Andy Calderón es el pequeño de Río Gallegos que se sometió a un trasplante de hígado en el 2020 y que, luego, fue diagnosticado con un cáncer linfoproliferativo. Ambas cirugías las superó después de pelearla por varios meses.

El pequeño había sido derivado a Buenos Aires en el mes de abril y tenía los pasajes para regresar a su ciudad natal. Sin embargo, los resultados de los estudios no fueron los esperados en aquel momento. Sucede que Ismael, papá de Andy, optó por hacerle el dosaje a su hijo antes de volver a Río Gallegos.

El resultado no dio bien, ya que los valores arrojaron que algo en su hígado no estaba funcionando correctamente. De esta forma, adelantaron la cirugía que el pequeño se realiza cada cuatro meses, para ponerle un catéter.

Sucede que, en términos médicos, Andy tiene los conductos biliares tapados, tras una resonancia y angioplastia salió el resultado que determina que sus arterias se tapan y las cirugías son inminentes.

“A las cirugías se le llaman invasivas, se llega al hígado y hace que se dilaten esas vías biliares, que son las que se tapan, Andy es un nene chiquito y por lo tanto sus arterias son chiquitas”, había explicado en la oportunidad Ismael.

Ahora, el papá y su hijo siguen en Buenos Aires luchando por la salud del pequeño. Ismael estima que estarán, al menos, unos seis meses más allá, todo dependerá de su evolución.

Para explicarlo en términos sencillos, “la patología de Andy es que se le tapan los conductos y ese catéter es como que le tienen que dilatar, fácilmente tienen que pasar cuatro meses, le van a sacar el catéter, vuelven a dilatar y le vuelven a poner otro catéter y ahí es que hay que esperar”, contó su papá sobre la salud actual en diálogo con La Opinión Austral.

Recordó que “cuando él tuvo el cáncer, que también tenía el catéter, fue más difícil y fueron un montón de cirugías, casi un año y medio estuvimos así, así que hoy tenemos un mejor panorama al no tener el cáncer, pero este catéter es muy complicado, pues se lo han puesto en una zona muy dolorosa”, relató Ismael.

Su padre sostuvo que, si bien transitaron momentos más complejos, la situación es compleja y la lucha es diaria y hay días más difíciles que otros.

“El otro día se le salieron los puntos, tuve que ir al hospital porque las curaciones se las hago yo. La verdad es que he dejado mi vida por Andy, pero lo amo mucho y creo que cualquier padre haría lo mismo“, contó. Su papá estima, además, que deberá terminar lo que resta del año escolar en Buenos Aires, así que espera conseguir un jardín donde pueda seguir ese camino.

Para ambos es una batalla más que deberán atravesar, no muy diferente a todo lo que han sobrellevado hasta acá, pero Andy, que sabe de pelearla, se mantiene firme para poder, cuanto antes, volver a casa.

EN ESTA NOTA Andy Calderón trasplante

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