Argentina, perdió este lunes a Alberto Canapino. Fue un preparador de automóviles de competición argentino, reconocido por su actividad a nivel nacional en las diferentes categorías de automovilismo.

El exitoso chasista estaba internado en el Sanatorio Otamendi desde la semana pasada. Su hijo Agustín venció este domingo en la carrera del Super TC 2000 en el autódromo porteño.

Su muerte fue divulgada en principio por el dirigente de automovilismo y expresidente de la Asociación de Pilotos de Automóviles de Turismo (APAT), Hugo Paoletti.

De la noticia se hicieron eco luego las redes sociales de la categoría Super TC2000, donde Alberto Canapino se desempeñaba al frente de un equipo Chevrolet.

 

Vínculos

El piloto de Río Gallegos, Federico Alonso tuvo la oportunidad de conocerlo al ser invitado por Agustín para competir.

El piloto de Río Gallegos, Federico Alonso junto al preparador.

 

Era un hombre que sabía mucho, estudiaba todo lo que fuera necesario para actualizarse y encontrar la puesta a punto de un vehículo de punta.

El influyente chasista, que trabajó con grandes figuras de la actividad como Luis Rubén Di Palma o Juan María Traverso.

 

 

Trayectoria

Oriundo de la ciudad bonaerense de Arrecifes, inició sus actividades en la preparación de vehículos, con apenas 25 años, en 1982, cuando le otorgó su impronta a una motocicleta Honda de 100 centímetros cúbicos, con la que compitió en el Campeonato Argentino de velocidad de 125 cm3.

 

Alberto junto a uno de sus hijos, el “Titán”, Agustín.

 

En esa cuna de cracks del volante que es su ciudad natal, el preparador se relacionó con Luis Di Palma en 1986, para trabajar en el Dodge 1500 del TC 2000. Fue su primera experiencia laboral en el ambiente automovilístico local.

El otrora ídolo (fallecido en 2000 en un accidente aéreo) obtuvo una carrera y eso catapultó a Canapino, a la consideración del mundo “fierrero”. Ese mismo año preparó un automóvil de TC (Dodge Polara) con el propio Luis.

 

El equipo que integró el riogalleguense para la competencia de larga duración.

 

Al año siguiente fue llamado por Oreste Berta, el conocido “Mago de Alta Gracia”, para sumarse al proyecto de Fórmula 3 Internacional. Actuó como asistente de diseño de un monoposto que condujo otro cordobés, Víctor Rosso, en autódromos europeos.

A fines de los ’80, comenzó su experiencia laboral con Traverso, en el equipo Berta Sport del TC2000 y consigue su primer título (1988) para ser ascendido a director técnico. Al año siguiente, Miguel Angel Guerra (corrió en Fórmula 1 en 1981 con Osella) se unió al conjunto y logró el campeonato.

Entonces llegó la ocasión del salto a Europa para trabajar en Alemania, en la confección del diseño en la fábrica de chasis para la Fórmula 3 de ese país. Pero el trabajo no duró mucho porque Alberto pretendió regresar rápido al país para asistir al nacimiento de su primer hijo: el futuro campeón Agustín.

A principios de los ’90 resultó convocado para desarrollar el modelo Volkswagen Carat del TC 2000, con Guillermo “Yoyo” Maldonado como piloto. También retomó la actividad en el Turismo Carretera y atendíó los automóviles Chevrolet de Luis Minervino y Roberto Urretavizcaya, además del Ford Falcon de Fabián Acuña.

 

En 1994, la marca francesa Peugeot lo contrató para iniciar el proyecto del equipo oficial TC 2000, con dos viejos conocidos: Traverso y Guerra. Con el notable expiloto de Ramallo, además, participó del armado de una Chevy en el TC, con la cual Traverso ganó en dos carreras.

Al año siguiente, consolidó su sociedad con el adiestrador de motores Jorge Pedersoli. Entre ambos consiguieron el equilibrio exacto para que el “Flaco” alcanzara los títulos de TC y TC 2000

En 1996, el trinomio Traverso-Pedersoli-Canapino repitió el título en ambas divisionales automovilísticas.

Años después, el arrecifeño empezó a trabajar con un múltiple campeón del TC, como el sáltense Guillermo Ortelli, con quien también armó una conocida sociedad, para ganar el primero de sus siete campeonatos en 1998

Como chasista también colaboró con otros pilotos renombrados como Omar “Gurí” Martínez, Juan Manuel Silva y Julio Catalán Magni (todos con Ford), Norberto Fontana (Dodge) y Christian Ledesma (Chevrolet).

En 2005, comenzó a moldear la carrera de su hijo Agustín, que debutó en la monomarca Copa Megane y con quien luego compartió equipo y trabajo para adjudicarse el primer título de TC en 2010.

 

Años después, Alberto apostó a la consolidación de su propio taller (Centro Tecnológico Canapino), con base en Arrecifes. Ese trabajo le permitió a su hijo Agustín repetir los campeonatos de Turismo Carretera en 2017, 2018 y 2019, todos con Chevrolet

En la actualidad, Alberto se encontraba comandando el equipo oficial Chevrolet YPF del Super TC2000 con su hijo Agustín y Bernardo Llaver como pilotos.

Precisamente, Canapino (hijo) se llevó la victoria en la tarde del domingo en el autódromo Oscar y Juan Gálvez de Buenos Aires y luego posteó una sentida dedicatoria a su padre: “Fuerza pá, vos podés”.

Impacto en las redes

Desde la Asociación Corredores Turismo Carretera lamentamos el fallecimiento de Alberto Canapino, a sus 57 años.

La Comisión Directiva de la ACTC y el mundo del Turismo Carretera, al cual acompañó durante gran parte de su vida, le envía sus más sinceras condolencias y su más sentido pésame a los familiares y amigos de Alberto, una persona que, sin dudas, será pieza importante de la historia de la categoría.

 

Elio Mayorga
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Nuestras condolencias a toda la familia y afectos por la irreparable perdida de Alberto Canapino. Deseo de cristiana resignación a sus seres queridos. Gracias eternas Alberto por tu gran enseñanza en el automovilismo deportivo. descansa en Paz.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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