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* Por Raúl Pedone, para Mendoza Today
Alfredo Cornejo se muestra decididamente satisfecho cuando le preguntan por el resultado de su gobierno en 2025. La fecha lo amerita, se va el año. La trabajosa victoria electoral y los también trabajosos avances con la minería aparecen en el podio de sus logros. Y sabe que tienen mayor impacto que los golpes que pueda recibir de sus críticos y opositores. Las urnas, las encuestas y los influyentes de la provincia marcan ese camino. Pero admite que faltan metas importantes: la economía no repunta como quisiera (él y los mendocinos).
Hombre de sangre política al fin, se puso a trabajar pensando en las elecciones 2027 apenas se conoció el escrutinio final de los últimos comicios legislativos. Se enfocó también en fortalecer las alianzas y acuerdos con otros partidos, ante la “luz violeta” que se encendió y surge como amenaza al predominio radical de los últimos diez años. Tiene sus razones: aunque Mendoza luce su propio perfil, el radicalismo a nivel nacional se debate entre un cambio histórico, que parece alejarlo de sus principios, y la lenta desaparición.
No le ofende que lo llamen “pragmático”. Por el contrario. Durante una entrevista con Mendoza Today, abunda en ejemplos de la historia argentina e incluso de dirigentes radicales, basados sobre todo en “una lectura acertada de los contextos y no de los ideologismos”.
-Han sido tiempos intensos y es momento del balance. ¿Cuál es el suyo?
-Me parece que ha sido un año de buenos resultados. Para el gobierno provincial y para mí en lo personal ha sido positivo. Si bien la economía del país aún no termina de repuntar, el gobierno nacional y el provincial han salido revalidados, lo cual es fundamental. El “combo perfecto” se dará cuando la economía empiece a reaccionar. Por ahora, el dato alentador es la baja de la inflación, pero esperamos que pronto se traduzca en un aumento del consumo, la inversión, el empleo y el salario.
-Logros políticos versus económicos. Hace unos años, la minería parecía un imposible para Mendoza. Aunque falta para que se vean las ganancias, ¿no lo ubica en la columna del “haber”?
-Sí, sí. Exacto. Se lo ratifico: los logros políticos y la minería van de la mano. Se ha dejado planteado el andamiaje necesario. Sin liderazgo y sin poder político no se podría haber dado vuelta la página para sacar a Mendoza de la “lista negra” de la antiminería. Hoy ya tenemos dos o tres empresas internacionales, como la canadiense Kobrea, explorando en Malargüe. Lo de San Jorge tampoco es menor; es exploración y en menos de nueve meses veremos resultados. Estoy convencido de que 2026 será un gran año porque, además de la estabilización macroeconómica, surgirán nuevas actividades y repuntarán las que ya tenemos.
-¿Qué necesitan las industrias tradicionales, para ese repunte? ¿O ya están agotadas?
-Necesitan crédito, fundamentalmente. La vitivinicultura requiere recomponer el consumo y colocar el sobre stock en el exterior; el Ministerio de Producción ya está trabajando en eso. En el petróleo, buscamos que las nuevas empresas que reemplazan a YPF inviertan para reactivar la lengua norte de Vaca Muerta, buscando el no convencional, que es lo más rentable hoy. Los dólares en Argentina están entrando hoy más por energía que por la Pampa Húmeda. Ya no dependemos tanto del clima y las cosechas. Mendoza debe ir hacia eso, pero para que las pymes despeguen necesitamos crédito barato y accesible, porque las tasas todavía están muy altas.
-Ésa es una demanda directa al Gobierno Nacional.
-Es nuestra principal demanda. La Nación debe ayudar con la infraestructura y con la baja de la tasa de interés, que son herramientas nacionales. De todas formas, la Provincia se está haciendo cargo de obras de agua, rutas y transporte de electricidad. Por ejemplo, la primera licitación de rutas la ganó una empresa mendocina, Cartellone, con apalancamiento de un banco estatal. Esperamos que la Ruta 7 también tenga buenas ofertas en marzo o abril. Además, apostamos fuerte a la logística. Tenemos un plan desarrollado para vivir no solo del petróleo o el turismo, sino de nuestra ubicación estratégica con Chile. Estamos trabajando en dos parques logísticos: uno en Luján y otro en San Martín, con cambios legales para promover la inversión.
-Hace un año, la Ley de Aguas y el manejo del recurso hídrico eran temas centrales, pero la agenda real impuso otros asuntos. ¿Se retomará el impuso para debatir el plan hídrico en 2026?
-Estamos avanzando en el plan hídrico con obras y la colocación de medidores de uso residencial e industrial. Respecto a la modificación de la Ley de Aguas, existe un anteproyecto liderado por Irrigación para dejar sentadas las bases del futuro. Hay una discusión técnica que está saldada y es muy sólida, pero a veces la discusión política se traba en celos o sospechas sin asidero. Este año parece más propicio y tranquilo para sortear esos ruidos y concentrarnos en lo técnico.
