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En el corazón del humedal más extenso de la Argentina, los carpinchos —emblemas del paisaje litoraleño— se volvieron protagonistas de una postal inusual: deslizándose torpemente sobre una laguna congelada, en los helados Esteros del Iberá. La escena, tan insólita como enternecedora, se viralizó en las redes sociales y dejó a todos preguntándose lo mismo: ¿tanto frío puede hacer en Corrientes?

Sí. Y no es cualquier frío. Según confirmó la meteoróloga Alejandra Ojeda al medio Norte Corrientes, se trata de un frío histórico, con una sensación térmica de -6°C y una presión atmosférica que superó los 1036 hectopascales, valores que jamás se habían registrado en esa provincia.

El video, tomado en las cercanías de Libertador, en el departamento de Esquina, muestra a los carpinchos —habitantes habituales de estas tierras— resbalando, confundidos y curiosos, sobre el hielo de una laguna que, en condiciones normales, es apenas un espejo de agua poco profundo. La ola polar transformó el paisaje y congeló literalmente el humedal, sorprendiendo incluso a su fauna más adaptada.

El Iberá bajo cero: una rareza climática que impactó al ecosistema

Para entender la magnitud del fenómeno, hay que considerar que en invierno las temperaturas mínimas en Iberá suelen rondar los 5°C, y no descender más allá. Esta vez, el termómetro bajó con fuerza y congeló las superficies acuáticas, algo prácticamente inédito en esta región subtropical.

Los Esteros del Iberá, con sus 3,9 millones de hectáreas, son una de las reservas de agua dulce más importantes del mundo. Este sistema de lagunas, esteros, bañados y ríos interiores alberga una biodiversidad única, con especies como el ciervo de los pantanos, el aguará guazú, y una gran comunidad de aves y reptiles. Los carpinchos, claro, son parte esencial de esta rica fauna que se mueve entre islas flotantes y campos inundables.

De la conservación al desconcierto

La imagen de los carpinchos “patinando” es tierna, sí, pero también pone sobre la mesa una realidad: las especies del Iberá no están adaptadas a este tipo de extremos. Algunos animales quedaron inmovilizados, varados sobre las superficies congeladas, mientras las autoridades y vecinos observaban perplejos el impacto de la ola polar.

En esta misma región se llevan adelante ambiciosos proyectos de reintroducción de fauna silvestre, como el yaguareté, el tapir o el oso hormiguero, especies que alguna vez habitaron estos humedales y que hoy se busca recuperar. La conservación aquí no es una aspiración, es una realidad en construcción. Pero un evento climático como este —aunque puntual— genera alertas sobre los límites de resiliencia del ecosistema.

La escena de los carpinchos se volvió viral, en parte por su ternura, en parte por su rareza. No todos los días se ve a estos robustos roedores tropezando sobre una laguna congelada en pleno litoral argentino. Pero el hecho no es menor: revela cómo el cambio climático y los eventos extremos pueden llegar a lugares donde antes eran impensables.

Mientras la ola polar se extiende por el país, dejando marcas bajo cero en varias provincias, los Esteros del Iberá —ese santuario de biodiversidad— enfrentan el frío con desconcierto.

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