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El martes 3 de junio se conmemoraron los 10 años de las marchas por “Ni Una Menos”, un movimiento feminista que nació en el año 2015, tras el femicidio de Chiara Páez, la joven de 14 años que estaba embarazada y fue cruelmente asesinada a manos de su novio, un chico que en ese entonces tenía 16 años y en la actualidad está cumpliendo una condena de 21 años de prisión. Año tras año, en diferentes ciudades del país argentino se llevan a cabo marchas bajo el grito de “ni una mujer menos, ni una muerta más“.


Este año, particularmente, la comunidad de Caleta Olivia salió a las calles bajó la conmoción que generó el femicidio de Antonella Aybar, la joven de 25 años que fue asesinada por su pareja desde hace siete años, el 16 de mayo en una vivienda de la calle Escocia del barrio 13 de Diciembre. El femicida, que hirió a su propia madre antes de terminar con los sueños y esperanzas de la emprendedora, se quitó la vida y la familia exige justicia para que “paguen los que tengan que pagar” y “no haya otra Antonella más“.
En el marco de la vigilia en memoria de Antonella, que se llevó a cabo desde las 23 horas del lunes 2 de junio, al pie del monumento al obrero petrolero El Gorosito, la docente de la Universidad Nacional de la Patagonia Austral-Unidad Académica Caleta Olivia (UNPA-UACO), Lucrecia Sotelo, hizo lectura de tres conmovedoras cartas. El padre de la víctima, Mario Aybar, los hermanos y la madre, estuvieron presentes en la vigilia, rompieron en llanto y se abrazaron a sus amistades.
De las amigas
Las amigas de Antonella escribieron una sentida carta que causó lágrimas a muchos de los presentes. “Amiga Anto, nos cuesta creer que esto sea real. Sentarnos a escribirte estas palabras es de las cosas más difíciles que nos tocó vivir como amigas. Nos duele en el alma tu ausencia, y más aún la forma en la que te fuiste. No hay forma de entender por qué alguien tan luminosa, tan buena y valiosa ya no está entre nosotras. Te extrañamos cada momento que pasa”.
“No queremos que esta carta sea simplemente eso sino también un llamado a todos los que lean o escuchen, si estás viviendo una situación de violencia habla, por favor. Si conoces a alguien que está sufriendo, no mires para otro lado, ni actúes con indiferencia. No hace falta ser experto para acompañar, para abrazar, para decir estoy acá con vos. El silencio nunca es una opción. Anto, hermosa amiga, te amamos. Te vamos a amar siempre. Te vamos a recordar cada día cada vez que estemos juntas”
Del hermano
La última carta que leyó Sotelo fue escrita por Gabriel Aybar, el hermano de Antonella. “Hermana mía, dejaste un inmenso dolor en nuestras vidas, mi corazón está destrozado y siento un vacío enorme. Intento ser fuerte, hay momentos donde se me hace más difícil, y hoy te hablo del dolor pero también del amor de hermano que te tuve y tendré el resto de mi vida. Sé que estás en un lugar mejor, en paz, y eso me consuela, pero aquí estoy tratando de caminar sin ti y no es fácil”.
“Hermana, dame las fuerzas para continuar, para enfrentar cada día con la valentía que tú me enseñaste. Aunque ya no pueda verte sé que sigues conmigo en cada recuerdo y en cada rincón de mi corazón, espero con todo mi ser que algún día volvamos a estar juntos, que pueda abrazarte de nuevo y decirte lo mucho que te amo Anto. Hasta ese momento prometeme que seguirás cuidándome desde donde estés te amo y siempre vas a estar en mi corazón”.
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