Nicolás Gadano (*) es economista y un profundo conocedor de la industria petrolera, donde se desempeñó profesionalmente en YPF, además de cargos públicos como subsecretario de Finanzas de la Nación.

Autor del libro “Historia del petróleo en Argentina (1907-1955)”, dialogó con Santa Cruz Produce para dar su visión sobre la actualidad energética: la suba de combustibles, las inversiones para el sector y la perspectiva de un mercado internacional en alza, en la mirada del especialista.

 

1-Combustibles

¿Cuál es su visión sobre el mercado de combustibles, las subas que se vienen registrando? ¿Es esperable que continúe?

-En los movimientos de precios en los combustibles, que la gente observa en el surtidor, convergen muchos fenómenos. Algunos más propios del mercado energético y otros muy determinados por la inestabilidad de la macro economía, es decir el régimen inflacionario que se vive.

Cuando me preguntan por qué suben los combustibles, me gusta invertir la pregunta: con una inflación del 4% mensual, ¿por qué no deberían subir?.

Muchos gobiernos, no solamente éste, han intentado utilizar los precios de los combustibles como un ancla anti inflacionaria mensual, pero la verdad es que no se logra detenerla… Es como tratar de parar un auto en movimiento agarrándolo de la antena. Además, genera un alto daño al sector de hidrocarburos, con un precio retrasado cae la rentabilidad y nos quedamos sin inversiones.

 

Es entendible que el precio es muy transversal, porque hay entre 10 y 12 millones de vehículos en el país y además incide en el precio del transporte público. Pero hay otros factores, como el corte de biocombustibles forzado, que debe actualizarse a partir de la suba de costos. A todo esto sumemos el recupero del precio del petróleo, luego de un año de pandemia, lo que son todos elementos que presionan sobre los costos.

 

-¿Esto marca un retraso del valor de combustibles, frente a lo que pasó con el petróleo en los últimos meses, superando los 60 dólares por barril?

-Si uno armara precios de paridad de importación/exportación, sumando la depreciación permanente del peso frente al dólar, hay un retraso. A menos que hubiera una cosa rara que desplomara de nuevo los precios del petróleo, cosa que nadie prevé ahora, me parece que las presiones al alza de los combustibles van a continuar.

 

-¿No hay margen para restar presión impositiva, como forma de dar estabilidad a los precios de combustibles, como plantean algunas iniciativas legislativas?

-Creo que no. Yo también estuve en la Secretaría de Hacienda, conozco la dificultad para resolver el problema fiscal en la Argentina, que es el principal. Es muy común que desde una visión sectorial, que podríamos decir legítima, la gente intente resolver el problema propio tirándolo al Estado, pero el Estado somos todos.

 

 

Doy un ejemplo: hace unos días el sector inmobiliario decía que no pueden seguir con los alquileres congelados y propusieron que el Estado haga un subsidio directo, con una tarjeta ‘Alquilar’, similar a la ‘Alimentar’ para subsidiar alquileres. Pero la pregunta es: ¿con qué plata?

 

Lo mismo con los combustibles. Pedimos que se dejen de recaudar impuestos para que no aumenten, pero, ¿con qué plata se reemplaza esos impuestos? Con inflación, con emisión monetaria o con deuda, que son los problemas de siempre. Por otro lado, sabemos que los combustibles tienen impuestos atados a una agenda internacional en la que comprometimos la baja de la emisión de dióxido de carbono, lo que se hace con impuestos. Bajarlos, sería raro.

 

2 -Mercado interno

-YPF anunció una suba de inversiones, tras el canje parcial de su deuda de corto plazo, ¿Cuál es su proyección de lo que puede pasar con las inversiones en general, en este año, sobre las inversiones hidrocarburíferas en el país?

-Es verdad que con la mejora en los precios del crudo y la recuperación del consumo, en relación a la catástrofe del año pasado y yo diría también con el Plan Gas, con todas sus vicisitudes, hay elementos para que la industria mejore la actividad.

Seguramente será un mejor año. Ahora, hay mucha dificultad para invertir. YPF hizo el canje, pero patear la deuda para adelante, y además, a diferencia del Estado, que desearíamos que no se endeudara tanto, las compañías privadas tienen que acceder al crédito.

Pensar que financien inversiones con su propio flujo de caja es muy restrictivo. YPF perfectamente podía pagar sus vencimientos de marzo, con sus propios dólares de exportación.

La idea no es que pague todo, sino que como cualquier empresa del mundo, haga ‘roll-over’, es decir que consiga nuevo crédito, invierta, busque socios… hay miles de maneras de financiar inversiones petroleras, más con una buena cartera de activos.

