La madrugada del jueves dejó un sabor amargo en la zona de chacras de Puerto Deseado. No fue un simple robo. Fue una irrupción cargada de violencia y desprecio por el trabajo ajeno. El taller “Truck Service“, propiedad de Mauricio Mayorga y Silvia Álvarez, fue atacado con una brutalidad difícil de explicar.
Los delincuentes no solo se llevaron herramientas y pertenencias: destrozaron absolutamente todos los vehículos que se encontraban en reparación. Una escena desoladora que puso de rodillas a una familia que lleva años apostando al trabajo independiente en una región cada vez más golpeada por la inseguridad.
El episodio reaviva una preocupación latente entre los vecinos de este rincón de la Patagonia, donde la distancia del centro urbano, la escasa presencia policial y la sensación de abandono han convertido a la zona de chacras en un blanco frecuente para el delito. Y no es la primera vez que les pasa a Mauricio y Silvia. Hace apenas unos días, el mismo emprendimiento había sido víctima de otro robo. Este nuevo ataque, aún más violento, parece un mensaje tan ominoso como desesperanzador.
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