El dueño de Electroingeniería, Gerardo Ferreyra, aseguró que durante la gestión de Mauricio Macri el Gobierno nacional lo presionaron para que entregue su parte del contrato a la constructora de Nicolás Caputo, amigo del ex presidente desde el colegio y primer vicepresidente del partido PRO.

En declaraciones periodísticas el empresario argentino, procesado por asociación ilícita en la causa de los cuadernos, contó que cuando estuvo detenido el fiscal Carlos Stornelli le ofreció liberarlo a cambio de que se “arrepienta” de haber colaborado con Néstor Kirchner y Cristina Fernández en delitos vinculados a la obra pública.

Cristina visitó las Represas y las volvió a nombrar Cepernic y Néstor Kirchner

También dijo que el ex embajador de China Diego Guelar y el ex ministro de Energía, Juan José Aranguren, lo presionaron para que ceda su participación en la UTE que tiene la obra más importante del país, las Represas Hidroeléctricas sobre el río Santa Cruz.

De Stornelli dijo que lo recibió junto con su mujer, su hijo y su abogado. “Me dejaron hablar con ellos una media hora. Luego vino y me dijo: pasemos a mi despacho, así te comento cómo son las reglas de juego. Entramos solos y me dijo: si vos te arrepentís de haber colaborado con estos ‘mugrientos’, señalando hacia la Casa Rosada, te vas en libertad con tu familia, que te está esperando. Si no lo hacés, te vas a la cárcel“.

Pero Ferreyra nunca aceptó acogerse al régimen de “imputado colaborador” y quedó detenido. Ahora espera el juicio oral junto a la vicepresidenta y Julio De Vido, ex ministro de Planificación.

Sobre las presiones a Electroingeniería y la relación con China y Estados Unidos, Ferreyra recordó en una entrevista concedida al portal Letra P que uno de los primeros actos de gobierno de Mauricio Macri al frente de la Casa Rosada fue una audiencia con Kristine McDivitt, viuda Douglas Tompkins, el millonario ambientalista estadounidense que creó la Fundación Tompkins Conservation y su rama local Fundación Flora y Fauna. “Le dijo que va a parar las obras de las represas” con la excusa de una fallo de la Corte que había frenado las obras por un amparo ambiental.

Gerardo Ferreyra contra Stornelli Aranguren Guelar y Macri
Gerardo Ferreyra estuvo junto a la vicepresidenta en la recorrido por las represas el 28 de enero pasado.

“Aranguren me dijo a mí, en una de las seis rondas de negociaciones que tuvimos: ‘Ferreyra, usted tenga en cuenta que yo recibí un llamado del Presidente diciendo que hay que parar el proyecto y reorientar el crédito de China‘”, contó el empresario.

No fue todo. Según Ferreyra, antes de ese, en enero de 2016, el ex embajador Guelar “les planteó a las autoridades de la corporación Gezhouba en China que tenían que cambiar de socio porque Electroingeniería no estaba bien vista. Y que el nuevo socio debía ser la constructora de Caputo“.

“Los chinos vinieron a la Argentina y nos plantearon que tenía que entrar otro socio. Nosotros les planteamos que eso era legalmente imposible porque ya habían transcurrido más de dos años de vigencia del contrato y que eso no estaba permitido. Entonces ellos nos terminaron reconociendo que el embajador Guelar les había recomendado que, para seguir con las obras, tenía que entrar Caputo”.

“La paralización real de las obras se dio al no autorizar ningún trabajo más desde diciembre de 2015. Recién se retomaron los trabajos cuando nos vimos obligado a ceder parte de nuestra participación a Gezhouba y se reformuló el contrato original bajando la potencia de las usinas”, expresó el titular de Electroingeniería.

No fueron los únicos aprietes sobre la empresa. También denunció que fue obligado a vender las acciones Transener luego de que el gobierno de Macri les frenara los contratos que tenían con empresas chinas para la construcción de la central térmica Manuel Belgrano II, el Río Subterráneo de AySA y las líneas eléctricas en alta tensión entre Yaciretá y Chaco y las que conectan la costa atlántica con el sur de la provincia de Buenos Aires.

“Con eso nos asfixió económicamente. A partir de marzo de 2016, empezamos a vender activos para pagar sueldos. Así fue como nos desprendimos de proyectos inmobiliarios, instalaciones, concesiones y equipos de trabajo y de ingeniería. Como no alcanzaba, tuvimos que poner en venta las acciones de Transener que habíamos comprado en sociedad con la ex Enarsa”, narró.

Cuando vendieron su parte a Enarsa Aranguren, autorizó un fuerte aumento tarifario para Transener y su valor se multiplicó por tres.

Más información en edición impresa del lunes 10 de febrero.

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