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Marta Trujillo: la fortaleza de una madre en cada carrera del bicampeón
Marta Trujillo, madre del bicampeón de Turismo Nacional Thiago Martínez, aún recuerda con nostalgia y algo de angustia los inicios de su hijo en el automovilismo. Desde que Thiago era pequeño, su pasión por la velocidad fue evidente, aunque para Marta fue difícil aceptar el camino que eligió. “Me hubiera encantado que eligiera otra cosa, pero nació para esto, le encanta“, confiesa, dejando entrever el dilema de muchas madres que ven a sus hijos dedicarse a actividades que generan tanto orgullo como preocupación.
El automovilismo es una disciplina que no sólo requiere talento, sino también resistencia mental. Marta recuerda cómo su esposo, “Beto“, fue una influencia clave en la carrera de Thiago. Desde pequeño, Thiago mostró un espíritu competitivo que lo llevó a destacar en los circuitos locales. Sin embargo, el equilibrio entre estudio y deporte siempre fue un desafío. “Recuerdo que cuando llovía, el papá aprovechaba y lo sacaba de la escuela para llevarlo al kartódromo“, cuenta con una sonrisa, señalando la complicidad entre padre e hijo.
La repentina muerte de Beto marcó un antes y un después en la vida de Thiago y su familia. Marta relata cómo, tras la pérdida, Thiago maduró de golpe. “Me llamó la atención cómo creció, como enfrentó todo eso solo“, comenta con orgullo. En esos momentos de dificultad, la figura de José María, un amigo cercano de la familia, fue fundamental para acompañarlo en su desarrollo como piloto.
Para Marta, lo más importante no son los títulos, sino el cariño y respeto que la gente le muestra. “Yo lo admiro enormemente, ojalá se dé cuenta de todo lo que genera“. Pero, como muchas madres, sigue sufriendo cada vez que su hijo sale a la pista. El temor a un accidente es su mayor miedo, pero su amor y apoyo incondicional nunca han flaqueado.
Mirta Hernández: el amor y el sacrificio detrás de cada brazada de Matías
Mirta Hernández, madre del nadador Matías Díaz, recuerda con orgullo los comienzos de su hijo en la natación, una disciplina que comenzó como una simple lección y terminó convirtiéndose en su gran pasión. “Lo llevamos de chico al natatorio para que aprendiera a nadar, pero él se lo tomó en serio y no paró más“, comenta Mirta, quien nunca imaginó que aquel niño que empezó en Hispano Americano destacaría en competencias internacionales.
Desde pequeño Matías mostró una habilidad natural para el agua. Aún no cumplía los cuatro años cuando, en su primera clase, sorprendió a su profesora y a sus padres al soltarse en la pileta y comenzar a nadar por sí solo. “Nosotros vimos que tenía algo especial, no era sólo aprender a nadar”, relata su madre. Esta inclinación natural lo llevó a desarrollar una competitividad intensa desde su niñez.
Uno de los momentos más emotivos para Mirta fue presenciar la hazaña de su hijo al cruzar el Río de la Plata en tiempo récord. “Fue un orgullo indescriptible verlo cumplir ese sueño“, comenta con emoción. Aunque está orgullosa de sus logros deportivos, Mirta valora especialmente el crecimiento personal de Matías, quien ha demostrado una fortaleza que lo ha llevado a superar numerosos obstáculos.
“Ser madre de un deportista es estar presente, aunque sea desde lejos”, reflexiona Mirta. Mientras Matías continúa alcanzando metas en las aguas abiertas, su madre sigue siendo el apoyo incondicional que lo acompaña en cada brazada.
Fabiana Mansilla: la fuerza silenciosa detrás del sueño de “Toto”
Ser madre de un deportista de élite no es tarea fácil. Fabiana Mansilla, madre de Tomás “Toto” Avilés, futbolista que hoy brilla en Inter Miami junto a Lionel Messi, lo sabe mejor que nadie. Para ella, cada logro de su hijo es motivo de orgullo, pero también el reflejo del esfuerzo compartido de toda la familia.
