Debido al aislamiento obligatorio, no podrá conmemorarse el Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de las Malvinas con las actividades tradicionales. Sin embargo, habrá otras iniciativas para hacer honor a una fecha que invita a recordar. Mientras que LOA repasó lo vivido en 1982 con riogalleguenses NyCs.
A 38 años del desembarco de las tropas argentinas en las islas Malvinas, que tenía como objetivo recuperar la soberanía arrebatada por fuerzas armadas de Gran Bretaña, este 2 de abril se evocará de una manera distinta debido a la cuarentena por el coronavirus.
Por tal motivo, La Opinión Austral también buscó hacer memoria de forma diferente y, para ello, además de apelar a los recuerdos de los ex combatientes, habló con vecinas y vecinos que vivieron la guerra en Río Gallegos.
Banderazo, Himno y Marcha de Malvinas
Desde el Gobierno de Santa Cruz se articuló con Fernando Alturria, presidente de la Asociación Centro de Veteranos de Guerra “Soldado José Honorio Ortega” una convocatoria para conmemorar la fecha a pesar de la vigencia del aislamiento social, preventivo y obligatorio.
Para ello, los medios públicos se pusieron a disposición de los veteranos y en la medianoche de este 2 de abril se reprodujo el Himno Nacional, mientras que hoy al mediodía harán lo mismo con la Marcha de Malvinas.
Además, invitaron a santacruceños y santacruceñas a sumarse desde cada rincón de la provincia compartiendo sus fotos y videos en las redes sociales con el hashtag #Malvinas38Años.
Desde el Centro de Veteranos de Guerra proponen embanderar las casas, mostrar algo celeste y blanco, y se puede sumar también un mensaje para los ex combatientes en las ventanas.
La guerra en las aulas
Julio Cantín, nacido y criado en Río Gallegos, actualmente es profesor jubilado, y tenía 30 años en la guerra de Malvinas. Vivía junto a su esposa Blanca Luz y a sus tres pequeñas hijas.
El ex docente describe que la ubicación del colegio, con grandes ventanales que dan al río, permitía ver los aviones e incluso algunos barcos.
Fernando Alturria: Vivir acá es sentir que estamos cerca de Malvinas
“Recibimos instrucciones de Educación y Defensa Civil, para prepararnos en las aulas, ante posibles ataques, nos poníamos debajo de los pupitres y lejos de las ventanas, por posibles roturas de vidrios, como era lógico, la situación era tensa y no podíamos dejar las aulas, bajo ningún aspecto” contó a LOA.
Se ordenó el oscurecimiento de todas las casas y los autos transitaban con luces de estacionamiento, los jefes de la manzana eran los encargados del control del oscurecimiento.
“En nuestro hogar, mi esposa armó en un placar un lugar de resguardo y protección ante un posible ataque, para nuestras niñas”, narró Julio, “por nuestra ubicación estábamos cerca del helipuerto que estaba en la calle Malaspina, y se escuchaba el movimiento de los helicópteros”.
Además, el en aquel entonces profesor explicó que la actividad diaria era muy difícil y que nadie sabía lo que podía suceder, “Ese 2 de abril nos reunimos todos en el mástil de Roca y San Martín, con banderas, escarapelas, y cantamos el himno, todos eufóricos por la recuperación de las Islas”.
Pasaron 38 años, sin embargo, la cuarentena recordó a Julio los momentos vividos en 1982: “Las restricciones y las calles vacías se parecen a las de la guerra, se fueron todos de la ciudad, no quedó nadie. El miedo y las noches silenciosas con todos adentro, es difícil no encontrar similitudes” finalizó.
“No se negocia la soberanía”
Desde Libertad, partido de Merlo, en Buenos Aires, el ex combatiente Andrés Fernández Cabral fue convocado a la Guerra de Malvinas.
Desde 1988 vive en Río Gallegos porque “buscaba el lugar en el mundo que se pareciera al paisaje de las islas, empecé andando de mochilero, hasta que encontré este lugar en el que vivo ahora, cerca de la ría”.
En el año ’82 Andrés tenía 21 años recién cumplidos, en el mes de marzo, “recuerdo la sorpresa de la convocatoria, dado que yo soy una persona del pueblo a la que llamaron para hacer el servicio militar y me mandaron a Malvinas, pero yo no hice una carrera militar”.
También destacó lo que significó el viaje, “no sabía adónde íbamos, acá en el sur nos encontramos con este clima diferente. Llegamos a Malvinas de noche, el 13 de abril del ´82, yo no conocía el mar, ni la montaña ni el frío, era todo nuevo, por primera vez andaba en barco y en avión, fue mi primer contacto con el viento y con la nieve, como nos ocurrió a todos a los que fuimos a la guerra”.
“Mucha gente, nacidos y criados acá, me han comentado que esto se parece mucho a lo que pasó en el ´82, si bien no estaban en cuarentena sí en guerra y muchas de las cosas que se viven ahora se vivían en aquel momento, no poder salir, no transitar por las calles, eso genera algo extraño y se rememoran esas cuestiones que sucedieron hace tantos años”, afirmó el ex combatiente.
