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Una jornada dominical que amaneció teñida de luto en las rutas argentinas. Un colectivo de larga distancia de la empresa Vía Tac volcó en circunstancias que aún se investigan, dejando un saldo trágico de cinco fallecidos y varios heridos.

Entre el dolor y la consternación, emergió el relato en primera persona de Mariel Heratzun, una pasajera que viajó en el mismo servicio, aunque en un tramo anterior, y cuyo testimonio reveló detalles escalofriantes y una conexión humana que estremece.

Mariel, una enfermera jubilada de General La Madrid, habló con LU12 AM680 y compartió su experiencia de viaje en el mismo colectivo siniestrado y su encuentro con una de las víctimas fatales.

Con la voz aún quebrada por la impresión, relató su habitual viaje para visitar a su hija y nietos. En esta ocasión, su regreso se produjo el viernes 4, tomando un colectivo de Via Tac a las 11:30 de la mañana desde El Calafate hasta Río Gallegos, para después realizar un trasbordo hacia Las Grutas.

Fue precisamente en dicha terminal donde Mariel vivió un encuentro que hoy la marca profundamente. Allí conoció a una joven que, entre lágrimas y angustia, le confesó su difícil situación: la pérdida de su trabajo y la ruptura con su pareja la obligaban a regresar a su pueblo cerca de La Plata.

Ay, señora, perdone que estoy llorando, pero estoy muy angustiada’.

Ay, bueno, yo también. Estoy angustiada porque dejé mis nietas allá y me cuesta despegarme de ella. Pero, ¿por qué lloras? ¿Qué tenés? ¿Qué te pasa?’.

Porque me voy de acá. Me tengo que ir, porque ya se me termina, me quedé sin trabajo, se me termina donde alquilo. Y con una mi pareja de hace 4 años ya terminé, así que tengo que volverme a mi pueblo.

Ese fue el intercambio entre María Kateryne Delgado Oropeza, una chica venezolana de 25 años, y Mariel quien, con la calidez y sabiduría que dan los años, intentó consolarla, instándola a tener fe.

Sin embargo, la angustia de la muchacha era palpable, llegando incluso a tener una especie de premonición sobre su destino: “Me decía, ‘Tengo una angustia, algo como una angustia‘, decía. Eso me ha quedado grabado”.

El colectivo que debían abordar hacia Bahía Blanca llegó con retraso y, para sorpresa de los pasajeros, no era un coche cama como se esperaba, sino un colectivo común. Mariel y la joven se despidieron al subir al ómnibus, sin imaginar el trágico final que le esperaba a esta última.

Mariel continuó su viaje. Al llegar, alrededor de las 3 de la mañana, constató el mal estado de la entrada a la ciudad para los colectivos y tomó otro micro de la misma empresa hacia General La Madrid.

También mencionó que otra de las fallecidas era una enfermera canosa de Caleta Olivia, a quien llegó a ver sentada en el colectivo. Se trataba de Mabel Schultz, la mujer de 53 años que perdió la vida en el lugar.

La experiencia dejó una profunda huella en Mariel, que -a pesar de sus años como enfermera y de haber desarrollado cierta frialdad para afrontar situaciones difíciles en su ámbito profesional- se vio conmovida por el encuentro con María Kateryne y la trágica noticia posterior. “A mí me ha puesto mal que todavía me cuesta recuperarme”.

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