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Mientras el cilindro de Avellaneda vibraba con el recital de La Renga, se suscitaron disturbios en el exterior, con enfrentamientos entre el público y la policía. En este contexto, un integrante del equipo de seguridad privada dejó inconsciente a un seguidor en las inmediaciones del estadio de Racing, ocasionándole lesiones faciales, incluyendo heridas en la cabeza y la pérdida de piezas dentales. El afectado fue ingresado a la unidad de cuidados intensivos del Hospital Fiorito como resultado del violento incidente.
En un principio, un policía con chaleco amarillo intentó evitar que la víctima, vestida con remera naranja, bermudas de jean, zapatillas negras y mochila, ingresara. Tras una discusión con otros dos agentes, la víctima fue liberada, pero un tercer individuo, miembro de la seguridad privada, lo golpeó en la mandíbula, haciendo que el seguidor cayera al suelo sin reacción. Posteriormente, el policía que lo había alejado inicialmente se acercó y observó al joven inconsciente antes de regresar a su posición.
Este ataque brutal quedó registrado en un video que circuló en redes sociales.
El incidente generó un informe policial de la comisaría 1.ª de Avellaneda, que detalla que durante la contención en el ingreso a las calles Palaá y Lavalle, tres agentes sufrieron lesiones leves debido a “personas fuera de sí y en grupo, llegaron a arrojar botellas y otros elementos contundentes”.
La víctima, identificada como Rafael Jorge Rozando, fue ingresada al Hospital Fiorito con lesiones faciales graves y pérdida de piezas dentales, siendo internado en cuidados intensivos para monitorear su evolución, incluyendo un neumotórax.
El agresor fue identificado como Ezequiel Ezpindola, empleado ocasional de la empresa Steward CAP, contratada para el evento. El parte policial indica que se solicitaron imágenes de cámaras de seguridad y se pidió la intervención de un médico legal para seguir de cerca la evolución del afectado.
A pesar de la estricta seguridad en los accesos al recital, con cuatro niveles de control y cacheos en las mochilas, el incidente dejó al descubierto una situación de violencia que marcó el regreso de La Renga al área metropolitana de Buenos Aires después de casi dos años.
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