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La localidad de Las Heras refleja las complejidades del crecimiento urbano, vecinos y autoridades se enfrentan a un entramado de regulaciones desactualizadas, recursos limitados y problemáticas persistentes, desde el bullicio nocturno hasta la esquiva persecución de motos.

Las problemáticas relacionadas con los locales nocturnos y la seguridad ciudadana constituyen un desafío constante en la localidad petrolera, un panorama que oscila entre la rigurosidad de las normativas vigentes –muchas de ellas, confesamente, obsoletas– y la limitación de los recursos disponibles para su aplicación efectiva.

Por eso, este miércoles con presencia de Cristian Cansino Jefe de la Regional Norte de la Policía de Santa Cruz, integrantes de la DDI local, jefe de la Seccional Primera y Segunda, Tránsito y Guardia Urbana se desarrolló un encuentro con el fin de organizar directivas para hacer mermar los episodios que afectan a la localidad del norte de la provincia. Durante la misma se habló sobre el accionar sobre los controles de locales nocturnos no siempre logra ser profundo.
Un caso particular mencionado es el de “Garrison“, identificado como un bar tradicional, habilitado en 2003. Se reconoce que la ordenanza que lo regula, la 900/05, que data de 2005, necesita ser adaptada al paso del tiempo. Se han elevado modificaciones al Concejo Deliberante para su revisión.

Durante el encuentro, todos coincidieron en que el mayor problema es la falta de recurso humano.

Respecto al tema de los ruidos molestos, la misma ordenanza 900/05, en su artículo 504, especifica la toma de decibelímetro. No obstante, la competencia para esta medición recae en otros actores gubernamentales, como la Unidad de Bomberos, que es quien debe poseer el decibelímetro necesario. Si bien se menciona que la música en algunos locales ha mermado gracias a acciones tomadas ante quejas generales, persiste la percepción de que las clausuras son seguidas por rápidas rehabilitaciones.
Las acciones administrativas para una clausura son descritas como “muy complejas“.

Momento en el que se desarrollaba el encuentro. (FOTO: JORGE BILBAO/FM LAS HERAS 92.1)

Si bien las clausuras recientes se debieron a irregularidades internas que fueron sometidas a verificación, la subsanación de las mismas ocurre en “un lapso de muy poco tiempo”. Esto, se explica, se debe a la necesidad de mantener la permanencia de los concurrentes en el establecimiento. Un punto de especial énfasis es el tema de los horarios. Se señaló que, a pesar de las quejas a lo largo de los años, se ha trabajado continuamente. Refiriéndose a los “bares tradicionales”, se indica que antes tenían un horario que podía ir de las 7 de la mañana a las 7 de la mañana del día siguiente, operando prácticamente las 24 horas. Se recurrió al cambio de rubros como una herramienta para hacer “caer derechos adquiridos” y adaptar los horarios a fin de “no perjudiquen a por mayor”.

Más allá de las problemáticas actuales, se destacó que los hechos de robo en la ciudad mermaron entre un 50 y 80%.

En el ámbito de la seguridad, si bien se reporta una reducción significativa de los robos, estimada entre el 50 y el 80%, hay problemáticas que “nos tienen podrido”, como el caso de las motocicletas. Se han secuestrado muchas motos, pero uno de los principales inconvenientes es cuando se dan a la fuga. La directiva al personal policial es clara: “no se sale a correr las motos” para evitar accidentes fatales en los que el personal podría terminar procesado. Esto impide tomar las patentes en esos casos. La estrategia alternativa es tomar fotos y hacer informes al juzgado de falta para solicitar el secuestro. También se mencionan los vehículos que hacen “picadas” en la ruta, aunque se van cuando llega el personal policial.
La labor policial se ve afectada por la falta de personal. Hay “mucho detenido” que requiere atención, lo que “debilita el sistema de prevención”. No se puede dejar “descubierto el tema detenido”. La consigna y los móviles están ocupados en estas tareas. La segunda unidad cuenta con “muy poca gente”. A pesar de ello, se intenta colaborar continuamente. La jurisdicción abarca “más de 300 manzanas”, y la dificultad aumenta porque, aunque se sentía como un “pueblito de 7500 habitantes“, se ha dejado de ser un pueblo y lo básico ya no sirve. Se realizan controles vehiculares casi a diario, pero a veces solo se pide lo básico y se dan recomendaciones.
Los “boliches” son reconocidos como un problema. Con un solo móvil disponible, deben desplazarse entre diferentes locales. El horario de cierre (5 o 6 de la mañana) es considerado problemático, expresando la preferencia por un cierre a las 3 de la mañana como en el norte. Esto impacta en el horario de descanso. Se están generando muchas “cosas contravencionales por ruidos molestos”, siendo un problema generalizado. Se mencionó un caso específico de una casa con “joda” cada 8 días en el barrio 110, sobre el cual se está actuando. Otros problemas señalados incluyen las canchas de fútbol, que generan llamadas a altas horas de la madrugada.
Ante este panorama, se está solicitando el incremento de recursos humanos. Sin embargo, se reconoce que esto no depende de la autoridad local y que la respuesta sobre posibles ingresos de agentes a fin de año o el siguiente no está a su alcance. Lo que sí se puede hacer es sugerirlo a los superiores. Se entiende que hay dos camionetas por comisaría que deben optimizarse con el personal existente. La reunión donde se trataron estos temas es valorada como una instancia para articular con el municipio, tránsito y guardia urbana y evaluar los pasos a seguir. Se reconoce que el incremento de personal o móviles no será “de un día para otro”.

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