*Por Irene Stur

El mundo demandó, demanda y demandará energía para funcionar. El origen, la cantidad y calidad de la misma van variando a medida que pasa el tiempo.

Los combustibles fósiles tienen fecha de caducidad. Pero la exactitud de cuándo llegará esa finitud es algo que todavía no está claro.

Los procesos bélicos, junto a la geopolítica mundial, dieron un empujoncito a la transición energética. Y más allá de que Europa avanza a pasos firmes en ese sentido, para girar hacia las energías renovables, el planeta y la Argentina en sí aún están muy lejos de lograr ese objetivo.

Escenario nacional

El desarrollo de las renovables y la producción de hidrógeno verde son temas que se ponen sobre el tapete en forma permanente, hace varios años, en el país en general y en la Patagonia en particular. Sin embargo, y a pesar de contar con condiciones únicas para ese desarrollo, no han existido avances significativos en la materia.

Santa Cruz está estancada en lo que hace a generación eólica hace un trienio. Y Chubut también presenta un escenario similar. Ambas cuentan con plantas de hidrógeno. Hychico, asociada a la generación eléctrica dentro de los yacimientos, y la experimental de Pico Truncado, que espera hace años migrar hacia una fase industrial, sin lograrlo.

Desde 2022 se espera la sanción de una ley de hidrógeno que le de marco e impulso al desarrollo de la energía a partir de su producción. Sin embargo, y aunque hay intenciones de avanzar, la decisión de esperar las decisiones que adopte el Gobierno nacional en esa materia vuelve inciertos los tiempos que pasarán antes de lograr un marco regulatorio que permita que las inversiones en esta materia vean la luz.

De hecho, en la zona de Deseado la empresa internacional Abo Winds avanzó en acordar los permisos con los superficiarios de la zona donde proyecta instalar una planta de hidrógeno. Pero su concreción no se dará hasta que la ley de incentivos no esté generada.

¿Fecha de caducidad?

En el marco de la retirada de YPF de la cuenca y en medio de la discusión de la Ley Bases, el titular del sindicato de Camioneros de Chubut, Jorge Taboada, afirmó que el petróleo “en el Golfo San Jorge tiene fecha de vencimiento“, marcando que es urgente buscar alternativas a dicha producción, en la esperanza de “reconvertir” la mano de obra que quedará desocupada.

Más allá de que es importante analizar y determinar estrategias de largo plazo para marchar en el mismo andarivel que lo hace el mundo, la “fecha de vencimiento” para el petróleo y el gas está lejos de poder asegurarse.

En el país, la energía renovable no alcanza a sostener el 15% de la demanda nacional. El 85% restante o más viene de combustibles fósiles. Sin pasos concretos para una real reconversión, está claro que el país seguirá demandando, por varios años más, los hidrocarburos necesarios para garantizar el abastecimiento eléctrico nacional.

En el primer trimestre del año, el incremento de la producción de petróleo fue claro, pero se explicó íntegramente en el petróleo no convencional. Este creció 21% y aunque es un porcentual importante, fue mucho más moderado de lo que se había registrado en años anteriores. De todas formas, alcanzó para mitigar el declino del crudo convencional, que sólo en marzo cayó 4%.

En ese contexto y aunque el crudo no convencional crece a pasos agigantados, en la actualidad el petróleo que se extrae de la cuenca del Golfo San Jorge, que integran Chubut y Santa Cruz, aunque sufrió un declino del 2% durante el primer trimestre del año, equivale al 30% de la producción nacional, una cifra para nada desdeñable y muy importante en la matriz energética nacional.

Y si bien Vaca Muerta va copando los rankings de producción y exportación, la producción de los campos maduros del sur argentino siguen siendo necesaria e imprescindible para el abastecimiento interno y para apuntalar la creciente exportación hidrocarburífera nacional.

El debate de la Ley Bases en el Senado, norma que contiene un capítulo muy importante en esta materia, también confirmó que el costo de producción de un barril de petróleo en la cuenca oscila los USD 45, en promedio. Con lo que, con la liberación de los precios a nivel internacional que impuso la actual gestión, existe margen para la rentabilidad.

La apuesta

La decisión de YPF de retirarse de los yacimientos convencionales en los que hoy opera también permite un esquema de mayor eficiencia, a partir de multiplicar las UTE o pequeñas operadoras que, con áreas de menor envergadura, puedan optimizar costos para maximizar la renta y así realizar las inversiones que los campos necesitan.

Eso es lo que respalda a los gobiernos que apuestan al desembarco de pymes petroleras o operadoras de menor porte para encabezar un reverdecer del desarrollo hidrocarburífero, el cual, sostienen, “aún tiene mucho para dar”.

Las técnicas de recuperación secundaria y terciaria, que se mejoran día a día, también son ventanas de oportunidad para la extensión de la vida de los yacimientos maduros. ¿Hay fecha de vencimiento? Sí. ¿Está a la vuelta de la esquina? Claramente no.

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