Desde hace 25 años, Daniel Tocol se dializa para poder vivir. Por su condición, aún en cuarentena, se ve obligado a salir de su casa tres veces a la semana para realizar el tratamiento. Observa la falta de acatamiento por parte de la sociedad y pide que sean conscientes de las consecuencias que esto puede traer. 

Por Belén Manquepi Gómez

En la capital provincial, alrededor de un centenar de pacientes, entre las salas del Hospital Regional Río Gallegos y el Centro Dialcor, se dializan. El proceso en el que la sangre es filtrada para eliminar los desechos del cuerpo es esencial para quienes, por diferentes cuadros, necesitan realizarlo para seguir viviendo. Es por esto que a pesar de la cuarentena obligatoria, los pacientes dializados están saliendo de sus casas.

Daniel Tocol se dializa desde hace 25
años, tuvo una glomerulonefritis, le realizaron tres trasplantes de riñón y
sólo en una oportunidad el órgano funcionó durante un año y tres meses. Un
virus le significó el rechazo del riñón y a partir de ahí tuvo que empezar a
dializarse tres veces a la semana, cuatro horas cada día, ya que sus riñones no
funcionan.

Desde el lunes, en Dialcor, a cada
paciente que ingresa se le solicita que realice un lavado de manos y se le toma
la temperatura. Además, les recomendaron el uso de barbijos. 

“Con la pandemia se han extremado todas
las precauciones, nos lavamos las manos, los brazos, cuando entramos a
diálisis. Tenemos para limpiarnos los zapatos con lavandina a la entrada y a la
salida”, comentó Daniel Tocol a La
Opinión Austral
.

Sonia Jara, jefa de Servicio de Diálisis,
añade que les han solicitado a los pacientes que únicamente salgan de sus
casas para ir a diálisis y, en caso de estar en contacto con algún familiar que
presente algún síntoma, lo comuniquen de inmediato. Da a conocer además: “Estamos
teniendo un problema con los insumos, no se consiguen. Está costando conseguir
alcohol en gel, barbijos, guantes”. Si bien el centro médico cuenta con un
stock, están al tanto de los inconvenientes que se están presentando con el  transporte de los insumos.

El aislamiento social, preventivo y
obligatorio decretado el pasado jueves tiene sus excepciones, es en este caso
con un certificado elaborado por el doctor que el chofer del transporte puede
trasladar a los pacientes para que realicen este proceso que les resulta vital,
“es una forma de vivir, es lo único que tenemos”, sostiene Tocol.

Tengo cuatro nietos, me duele en el corazón, pero no los dejo entrar a la casa.

Por estos días, sus únicas salidas son
los días de diálisis. “Salgo los lunes, miércoles y viernes, después hacemos la
cuarentena en la casa con las medidas de higiene como corresponde. Los
pacientes le hacemos alguna consulta al doctor o a los técnicos para que nos guíen,
para estar bien y que no me agarre nada”.

El aislamiento implica cortar el
contacto entre personas para evitar la propagación del virus, y en este
contexto admite: “Tengo cuatro nietos, me duele en el corazón, pero no los
dejo entrar a la casa”.

Pero ¿qué pasaría si un paciente que se
dializa debiera hacer aislamiento? la jefa de servicio explica que cuentan con
una sala de aislados, por lo que de presentarse la situación podría brindarse
la atención correspondiente al paciente respetando la cuarentena. 

Tocol destaca la atención de los
médicos y los técnicos, como así también del personal de limpieza, que
diariamente les brindan.

“Los técnicos son más jóvenes que
nosotros, pero son nuestros padres porque los llamamos cuando se nos baja la
presión, están cuando necesitamos algo. El personal de maestranza (Edgar y
Mónica está siempre para lo que sea y con la mayor capacidad para poner algo
para ayudar”.

“Nosotros estamos conectados a una
máquina cuatro horas, ellos ponen toda la buena predisposición, el tiempo se
hace más corto cuando hay cordialidad. Gracias a Dios estamos muy bien
atendidos”, expresó.

¿Cambió algo?

“A la mañana cuando vengo a trabajar
veo menos movimiento estos dos últimos días”, apunta Jara. 

Por su parte, Tocol, quien asiste a diálisis por la
tarde, asevera: “En nuestra ciudad me parece que lo
que falta es un poco más de conciencia de la gente, no toma conciencia de lo
que puede ser esto si no nos cuidamos entre nosotros, toda la gente tiene
hijos, nietos y así vienen los problemas. Falta concientización, que se vea más
el personal de seguridad en la calle para que paren a aquellos vehículos que no
andan haciendo nada, para que se concienticen”.

“Parece que acá a la gente le dieron
vacaciones y no entiende contra lo que estamos peleando. Nosotros lo
vivimos de otra forma, porque sabemos a lo que le estamos peleando”, afirma,
esperando que sus palabras lleguen a quienes aún no comprenden la importancia
de cuidarnos entre todos.

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