Político
-En lo político, se lo ve cerrando o ratificando acuerdos con diversos sectores y consolidando relaciones, como el caso del intendente de Luján de Cuyo, Esteban Allasino (dirigente del PRO). No pierde tiempo y ya está aceitando vínculos pensando en 2027.
-Con Allasino hemos construido una excelente relación de trabajo. El ha sido parte de nuestros equipos técnico-políticos durante 7 años y hay una relación previa muy cercana con varios de nuestros integrantes, como Marcos Calvente o su hermana Paula. Te lo ratifico: voy a pelear mucho por la continuidad de este programa de gobierno. Voy a construir todos los apoyos necesarios para que este proyecto siga. Trabajaremos duro para esa continuidad, con los cambios y renovaciones que hagan falta, pero manteniendo el rumbo.
-¿Su objetivo de máxima es que en 2027 el candidato a gobernador sea un radical “puro”. Pero hay un ex UCR con muchas chances que se fue con Milei. ¿Lo ve muy difícil?
-Nuestra prioridad absoluta es que continúe el programa de gobierno. Es obvio que queremos que sea un radical. El caso de Luis (Petri), por ejemplo, es atípico: toda su carrera —dos veces diputado nacional y dos diputado provincial— la hizo dentro del radicalismo. Aunque tomó la decisión de afiliarse a otro partido recientemente por una coyuntura específica, su trayectoria y su pertenencia a este equipo son innegables. Por supuesto que también hay otros aspirantes radicales que se han quedado en el partido y tienen todo el derecho a plantear su candidatura.
-Ya tiene un plan en la cabeza. ¿Cómo se lo imagina?
-Lo importante es mantener esta alianza. No la veo como algo coyuntural o una “Unión Transitoria de Empresas” solo para ganar una licitación electoral. Hemos firmado un programa de gobierno por escrito, suscrito por Facundo Correa Llano (LLA) y Andrés Lombardi (UCR), que reivindica lo hecho y proyecta el futuro.
-Claro, pero no es lo mismo un acuerdo electoral “nacionalizado”, como el de octubre pasado, que miraba al Congreso que 2027, cuando se decidirá quiénes conducirán la provincia.
-Exactamente. Por algo firmaron un acuerdo provincial y no solo nacional. Hoy eso se ratifica en los seis departamentos que desdoblaron elecciones: vamos juntos bajo el mismo nombre y logo: “La Libertad Avanza más Cambia Mendoza”. Son elecciones municipales, lo que demuestra que la unión no es solo una hipótesis nacional. Hacer acuerdos que se desarman al día siguiente, como ha pasado con otras fuerzas, habla mal de quienes los firman. Nosotros tenemos un programa que se está ejecutando y lo que buscamos en 2027 es su continuidad, con nuevos liderazgos y los cambios necesarios, pero sobre esa misma base.
-Usted ha ganado fama de “político pragmático”. Y expresa coincidencias clave con Milei sobre el modelo económico necesario para que el país salga del pozo. Sin embargo, él lo hace contra la “casta” y usted desde adentro. Es lógico: estudió ciencias políticas y lo lleva en la sangre. ¿Cómo compatibiliza eso?
-Mire, una cosa es lo que Milei dice y otra es lo que hace. Yo suscribo su pragmatismo actual. Está siendo pragmático con el tipo de cambio, con el Banco Central y con la apreciación de la moneda. Que un político sea pragmático es una herramienta útil; hay miles de ejemplos en la historia de personas de distintas ideologías que, siendo pragmáticas, le hicieron bien al país.
-Además del suyo, ¿qué otros ejemplos me daría?
-Recuerdo un análisis de un periodista que comparaba a Toto Caputo con Juan Manuel de Rosas. Rosas quedó en la historia con la marca de “vivir con lo nuestro” y ser anti-inglés, pero la realidad era que Inglaterra no tenía interés en el Río de la Plata en ese momento. Había un abismo entre su discurso y la necesidad real.
-¿Ese pragmatismo es lo que permite que las ideas sobrevivan al contexto?
-Exacto. La Generación del 80 en Mendoza fue profundamente pragmática. Eran liberales en el discurso, pero intervencionistas en la práctica: planificaron industrias y desarrollaron la infraestructura de la que vivimos casi todo el siglo. Cuando la ganadería decayó, apostaron por la agroindustria y el vino.
-¿Y en el radicalismo?
-Un ejemplo es Leandro Alem. Él representaba a Buenos Aires y al Puerto, pero dio discursos a favor del libre comercio para Córdoba y Mendoza porque sus representados querían protección. Hoy se asocia al radicalismo de esa época con el antiliberalismo, cuando en realidad defendían la libertad económica más que nadie. Los contextos son mucho más relevantes de lo que imaginamos. El radicalismo tiene buenos ejemplos.
-Entonces, ¿no hay ver al pragmatismo como una renuncia a las ideas?
-Para nada. El pragmatismo debe estar al servicio de un programa. Fíjese en el tema de Ingresos Brutos: el Partido Demócrata siempre dijo que había que eliminarlos, pero sus legisladores le votaron los aumentos a Paco Pérez entre 2013 y 2015. Después vine yo, que soy radical, y no he parado de bajarlos. Ahí ve cómo las marcas ideológicas a veces quedan ridiculizadas por los hechos. Ser pragmático es positivo siempre y cuando no sea para beneficio personal, sino para ejecutar un plan transformador.