“Nunca me imaginé ser la madre de ‘Toto’, con todo lo que eso representa“, confiesa Fabiana. Desde muy pequeño, “Toto” mostró su amor por el fútbol, un deporte que siempre formó parte de la vida familiar. “Mis hijos siempre hicieron deporte, incluso yo que soy atleta. Les inculcamos eso sin pensar que pasaría lo que pasó con ‘Toto’“. El joven, nacido en Río Gallegos, comenzó su carrera en Atlético Boxing Club y desde allí dio el salto a Buenos Aires, integrándose en las inferiores de Racing Club de Avellaneda antes de llegar a debutar contra Lanús en el fútbol profesional.
El éxito de “Toto” no fue casualidad y Fabiana estuvo presente en cada etapa. Aunque fue difícil dejarlo partir tan joven para seguir su sueño, Fabiana siempre lo apoyó. “Las madres nunca bajamos los brazos ante cualquier circunstancia“, afirma. Acompañar a un hijo en su carrera deportiva no sólo implica estar en los momentos de triunfo, sino también en los de incertidumbre, como cuando “Toto” dejó su hogar para perseguir su pasión en Buenos Aires. “El respaldo de la familia es importantísimo“, dice, reconociendo que la fortaleza de “Toto” se ha forjado con el apoyo constante de quienes lo rodean.
Hoy, Fabiana sigue a su hijo desde la distancia, consciente de que, aunque ya no lo acompaña físicamente, sigue siendo su principal sostén. “Lo que más me enorgullece no es sólo lo que ha logrado como futbolista, sino cómo es como persona“, comenta.
Fabiana también destaca la influencia de su propia madre en su vida. “Mi madre siempre me acompañó en lo que pudo y yo trato de hacer lo mismo con mis hijos“, señala, reflejando cómo la herencia de valores y sacrificios se transmite de generación en generación.
Aunque el camino ha estado lleno de sacrificios, Fabiana no cambiaría nada. “Nunca me imaginé todo esto, pero estoy feliz de ser su madre“, concluye, orgullosa de acompañar a “Toto” en su sueño, sabiendo que detrás de cada victoria en la cancha están el amor y la fuerza de una familia que nunca dejó de apoyar y creer en él.
Gabriela Barría: el coraje de dejar volar a Thiago hacia sus sueños
Para Gabriela Barría, madre de Thiago Díaz, el piloto de karting que representará a Argentina en el Mundial de Italia, el sacrificio ha sido constante desde los primeros pasos de su hijo en el automovilismo. Thiago comenzó desde muy pequeño a mostrar su pasión por la velocidad. Gabriela recuerda cómo equilibraban el estudio y el karting, muchas veces llegando de viajes en horas de la madrugada y teniendo que levantarse a las horas para ir a la escuela. “Uno a veces piensa que lo está presionando demasiado, pero después ve los resultados“, reflexiona.
El mayor sacrificio para Gabriela, sin embargo, ha sido aprender a dejar ir a su hijo. Cuando Thiago tenía sólo 14 años, durante la pandemia, se fue a competir durante casi tres meses a otra ciudad. “Fue durísimo tenerlo tan lejos siendo tan chico“, confiesa, recordando esos días en los que el teléfono se convirtió en su mayor aliado.
Gabriela habla de su rol como madre no sólo desde el apoyo emocional, sino también desde el aprendizaje técnico. Se involucró completamente en el mundo del karting, aprendiendo sobre técnicas de carrera, curvas, aceleraciones y desaceleraciones, todo con el objetivo de ayudar a su hijo a mejorar. “No hay manual para ser madre“, dice con una sonrisa, “es prueba y error constantemente, sobre todo cuando son chicos”.
Hoy Gabriela se enorgullece no sólo de sus logros deportivos, sino también de su crecimiento personal. Aunque muchas veces pasó el Día de la Madre sin él por competencias, siempre ha encontrado consuelo en sus logros y en las llamadas de su hijo tras las carreras.
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