Con respecto a la fecha que este año se conmemora en aislamiento, Andrés contó: “Creo que nosotros tenemos que estar muy atentos para recordar a nuestros mártires que dieron la vida por nuestro país en Malvinas, se tiene que recordar, como se hace todos los años, y seguramente el año próximo podremos volver a hacer un acto, pero lo más importante ahora es cuidarnos”.
Andrés Fernández Cabral: Dimos todo lo que teníamos, pusimos a disposición nuestra vida
Y comparó la guerra contra el coronavirus con la de Malvinas: “Los veteranos dimos todo lo que teníamos, pusimos a disposición nuestra vida para defender a nuestro país, hoy toca poner nuestra buena predisposición, cumplir con las normas que nos están imponiendo, porque son para cuidarnos a todos y para salvarnos de esta peste”.
Por último, se refirió a la gestión nacional: “Creo que éste, como los últimos gobiernos peronistas, han priorizado el tema y eso es importante, porque no tenemos que perder nunca el derecho al reclamo por nuestra soberanía”.
Y al respecto aseguró: “Los ingleses por la fuerza imponen su voluntad, porque no tienen nada que certifique que las Malvinas son británicas, por eso las han usurpado como lo han hecho en tantos territorios alrededor del mundo”.
“No va a ser fácil que retornen rápidamente a la soberanía argentina, pero no hay que dejar de luchar, eso tiene que ser inclaudicable y no negociable, porque no se negocia la soberanía” finalizó Andrés.
Frío, oscuridad y miedo
La NyC Nieves Valles, quien tenía 17 años en 1982, describe que el aislamiento y la pandemia la transportaron a lo vivido durante la guerra: “El otro día, la primera semana de la cuarentena, me levanté muy angustiada, pensando que estábamos en la guerra, no podía evitar pensar en lo vivido con Malvinas, con diferencias obvias, pero con la misma sensación”.
La riogalleguense describe “una época muy dura” y compartió con LOA el recuerdo de una noche muy especial: “Había toque de queda, yo caminaba por San Martín, me parece, de pronto sonó la sirena y me tuve que meter en cualquier casa, ni siquiera sabía quiénes vivían ahí, pero entrabas en pánico”.
Nieves aún conserva en su memoria los miedos de aquel tiempo, las calles oscuras y las casas con las ventanas cerradas: “Fue horrible, yo era una adolescente y me quedó muy grabado, ver hoy a la Policía en la calle y a todos nosotros adentro, me lleva a esos feos momentos que hemos vivido”.
Por último, la vecina describió un invierno muy frío, con mucha escarcha: “Fue muy crudo, no se podía caminar por el hielo, fue durísimo, me acuerdo patente del frío, de la oscuridad y de las sirenas, los simulacros eran horribles”.
La joven que cantó folklore a las tropas argentinas
Gaby Elizabeth Irusta también es nacida y criada en Río Gallegos. Actualmente es licenciada en Trabajo Social y en el ´81 tenía 21 años y estudiaba en la universidad.
“Conocidos míos, que estaban en la Fuerza Aérea trabajando y estudiaban en la facultad, fueron a Malvinas, previamente no nos dijeron nada, no sabíamos lo que iba a pasar” comenzó su relato.
Gaby Irusta: Esos meses fueron terribles, me quedaron grabados a fuego
“Recuerdo que hicimos una despedida porque nos dijeron que tenían que viajar y que no sabían cuándo volvían, nada más, a Dios gracias volvieron los dos, los fuimos a recibir, estaban psicológicamente muy mal por todo lo sucedido allá, realmente eso me quedó muy claramente grabado” lamentó Gaby.
La entonces estudiante descubrió lo que pasaba una mañana: “Me levanté ese día y estaba haciendo cosas y de repente escucho en la radio –tropas argentinas desembarcaron en las islas Malvinas- eso fue terrible, fue un shock interno porque nadie sabía nada, y ahí me puse a buscar en las noticias para ver lo que estaba pasando”.
Gaby describe que en la calle sólo había soldados, “esos meses fueron terribles, me quedaron grabados a fuego, si escuchabas las sirenas tenías que meterte en lugares en los que no sabías lo que iba a pasar y si estabas en un lugar cerrado te metías debajo de los marcos de las puertas”.
Permanentemente se escuchaban los aviones pasar, sin cesar, “era una tensión permanente, fue traumático para todos, fueron momentos muy difíciles, también me acuerdo de escuchar cada tanto a las Fuerzas Armadas diciendo –comunicado número tanto- cada vez que decían eso vos no sabías qué era lo que te iban a decir, porque lo que se vivía allá sólo lo conocían ellos”.
