Your browser doesn’t support HTML5 audio
Por Luis Ventura (Crónica)
El miedo es un estado emocional de los animales y también de los seres humanos. Y cuando hay miedo adentro, las acciones, los pensamientos y procederes quedan condicionados por la presencia del pánico en cualquiera de sus niveles.
Soy periodista, bueno o malo lo decidirán las empresas que me contratan, pero la realidad es que vivo de mi información, de mi independencia profesional, de mi palabra, de mi firma y si alguien quiere atender, de mi opinión, y de mi mirada. Así transito el periodismo desde el año 1973, hablamos de 52 años de trabajo ininterrumpido de trabajo de todos los días, todas horas, y el día a día de un periodista de asistencia perfecta.
Así gané empatías con compañeros, jefes, directores, diarios, revistas, radios, canales, portales de internet en todas sus versiones, vendiendo millones de ejemplares en la calle, cientos de puntos de rating, millones de seguidores, fundador de muchos medios que están a la vista. Eso soy yo y parece que molesto. ¡Y mucho molesto!
Porque en los últimos días he recibido de varias maneras, amenazas, aprietes feos y todo tipo de bombardeos panicosos. ¿Por qué? ¿Tanto molesto al punto de amenazar a decapitarme a mí y a mis seres más cercanos si seguía abriendo la boca? Y esto con mensajes lapidarios y amedrentadores en todos los sentidos, que consejos judiciales empezaron a reclamarme que denunciara penalmente lo que jamás hice que fue presentarme ante la Justicia contando estos apremios.


Entonces tuve que abrir la intimidad de mi celular, con las 7 amenazas que recibí en pocas horas. ¿Qué hice?¿A quién incomodé? ¿A qué poder desacomodé? La verdad no lo sé, porque las explicaciones eran tan confusas por el intercalado de tanto miedo y de tanto pánico.
Porque me hablan de mafias pedófiilas, de temas judíos, de zonas políticas, que finalmente, sin evaluar ni entender de qué quieren que no hable, informe, ni opine.
Hoy tengo patrulleros, policías, alarmas, botones de pánico, chequeos de GPS, dejando constancias de todos mis movimientos e invasiones que son todas de prevenciones para asegurarse de los riesgos y peligros que puedo llegar a generar por el simple hecho de ser un periodista sin sobres, entongues, coimas u operaciones compradas. Solo quise dejar constancia de lo que me pasa, solo por haber trabajado más de medio siglo en el periodismo en todas sus forma y sistemas. Te lo digo yo.
Leé más notas de La Opinión Austral
Compartir esta noticia
Dejanos tu comentario