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En sus conciertos en Comodoro Rivadavia y Caleta Olivia, el cantante y compositor Abel Pintos ha mencionado que “lugares así abrigaron años mi más tierna infancia”.

Quienes lo conocieron de chico aún recuerdan sus travesuras de pequeño en la ciudad de El Gorosito.

“Conocí a Abel cuando tenía dos años, lo conocí en Caleta Olivia, donde vivía con los papás y los hermanos”, recuerda Rene “Pochi” Rodríguez (84), a ADNSUR.

“Pochi” también es de Bahía Blanca, pero conoció a Agustín Prieto de Caleta Olivia y así se conectó con la Patagonia. Ambos venían de una relación anterior, se enamoraron y decidieron vivir juntos. Así, la vida pasaba entre Bahía Blanca, en invierno, y en el campo en la zona Fitz Roy en verano.

En la Patagonia Pochi conoció a “Rulo”, el padre de Abel, y luego a Susana. “Rulo” era banquero y “Pochi” fue a abrir una cuenta, sin imaginar que tenía unos primos en común con su marido. Así comenzaron a compartir momentos.

Durante su infancia, Abel Pintos vivió en Caleta Olivia.

“Su papá trabajaba en el Banco del Sur, que ahora es Banco Macro. Ahí lo conocimos con mi marido, teníamos familiares en común y como ellos estaban solos en Caleta nos hicimos amigos y prácticamente, venían todos los fines de semana al campo”, cuenta

“Siempre fue muy buena persona como se lo ve en la tele”.
RENE “POCHI” RODRIGUEZ

Actualmente, Susana y “Pochi” son grandes amigas y comparten cumpleaños, té canasta, desfiles, recordando aquellos tiempos en la Patagonia.

De pequeño

Sobre el amor por el canto de Abel, “Pochi” manifiesta:  “Toda la vida cantó, era terrible, subía a la camioneta cuando salían a recorrer el campo e iba siempre cantando. Era un divino, muy buena persona. Con mi marido se llevaba muy bien, le gustaba que le ensille el caballo y salía a cabalgar, era chiquito, pero siempre fue muy buena persona como se lo ve en la tele”.

Durante unos años, la familia de Abel vivió en Caleta Olivia y luego tuvo un paso por Tierra del Fuego, donde “Rulo” fue a trabajar, vivieron en Río Grande, donde “Pochi” y su marido los fueron a visitar.

Abel era chiquito. “Me acuerdo que andaba en triciclo. Él tendría cuatro o cinco años. Compartimos mucho”, acota.

En 2006 falleció el marido de “Pochi”, residió por dos años más en el campo y luego nunca más volvió a esa zona. La tierra finalmente se vendió y sólo quedaron los recuerdos con la Patagonia.

“Pochi” recuerda con alegría aquella época, como también a ese pequeño niño que formó “una familia hermosa, trabaja mucho y que tiene una voz maravillosa”.

“Sentirlo cantar a Abel es hermoso. Un día me dijo: ‘Tía si tengo un varón le voy a poner Agustín’. También otra vez me dijo: ‘Me voy a comprar un campo, porque nosotros teníamos el campo y se ha comprado uno. Las dos cosas que me dijo que iba a hacer, las hizo. Es un lindo chico, muy buena persona. Si ves una foto de su hijo es igual a como él cuando era chico”, destaca con cariño.

EN ESTA NOTA Abel Pintos

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