Con tristeza, la trabajadora social contó que la ciudad quedó vacía: “Todos se fueron, sólo quedamos los nacidos acá, quedamos solos, sentías desolación, nunca pensaste vivir una cosa así, me quedó un dolor en el alma, porque después vimos cómo todos volvieron a buscar su casa y a seguir juntando plata, sentir que de repente nos dejaron solos fue muy feo, sentí el abandono de la gente, para los NyCs fue algo muy doloroso”.
A las tropas que trajeron las distribuyeron en las instituciones educativas de la provincia, sobre todo en Río Gallegos, las escuelas estaban adaptadas, había cables por todos lados, e incluso después las alojaron ahí, hoy hablo de esto y me vuelvo a estremecer, era una angustia e incertidumbre permanentes”.
En aquellos años Gaby cantaba folklore, “los chicos del Rotary me pidieron que lo hiciera para los soldados, en veladas que se hacían para distraerlos, iban todas las tropas y yo me acuerdo que canté para ellos en lo que en su momento era Si Discotec, era algo solidario, una entrega del corazón”.
“Me acuerdo que ensayé con personas que estaban en la Fanfarria del Ejército, había un saxo que me acompañaba, nada era improvisado, fue algo muy lindo, un agasajo que se hacía a las tropas desde la comunidad y organizaciones, los soldados eran muy jóvenes y estaban alejados de sus familias” finalizó.
“Debemos seguir malvinizando”
Fernando Alturria, titular del Centro de Veteranos José Honorio Ortega de Río Gallegos, repasó con LOA lo vivido durante la guerra y lamentó que, debido a la cuarentena, este año no se podrá continuar con la tradición.
“Es raro, es la primera vez que no se hizo la vigilia ni el acto del 2 de abril y no exagerando, a mí me genera un dolor terrible. Tampoco pudimos hacer la 4ta caravana Malvinas por Siempre Argentinas, donde recorremos todos los monumentos y murales referidos a las islas”.
Fernando nació en Buenos Aires y prestaba servicio en el Regimiento de Infantería 12 de Mercedes, Corrientes. Tenía 19 años y era suboficial cabo de infantería cuando fue llamado a la guerra en la que tuvo 7 soldados a cargo, 7 vidas que tenía que cuidar “y tuve la dicha de regresar con todos”.
Sin embargo, tiempo después del conflicto bélico, se mudó a Río Gallegos donde vive desde hace 31 años y formó su familia, “Vivir acá es sentir que estamos cerca de Malvinas”.
“Desde que volví de las islas siempre pensé en regresar al sur, y de novios con mi señora, Rosalinda, hablábamos de venir para acá y cuando se dio la oportunidad no dudamos”, relató, “era por 3 o 5 años y ya tengo 5 hijos, 2 nietos y uno o una en camino”.
El presidente del Centro que hoy tiene 47 veteranos que forman parte, contó que le tocó participar en la batalla de Darwin y Pradera del Ganso entre los días 27 y 29 de mayo.
Mismo combate en el que ofrendó la vida el héroe santacruceño, el soldado José Honorio Ortega, “fue unos de los más feroces de la guerra. El ataque comenzó el 27 con un bombardeo continuo y el 28, aproximadamente 01:30 horas, comenzó el ataque terrestre que duró toda la madrugada y el día, se hizo un alto del fuego a la noche y mi regimiento se rindió al mediodía del 29”.
Con respecto a las políticas que lleva adelante el Gobierno Nacional, por el reclamo de soberanía sobre las islas Malvinas, Fernando explicó que fue muy crítico con la gestión anterior porque tuvo “muchas equivocaciones”, mientras que la actual “mostró algunas señales de poner en agenda el tema”.
“Como siempre, apoyaremos toda aquella acción que vaya en el camino de la recuperación de Malvinas. Y lucharemos contra aquellos que traicionen la memoria de los 632 caídos que han derramado su sangre en defensa de la soberanía” afirmó con orgullo.
Y en este sentido Fernando aseguró: “Estoy muy seguro de que las vamos a recuperar, ese es mi mayor anhelo, por eso debemos seguir malvinizando y enseñar a nuestros hijos porqué decimos que las Malvinas son Argentina”.
Por último, al ser consultado por cómo explicaría a niñas y niños porqué son nuestras las Malvinas, el ex combatiente explicó que les diría:
“Siempre fueron argentinas y un día por la fuerza vinieron los ingleses y nos echaron. Tratamos de terminar con una injusticia y de recuperlas por la fuerza.
Hubo una guerra donde muchos soldados las defendieron con coraje y valor, llegando a la derrota, pero esto nos enseñó que las tenemos que recuperar por medio de la paz y cada uno de los argentinos poner su granito de arena para lograrlo”.
“Porque para defender a la patria no hace falte tener un uniforme y un fusil. Todos la defendemos cumpliendo con su trabajo, el doctor curando, el obrero trabajando, la maestra enseñando y los chicos estudiando, sólo así vamos a recuperar definitivamente nuestras islas Malvinas”.
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