy haciendo la capacitación en árbitros de AFA (Asociación de Fútbol Argentino), y si cumplo con los requisitos más adelante puedo arbitrar masculino también”, contó.

En Argentina, el arbitraje femenino en categorías superiores comenzó en el 1998. Fue un 4 de abril cuando Florencia Romano estuvo en la terna arbitral en un partido de la Primera D, disputado entre Victoriano Arenas y Muñiz. Por ese trabajo, cobró 47 pesos y 11 centavos. Pasaron 19 años hasta que una mujer llegó a un partido de Primera División. Fue Gisela Trucco, para la 7° fecha de la Superliga del 2017, en un partido entre Defensa y Justicia y Olimpo. Con el tiempo, otros nombres como el de Mariana de Almeida y Daiana Milone también pisaron fuerte en el arbitraje femenino en Argentina.

Pero el desafío recién empieza. Elisa mencionó que en Río Gallegos aún no son muchas las mujeres que se están capacitando. En la Liga Municipal, son alrededor de 4 o 5, misma cantidad que en el curso que está realizando de la AFA.

El arbitraje femenino en la ciudad está dando sus primeros pasos. FOTO: FACEBOOK

Pensando en un futuro arbitraje en un partido de varones, Elisa sabe que va a ser distinto. “Que haya una árbitro mujer en la cancha es raro, es como que lo toman distinto que cuando te arbitra un hombre, pero es la actitud que tiene que tener uno cuando entra a la cancha a arbitrar”, planteó.

 

En febrero de este año, una árbitra de Neuquén fue insultada y escupida por un jugador en un partido de fútbol masculino, cuando volvieron las competencias post cuarentena estricta. El jugador fue sancionado, pero el momento que tuvo que vivir Luján Arregui no se lo olvida más. En el caso de Río Gallegos, Elisa indicó: “Que nos lleguen a escupir hasta ahora no, pero el tema de los insultos y los gritos y todo eso, está siempre, es la presión que tiene uno como árbitro cuando entra a la cancha”.

Elisa quiere seguir capacitándose para llegar lejos en el mundo del arbitraje. Foto: José Silva / La Opinión Austral

Nada de eso es un impedimento para ella y sus aspiraciones, ni la de sus compañeras. A la entrevista, la acompañó Valeria Huircan, otra de las que se adentró al mundo de las tarjetas amarillas y rojas. Lo que esperan ahora es “ir superándonos, cuando uno hace lo que le gusta tiene que seguir capacitándose y quién dice capaz llegar a algo más”, anheló Elisa sobre su futuro.

Valeria Huircan, con la casaca de árbitra.

En cuanto al fútbol femenino local, la joven árbitra destacó que “ahora está más reconocido”, y describió que, años atrás, “era como que veían chicas jugando y era raro, ahora está más integrado, con el tema de los árbitros también, está bueno, estamos creciendo en el ambiente del fútbol”, valoró. Cabe recordar que a nivel nacional, el fútbol femenino se profesionalizó recién en marzo del 2019, tras una larga lucha encabezada por la jugadora Macarena Sánchez.

Elisa, antes de iniciar un partido en el Gimnasio “Lucho” Fernández.

Así como Elisa se animó al arbitraje, en un campo de “poder” dentro del fútbol que estaba ligado a los hombres, ahora quiere que más chicas tomen la valentía de hacer lo mismo. A ellas, les dejó un mensaje: “Que se animen, que hagan las capacitaciones y los cursos y demás, y si es algo que les gusta, que se animen –repitió-. Cuesta, obviamente que cuesta, no es un puesto fácil de ocupar, las críticas van a estar siempre, como árbitro te podés equivocar y así se aprende”.

Según su perspectiva, hoy por hoy más que empoderada, se siente “tranquila”, ya que percibe que ahora se puede “ser parte de esto que antes era poco común; es como que nos están dando más entrada en algunos lados donde antes no nos permitían, y está bueno”.

 

Para Elisa, este 8M “es fuerte, con todas las cosas que están pasando hacia la mujer”. Le costó realizar una reflexión, pero finalmente apuntó a algo simple y conciso: “Que nos dejen estar tranquilas”.

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