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Eufórico tras su visita a El Salvador para la reasunción de su presidente, Javier Milei le lanzó a la oposición: “¡Ojo que voy a gobernar a lo Nayib Bukele!”.

Y el mandatario argentino lo decía no solo por política de seguridad extrema contra la violencia callejera en su país, lo fascinaba su pelea con el Congreso salvadoreño.

“Bukele cuando asumió, no tenía ningún diputado, nada. ¿Saben cómo gobernó? A puro veto. Todas las cosas que hacían los degenerados fiscales, se las vetaba todas. Que es lo que voy a hacer yo, les voy a vetar todo”, enfatizó.

En el mismo camino, la ministra Patricia Bullrich, viajó al pequeño país centroamericano para visitar las cárceles de extrema seguridad donde encierran a los integrantes de las maras -las bandas que aterrorizaban al país-, y volvió con la idea de replicar esa práctica en la Argentina.

Nayib Bukele, un ejemplo a seguir por Milei y Bullrich. Una versión centroamericana de la “mano dura” que logró rápida aceptación en el gobierno.

Pero, siempre hay uno, la mano debe ser dura siempre que no choque con la invisible y sabia mano del mercado. Eso sostiene Milei, pero parece que no Bukele.

“Voy a hacer un llamado (…) como el que hicimos a los pandilleros en 2019″, advirtió el gobernante a los comerciantes. “Paren de abusar del pueblo salvadoreño (con los precios) o que no se quejen después”, expresó Bukele al anunciar que combatirá a las “mafias” empresariales que elevan los precios de productos y encarecen el costo de vida.

“Ahora que, para sanear la economía y salir de la pobreza, hemos decidido ir contra los cárteles oligopólicos y las mafias, vuelven a surgir los ataques y las condenas” contra el gobierno, escribió en su cuenta de X. Tras ese anuncio, fueron presentados “sendos requerimientos de información” a las principales cadenas de supermercados del país.

Y mientras estudia a qué empresarios puede llevar a la cárcel, lanzó un programa llamado “Precios justos”, ese mismo –“Precios cuidados”, fue la versión local- que eliminó Milei en el país. Para evitar caer en la tentación de marcarle los excesos a los empresarios, Milei también eliminó el Observatorio de Precios y derogó la Ley de Abastecimiento.

En su discurso de asunción, Bukele también marcó otra gran diferencia con Milei, esta vez respecto del Estado. “Lo público debe ser mejor que lo privado. No hagan caso a voces que tratan de envenenar la mente de la gente cuando construimos algo bueno para el pueblo y que es el pueblo el que lo utiliza”, dijo.

Como un Frankenstein moderno, Milei arma su propio Bukele, en el que descarta las partes molestas. Si la realidad te contradice, arma otra que se acomode a tu relato.

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