-Todo lo contrario al radicalismo nacional actual. No se ve mucho pragmatismo. ¿Qué pasó? ¿La sociedad se derechizó o la UCR, aferrado a sus principios, no supo actualizarse?
-Se han mezclado dos procesos. Históricamente, el radicalismo fue un partido liberal en lo político y procapitalista en lo económico, aunque tuvo etapas de fuerte intervencionismo. Creo que la conducción de Martín Lousteau en el Comité Nacional ha sido nefasta. Actuó como vocero de un radicalismo que no supo interpretar a la sociedad actual. Nuestros simpatizantes están mayoritariamente a favor de la línea general del Gobierno Nacional y el partido no supo leer eso, lo que nos desperfiló muchísimo.
-Ahora cambió la conducción, ¿qué destino le espera a la UCR entonces?
-Cuando buscamos lo que piensan nuestros simpatizantes, nos va bien. Durante mi presidencia en el Comité Nacional, hicimos acuerdos con el PRO y tuvimos excelentes desempeños electorales. Hoy el mundo y la Argentina han cambiado; los jóvenes ya no tienden a la izquierda, sino hacia un individualismo donde todo depende de uno mismo y no del colectivo social. El radicalismo podría interpretar a esos jóvenes —de hecho, lo hace en las universidades—, pero a nivel nacional no se ha querido hacer. Yo he quedado en minoría en los últimos plenarios defendiendo esta visión.
-¿Hay esperanza de “salvar” a la UCR?
-Creo que sí, y no solo por motivos sentimentales o de pasión, sino por utilidad para el sistema político. El radicalismo puede ser el verdadero partido liberal que soñó Alem: procapitalista, pero con un Estado inteligente que represente a los sectores medios, trabajadores y pymes. He tenido charlas interesantes con el nuevo presidente (Leonel Chiarella, intendente de Venado Tuerto); también con Maximiliano Pullaro (gobernador de Santa Fe), quien entiende las economías del interior, y vamos a darle un voto de confianza a la nueva vocería del Comité Nacional.
-¿Se ve con más protagonismo en el partido a nivel nacional cuando termine su mandato como gobernador?
-Me veo dentro del radicalismo, pero no entre las autoridades del Comité Nacional. Mi lugar está en el partido, pero fundamentalmente en el radicalismo de Mendoza.
-Volvamos a Mendoza. Éste fue el año de la minería ¿En qué puntos específicos de la gestión pondrá el foco en 2026?
-Quiero seguir mejorando el Estado en sus servicios básicos: educación, salud y seguridad. En salud hemos hecho reformas e inversiones que ya se notan; hoy funcionamos mejor que la mayoría de las obras sociales. En educación, el trabajo de Tadeo García Zalazar es excelente y empático, pero queremos profundizarlo.
-¿Seguirá con algunos dardos y exigencias a la Justicia?
-En seguridad, si bien los delitos violentos han bajado sensiblemente, tenemos una deuda en delitos como el robo de neumáticos, celulares o elementos de trabajo rural. También necesitamos que el Fuero Penal mejore su funcionamiento y que la administración de justicia contribuya a crear un mejor clima de negocios en lo laboral y civil.

-Sin olvidar la economía, por supuesto, que imaginamos seguirá siendo prioridad.
-Ese es el objetivo central. Vamos a apostar fuerte al contrato de potasio y cobre; queremos explotación real, no solo proyectos. Buscamos acelerar lo de San Jorge y obtener resultados con YPF y otras empresas en el no convencional en la lengua norte de Vaca Muerta. Mi legado debe ser que el sur de Malargüe se convierta en lo que fue Añelo para Neuquén en 2010.
-Se dijo que habías tenido roces con Horacio Marín (presidente de YPF) por el tema de las regalías. ¿Se solucionó?
-No es cierto que hayamos pedido de más. Al contrario, estamos abiertos a colaborar con bajas de regalías a cambio de inversión real, un punto que aún estamos discutiendo contrato por contrato. YPF tiene una posición dominante con la destilería y debemos cuidar que se cumplan las inversiones prometidas en el no convencional.
-A usted le gusta hablar de “ampliar” y no “reconvertir” la matriz productiva de Mendoza. Pero hay sectores de la economía tradicional de Mendoza que apoyan el modelo pero dicen no pasarla bien.
–La fórmula es simple: hacer más de lo que hacemos bien e incorporar lo que no hacíamos, como la minería de minerales críticos. Mendoza tiene las bases sentadas para crecer fuerte.
-¿Como Gobernador, por qué va a brindar en Año Nuevo?
-Voy a brindar por el crecimiento económico de Mendoza. Para que en 2026, de una vez por todas, se consolide ese despegue por el que tanto hemos soñado y trabajado.
-Y que el Tomba vuelva a Primera División…
-¡Si, claro!. Es lo que todos los tombinos queremos para el año que viene. Que Godoy Cruz vuelva a ascender lo antes posible.
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