Ahora en este contexto, de la limitante del Central para todas las empresas, que les cierra el mercado de dólares para pagar deuda, pone un pie encima de las posibilidades de invertir.

Sumemos que esto es de hace varios años, recordemos que el gobierno anterior impuso el control de cambio tras las PASO, por lo que las compañías no pueden girar utilidades al exterior y no saben hasta cuándo.

Es muy difícil para las empresas petroleras internacionales que están en el país, proyectar una inversión fuerte que naturalmente va a ser trayendo dólares del exterior, en este contexto de control de cambio.

 

 

-En este sentido, ¿cree que la curva de inversiones va a seguir ‘achatada’?

-Creo que sí. Respecto del potencial que hay, con estos niveles de precios internacionales, al no estar el país en una situación de normalidad macro económica, los niveles de inversión van a ser inferiores a los que podríamos tener.

 

 

3 -Mercado internacional

-¿Es sostenible en el tiempo el nivel de precios del petróleo en la actualidad, o es muy precario aún, a causa de la pandemia?

-Desde que trabajo en estos temas, me cansé de equivocarme. El mercado petrolero internacional es muy complejo porque básicamente la oferta no es competitiva, está dominada por pocos actores; está la OPEP y desde el año pasado está la OPEP + o la OPEP Plus, donde están no sólo países como Rusia sino también, un poco, Estados Unidos.

Es decir, grandes productores que se reúnen para restringir la producción y levantar precios, como en este último tiempo. Es un fenómeno imprevisible.

En el mercado van a convivir la demanda, que se está recuperando y podría llevar a mejoras, pero además la oferta que potencialmente es muy grande. Y yo agregaría además, un fenómeno de largo plazo que es que el mundo está saliendo de los hidrocarburos.

Las compañías europeas están previendo caídas en su producción de largo plazo. No porque no tengan oportunidades de producir, sino porque se dan cuenta de que tienen que ir saliendo, para ir hacia el mercado de las renovables, de autos eléctricos, etc.

Entonces, el mercado de crudos parece estar en niveles más altos que el año pasado, pero tiene todas estas incertidumbres.

 

-¿Qué puede pasar con el gas?

-Otro mercado que estamos mirando para la Argentina es el del gas natural. El año pasado fue sorprendente, porque en el contexto de la pandemia convivió una caída de la demanda, con un fenómeno estructural que viene creciendo, y que es en función del shale y los proyectos de LNG (Gas Natural Licuado) que va madurando una oferta de este producto en todo el mundo.

En Argentina estuvimos importando gas el año pasado a precios más bajos que los que se pagaron a los productores, de 2 dólares y pico que seguramente este año serán más altos. Ahí tenemos una volatilidad muy grande y es relevante porque el país sigue dependiendo de las importaciones, más con la caída de producción fuerte que tuvimos el año pasado.

 

 

Vamos a tener una oferta importada, con el problema de que Bolivia está bajando su producción y tendremos que dependen más del LNG (ndr: de mayor costo, al provenir en buques en estado líquido y requieren el doble proceso para su regasificación), y ahí pareciera que los precios van a ser más altos que el año pasado y eso no sólo le paga al sector, sino también a las cuentas públicas.

De eso dependerá mucho la decisión que tome el gobierno en la audiencia pública del 15 de marzo, para determinar qué nivel de precios del gas, de lo que se va a pagar a los productores, se traslada a los consumidores.

Es un dilema difícil, porque lo que no se traslada a los consumidores lo tiene que pagar el Estado, y el Estado son los consumidores con otro nombre. Y hay un engaño, porque en el precio que se fijó para el Plan Gas a 3,60 dólares, el Estado va a poner la diferencia.

Si a mí, que estoy en el 10% más rico de la población me subsidian el gas, pero hay gente que ni siquiera tiene acceso al gas, que sabemos es alrededor de la mitad de la población más pobre, ese subsidio no le sirve para nada. Porque no le llega y está poniendo la plata para ese subsidio, a través del IVA que paga sobre el paquete de fideos o la leche que está comprando.

Entonces, es injusto el subsidio, porque además el Estado no tiene con qué pagarlo, desde el punto de vista distributivo es regresivo.

Se ha instalado la idea de que sectores con capacidad de pago no tienen que pagar el gas o los combustibles por el precio que realmente valen. Y ese es un problema serio.

(*) Fue subsecretario de Finanzas de la Nación en 1999-2000. Y gerente del Banco Central en 2018.

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