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El incendio de la casona ubicada en calle Alcorta al 500, entre Muratore y Mascarello, en la madrugada de este domingo, conmocionó a la comunidad de Río Gallegos.
El fuego se produjo alrededor de las 03:00 y provocó grandes pérdidas en la construcción, que tiene una dimensión de aproximadamente 60 m2.
Por su ubicación céntrica, su amplio patio delantero y las características que, a simple vista, permiten reconocerla como una edificación antigua, la casona no pasa desapercibida para lugareños y turistas. Además, sobre la casona, existen las creencias infantiles de que allí habitaba una bruja, motivo por el cual la vivienda se ha hecho aún más popular.
Algunos datos extraoficiales señalan que la vivienda perteneció a Jorge “Sopa” Alikakis, sargento de la Policía del Territorio Nacional de Santa Cruz, y tras su fallecimiento quedó en manos de su esposa y de su hija Florencia.
Hace algunos años, tras la muerte de la esposa de Alikakis, la única habitante era Florencia, reconocida enfermera del Hospital Regional Río Gallegos.
En ocasión de un reconocimiento que se le realizó en 2019, la enfermera expresó que para ella el hospital representaba: “Verdadero amor, entrega, formación, nobleza”.

Cabe señalar que Florencia, hoy de 65 años, no se encontraba al momento del incendio en la vivienda, ya que no está residiendo allí por problemas de salud.
Este lunes, La Opinión Austral pudo saber que las pericias confirmaron que el origen del fuego fue intencional.
En tanto que el jefe del Archivo Histórico Municipal, Jorge Achimon, señaló a La Opinión Austral que desde el Municipio estaban trabajando en la declaración de Patrimonio Histórico Municipal. “Se pidió a la Justicia tener en resguardo la propiedad para que no sea vandalizada o usurpada”, señaló sobre las solicitudes que se habían realizando meses atrás.
En este sentido, el objetivo era cerrar la vivienda y colocar cartelería señalizando que la propiedad se encontraba en resguardo municipal. Además, confirmó que, de acuerdo a los datos catastrales, la propiedad, a nombre de Constantino Alicakys, tenía 113 años. “Lamentablemente perdimos un pedacito de la historia de la ciudad”, manifestó.
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