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La Fiscalía Federal pidió ocho años de prisión para Marcos Herrero, el ex policía rionegrino acusado de plantar pruebas falsas en la investigación por la desaparición y muerte de Facundo Astudillo Castro en Bahía Blanca, durante la pandemia de 2020.
El fiscal Gabriel González Da Silva solicitó esta pena por considerar que Herrero manipuló la escena del crimen e inventó rastros con sus perros adiestrados, Yatel y Alcón, para desviar la investigación e incriminar falsamente a policías bonaerenses.
Según expertos en odorología, los rastros que detectan los perros no duran más de 48 a 72 horas, pero Herrero afirmaba encontrar evidencia incluso meses después de los hechos. Su accionar, cada vez más cuestionado, ya fue objeto de otra condena y enfrenta causas abiertas en Santa Cruz, Mendoza y San Martín, provincia de Buenos Aires.
Un juicio con fuerte trasfondo político
El juicio contra Herrero entra ahora en su fase de deliberación y el fallo será anunciado el lunes 22 de abril, luego del feriado de Semana Santa.
Durante el proceso, el caso Astudillo Castro volvió a estar en el centro de la escena pública, no solo por la gravedad de las acusaciones sino también por sus aristas políticas. En 2020, la oposición radical al gobierno de Axel Kicillof utilizó la desaparición del joven como una forma de denunciar a su gestión y a su entonces ministro de Seguridad, Sergio Berni.
Una grabación revelada por el periodista Germán Sasso —autor de los libros Operación Facundo y El coleccionista de huesos— muestra a referentes del radicalismo de Villarino jactándose de “haber instalado el caso en la agenda nacional”. Incluso, uno de los abogados de la querella, Luciano Peretta, es afiliado radical.
El defensor de Herrero lo comparó con Javier Milei
Uno de los momentos más llamativos del juicio fue una intervención de Leandro Aparicio, defensor de Herrero, quien lo comparó con el presidente Javier Milei: “Milei cree que habla con su perro muerto. Eso puede ser una fantasía o un error de interpretación, pero no un delito. Marcos Herrero cree que sus perros le marcan cosas.”
Herrero, que ya fue exonerado de la Policía de Río Negro, se hizo conocido por sus supuestos hallazgos caninos en distintos casos de alto perfil, hasta que su credibilidad comenzó a desmoronarse por inconsistencias y falsos positivos.
El caso Araceli Fulles: cinco inocentes presos por pruebas falsas
La historia de Herrero no termina en el caso Astudillo Castro. En 2017, durante la búsqueda de Araceli Fulles, su perro Alcón detectó presuntos rastros en el baúl de un auto. Esa prueba fue clave para encarcelar a cinco trabajadores inocentes, que estuvieron presos durante cinco años hasta que fueron absueltos en 2023 por el Tribunal de Casación bonaerense.
La organización de derechos humanos Innocence Project Argentina intervino en esa causa como amicus curiae y logró demostrar que las pruebas de Herrero eran inverosímiles.
El caso de Marcela López
En plena pandemia, Marcos Herrero logró fama nacional. La cuarentena elevó el rating de los canales de noticias, y el caso Astudillo Castro fue utilizado políticamente. En ese contexto, Herrero encontró una tribuna para presentarse como un adiestrador con habilidades excepcionales.
Herrero también había llegado en 2021 a Río Gallegos para “ayudar” a la familia de Marcela López, la mujer misteriosamente desaparecida en la capital santacruceña y de quien aún no se encuentran rastros. Al poco tiempo de llegar con “Yatel”, y luego de días de intensa búsqueda y rastrillajes, se produjo una de las apariciones que generaron revuelo: un maxilar humano en la chacra de José Luis Balado, expareja de la mujer desaparecida.
El lugar había sido previamente allanado, y además el hallazgo se dio en un contexto en el que, con la llegada de Herrero, también apareció una carta misteriosa en la casa de una de las hermanas de Marcela, que decía que el cadáver estaba enterrado en la chacra.
Sin embargo, luego de un análisis exhaustivo de La Opinión Austral realizado entre los meses de julio y octubre, se trazó un mapa de las apariciones de Herrero en distintos medios por su intervención en casos de conmoción pública. Y cómo luego de sus hallazgos, siempre infalibles, resolviendo las causas incluso de vieja data a partir cartas que lo explicaban todo o restos humanos, la Justicia no lograba comprobar nada con los cotejos de ADN.
Así fue como luego de “atar cabos” se descubrió, por ejemplo, que el maxilar que encontró en Santa Cruz coincidió con el cráneo “hallado” en Mendoza, utilizando ambos casos para plantar falsas pruebas.
Pero esto no es todo. El “coleccionista de huesos” –sobrenombre que adquirió tras el informe especial de La Opinión Austral– declaró también hace un año, a fines de junio de 2022, en el juicio por el crimen de “Marito” Salto, el nene asesinado en 2016 en la provincia de Santiago del Estero. Esta vez, su testimonio no convenció a nadie.
En esta causa, el falso perito fue el artífice de que se “resolviera” el crimen a partir de una serie de cartas que encontraron sus perros un año y medio después, con las cuales se determinó que el móvil del asesinato fue un ritual satánico. Por la participación de Herrero se ordenaron detenciones, sin embargo la Justicia nunca obtuvo más pruebas.
En el juicio de “Marito” Salto, Herrero explicó que trabajó con la “esencia de persona”, la técnica apócrifa que no tiene ningún rigor científico, a través de la cual sus perros Alcón y Duke lograron “resolver varios crímenes”.
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