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La Escuela Provincial Nº 745, que se encuentra ubicada en el barrio José Fuchs de la localidad de Comodoro Rivadavia, fue blanco de amenazas de ataques a través de las redes sociales que causaron una fuerte preocupación en la comunidad. El caso estaría directamente relacionado a episodios de bullying contra un alumno de la institución. Las autoridades de la Policía de Chubut se encuentran trabajando y buscan identificar a la persona responsable.

Cabe destacar que, en lo que va del año, este es el tercer caso que ocurre en una institución educativa de la capital nacional del petróleo. A fines de mayo ocurrió con la Universidad de la Patagonia San Juan Bosco, a través de un grupo anónimo de WhasApp y, tiempo después sucedió con el Colegio Dean Funes, con mensajes alarmantes que se dieron a conocer mediante Instagram.

La población educativa tomó conocimiento de las amenazas la semana pasada, cuando se conocieron mensajes que advertían supuestos ataques en el establecimiento. “Van a ver cómo el gordo que tomaban de tonto se venga de todos”, decía en una de las publicaciones, en las cuáles también incluían fecha y hora para un supuesto ataque armado. Los textos circularon rápidamente y un grupo de padres realizó la denuncia.

Tras eso, la escuela activó los protocolos institucionales y presentó denuncias formales ante organismos judiciales y policiales. Asimismo, desde la fuerza de seguridad se reforzaron las tareas de vigilancia en los alrededores de la escuela. Los directivos tomaron la decisión de suspender las clases, sin embargo, los padres de los alumnos se mostraron críticos y exigieron medidas concretas.

De esta manera, Mónica, la mamá de un alumno, habló con ADNSUR y dio a conocer que: “Empezaron amenazas vía Instagram de lugares que no sabemos quién es. Un chico arrancó en teoría a decir que era por un tema de que le habían tirado una gaseosa a otro alumno, que era por un caso de bullying. Pensamos que iba a quedar ahí, pero hizo una segunda y una tercera amenaza”.

Y continuó diciendo que desde la dirección de la escuela “minimizaron todo“. “Dijeron que era una broma, pero los alumnos están asustados, en miedo ya se metió en ellos; nuevamente se recibió una amenaza que decía: ‘¿Ah, les gusta suspender las clases? Bueno, ahora van a recibir una molotov’. Eso básicamente fue lo que dijo esta persona que no se sabe quién es”.

Finalmente, la institución suspendió las clases el viernes de la semana pasada, pero el domingo anunciaron que, desde el lunes, se iban a normalizar las actividades. Además, avisaron a los alumnos que “las faltas no corren, si no quieren venir no vengan”, de cara a la decisión de muchas familia que decidieron evitar que los jóvenes asistan a clases.

Sobre esto, Mónica reclamó: “Nos dicen que si no queremos mandar a los chicos, no los mandemos. Pero no nos dan garantías de seguridad. Solo hay dos policías afuera, no hay detectores de metales, no pueden revisar a los chicos si los padres no autorizan a que se haga. ¿Cómo sabemos que nuestros hijos van a estar seguros?”, se preguntó al cierre.

 

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